Los otros días estuve probando la nueva Chevrolet Montana, sobre la que ya opinó C.C. el viernes pasado acá. Lo hicimos en la muy disminuida Cuenca del Salado, en donde con el trigo y los verdeos ya sembrados -y con buen arranque-, necesitan un poco de lluvia para pegar un pique. Pero basta de llanto (algo usual en los chacareros) y citando a Ortega: “A las cosas…”

Chevrolet define a la Montana Premier Turbo Automática como una "SUP" (Sport Utility Pickup) y, en la práctica, es una rival para el segmento de las chatas con estructura monocasco. Yo ya manejé las Fiat Toro (leer mi opinión), Renault Oroch (leer mi opinión) y Ford Maverick (leer mi opinión).

Esta categoría de pick-ups cuadra muy bien en el concepto de un vehículo utilitario de uso urbano (o “chata citadina”, si queremos presumir un poco). El mercado irá delimitando de a poco y por sí mismo -como siempre lo hace- “en dónde encajan los melones”. Yo veo a la Montana como una excelente opción para un uso mixto comercial/familiar, en donde durante la semana llevás a los chicos al colegio, salís a laburar (reparto liviano, con una caja que ofrece buenos accesorios porta herramientas y que se aguanta cargas de 585 kilos). También se puede usar el fin de semana para hacer turismo. Aguanta caminos de tierra, así que se puede pasear por zonas como los caminos de nuestra Cuenca del Salado, siempre y cuando no llueva fuerte.

Estas pick-ups también me parecen muy útiles para otros usos recreativos: caza, pesca y hasta safaris fotográficos. En la caja hay lugar para llevar las bicis de los chicos, sillas y hasta una mesita plegable.

Me gustó el diseño, sobre todo en esta unidad en color oscuro: le cae re-bien. Las llantas de esta versión Premier son golazo de GM.

En la posición de manejo mi principal crítica es a la puerta de acceso: es muy corta y el respaldo del conductor queda ubicado por detrás del parante central (Pilar B). Eso te obliga a cierta sinuosidad en donde los años y los kilos te juegan una mala pasada, pero que, una vez superado el trance y dentro del habitáculo, se olvida rápidamente por una buena terminación y excelente visibilidad.

Al arrancar vemos que el motor delantero y transversal encaja bien con sus tres cilindros en línea: tiene una potencia de 132 cv y un torque de 190 Nm. Es más que suficiente para una reacción ágil, que se lleva muy bien con la caja automática de seis marchas. En cuanto la pisás un poco hace un ronroneo que -sin ser un Porsche- nos trae (a los no tan jóvenes) una cierta reminiscencia al equipo Abarth de los '70.

Dijimos ya que la butaca es cómoda (aunque sin ajustes eléctricos, que bien se merecería el que pague este modelo de tope de gama con un precio de lista de 14.3 millones de pesos) y armoniza muy bien con las distintas posiciones del volante, que  ayudan a una posición descansada.

La probamos en caminos de tierra y ripio y si bien uno se siente algo “cerca del suelo”, las llantas 17 pulgadas dan un despeje satisfactorio sin ser una chata clásica (que no lo es ni lo pretende ser, of course). La suspensión delantera independiente tipo McPherson con barra estabilizadora y amortiguadores telescópicos y una trasera semi independiente con eje de torsión y amortiguadores presurizados completan un buen desempeño dinámico.

Creo que todas las pick-ups del mercado argentino -incluyendo a las más grandes y costosas- tienen algo que aprender de la nueva Montana. Merece ser destacada la caja de carga, con un volumen en alto que compensa lo que le falta de largo (para quien piensa en una de las chatas tradicionales del mercado). Tiene anclajes suficientes con lo que podés envolver "tipo matambre" lo que se te antoje. Y lo más importante es que tiene cobertores de caja bien estancos, donde no se fitran el agua ni la tierra.

Esta unidad venía con un opcional como el cobertor de apertura eléctrica, que ya es un lujo que no ofrece ninguna otra pick-up en nuestro mercado (ver video abajo). Como si fuera poco, la caja de carga además viene de serie con luz y toma de 12 voltios. Además, pagando aparte, se pueden comprar unos separadores de caja para transportar objetos chiquitos y que no se te "mezcle la hacienda".

Chevrolet no es la primera en entrar al segmento de las pick-ups monocasco, pero vino a competir con un producto que le da una gran lección a todos los fabricantes de chatas: la caja de carga es lo más importante de estos vehículos y GM no se olvidó de eso. Porque, para otras cosas, nos compraríamos una SUV.

Es tan buena la caja que C.C. ni se quejó a la hora de cargarla hasta el tope con leña de espinillo, piquillín y cina-cina. ¿Qué hará este sujeto con tanta madera en la República de Béccar? De algo estoy seguro: este tipo no se dedica a la carpintería.

¡Hasta la próxima!

J.C.

Galería: Crítica: Chevrolet Montana 1.2 Turbo Premier


ADEMÁS

En el Twitter de @Motor1Argentina

 
Enviá tu noticia a novedades@motor1.com