Esta no es una crítica convencional de Motor1 Argentina. Es una nueva "crítica de larga duración". Eso significa que cada entrega mensual no tendrá la estructura convencional de nuestras pruebas de manejo. El Fiat Pulse, por ejemplo, ya la probamos con el formato de crítica tradicional en su versión Impetus (ver nota), en su versión 1.3 CVT (ver nota) y también fue probado en pista para el Ranking Motor1 (leer acá).

El objetivo de la "crítica de larga duración" es que el vehículo de pruebas permanezca en nuestras manos durante mucho más que la crítica tradicional de una semana y mil o dos mil kilómetros. La idea es probarlo durante varios meses para aplicar usos (y abusos), que nos permitan encontrar virtudes (y defectos) que no afloran en un test tradicional. A todo esto se suma el hecho de que los vehículos en estas pruebas de largo aliento pasan por las manos de todos los integrantes de la redacción de Motor1 Argentina.

La introducción del Fiat Pulse Impetus se publicó acá; el primer informe mensual acá; y el segundo informe mensual acá. Ahora es el turno de la tercera entrega.


Semana 1 y 2 - Carlos Alfredo Pereyra

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Me trajeron en auto desde un estacionamiento subterráneo. Escuché el algo ruidoso motor tres cilindros con su firma irregular que se asemeja a un diesel repechando la cuesta y fruncí el ceño. Fue sentarme en el Fiat y comenzar a rodar para percibir una temprana (y equivocada) primera sensación. Me dije a mi mismo: "Esto va a ser una torta".

Siempre que recibo un nuevo auto para probar lo llevo por calles y por tránsito urbano para familiarizarme con su tamaño y comandos; recién después de unos buenos kilómetros me subo a una autovía o autopista para comenzar a observar su comportamiento en tránsito fluido. Fue así que luego de rodar unos minutos por la General Paz, ya la opinión iba mejorando. Solo sentía que los pilares A y la tinta negra perimetral del parabrisas dibujaban un contorno algo sofocante o claustrofóbico para mi campo visual. Lleva un tiempo acostumbrarse a esto. Todo sea por la seguridad estructural. En gran parte esta limitación visual se soluciona encontrando la correcta posición de manejo. Las múltiples regulaciones de asiento y volante se encargan de lograrla.

En las inmediaciones del túnel Constituyentes, hacia el centro de Buenos Aires hay una obra de pavimento inconclusa; resultado: un bache tamaño pileta (con borde de pileta). No lo vi, y las ruedas del lado derecho cayeron allí. Sentí el tope de la suspensión delantera en ese flanco, y me sirvió como advertencia. El rodado con talón bajo puede ser una combinación letal encontrando esos bordes filosos. Volvería a suceder.


A comer polvo

Sin que esté en los planes iniciales, el Pulse recorrió bastantes tramos de tierra. Muy buen comportamiento.

Si bien tuve al Pulse Impetus por unos días en la ciudad, la misión principal fue dirigirme en compañía de mi amigo Gustavo Feder (Autohistoria) a realizar una nota a un fabricante de remolques en el sur de Santa Fe. Hacia la localidad de Villa Cañás nos dirigimos en una calurosa jornada, como todas las que han caracterizado a este bochornoso comienzo de año. Rodamos por la Ruta Nacional 7 hasta llegar a la salida a la Ruta 31 (zona de obras pasando Carmen de Areco) que nos llevaría hacia Salto y Rojas, para desviarnos por un camino que no lo teníamos marcado como de tierra: Ruta 45. Ya estábamos allí, por lo que no había vuelta atrás. Era cuestión de meter el auto en un tramo de polvo y terreno desparejo. La seca hizo que rodando a unos 60 km/h levantemos una densa nube detrás nuestro, por lo que comprobamos lo bien aislado que permanece el habitáculo frente a la densidad de polvareda. También pudimos constatar que el despeje no resultó del todo suficiente, tocando fondo, a veces, con la panza del Pulse; lo que obligaba a salirse de la huella y transitar por las crestas, es notable la ausencia total de barro o charcos desde hace meses. Lo desparejo y roto del camino fue un desafío, la dirección con asistencia eléctrica responde bien, pero debajo de la arena suelta había disimulado otro escalón; y la suspensión volvió a hacer tope. Por suerte las cubiertas y las llantas resistieron.

Al salir de la tierra y retomar la ruta asfaltada se pudo comprobar lo bien que rueda en caminos secundarios. De nuevo en asfalto el ritmo de rodaje es el secreto para alcanzar grandes distancias; el Pulse lo hace más fácil ya que puede realizar sobrepasos con gran seguridad gracias a su buena aceleración. El control de crucero se encarga de sostener la velocidad en las tediosas y desiertas rutas con un tránsito monopolizado por camiones y pick-ups que viajan en ambos sentidos.

Algunos cruces de rutas, y cambio de superficie a transitar; al tomar la Ruta 94 el piso es de hormigón y el Pulse se siente muy a gusto sobre ese tipo de camino. Ultima localidad: Teodelina, pasando cerca de su Laguna Chañar (muy seca también),y de su enorme pileta pública. Un tramo más y llegamos a destino. Allí nos quedaríamos casi todo el día para producir esta nota

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Postales de la Zona Núcleo. La estación de tren de Villa Cañás muestra los silos, su playa de tolvas de carga; y su patio opuesto es la playa de maniobras para buses de la terminal de micros. Todo en uno. 

El regreso sería por Ruta 8, más veloz y también más transitada. Esta es una ruta troncal y su tramo como autopista recién comienza en las inmediaciones de Pergamino, demasiado cerca de Buenos Aires, las autopistas de doble carril deberían extenderse mucho más. La cantidad de vehículos circulando lo amerita. En este camino nos llovió (apenas 15 minutos de forma torrencial) y luego continuamos sobre seco. Nubes lluviosas perdidas que nos permitieron comprobar la eficacia del sistema de lavado y limpiaparabrisas con varios modos y velocidades. Punto a favor también para la dotación lumínica led del Pulse Impetus, que incluye luz de esquina.

Una primera impresión algo distorsionada, se fue convirtiendo en una certeza de buen andar en ruta, buena respuesta al acelerador y buen confort a bordo. Solo mencionar la calidad de materiales que se perciben algo pobres, o los exiguos espesores en piezas hápticas claves como el interior del centro de volante, a veces las yemas de los dedos recorren el reverso del accionamiento de bocina, y detectan el mínimo espesor del borde. Sensaciones al volante.

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El frontal del Fiat Pulse es la imagen más atractiva de este vehículo.

Sentado al volante uno puede recorrer muchos kilómetros. El cansancio tarda en aparecer; buen dato para comprender la eficacia de su ergonomía bien resuelta en lo que a asientos y regulaciones respecta.
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Cielo gris, como el Pucará que descansa en el pedestal del aeroclub de Villa Cañás. El color del Pulse combinó perfecto.

Muchos kilómetros en la Crítica de Larga Duración del Fiat Pulse Impetus
Polvo impalpable de la mas grande seca en las últimas décadas

Semanas 3 y 4 - Leonardo Valente

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Este es el segundo auto “sin pilitas” que tuve la oportunidad de probar para Motor1. La primera había sido la Fiat Toro (ver nota), en ambos casos por una cuestión de necesidad, y claro, porque me gusta probar autos. En mayo la pickup de Fiat me sirvió de muleto a la espera de mi Toyota Corolla Cross, y en este caso, como un buen transporte de vuelta a casa tras la maravillosa experiencia con Porsche en Chile (leer nota). Dos vehículos muy distintos, pero del mismo fabricante y con muchas cosas en común.

Cito la experiencia en Chile porque aún mientras estaba allá, le escribí un mensaje a C.C. preguntándole si era posible bajarse del Panamera… y no querer rociar el Toyota con un bidón de nafta. En realidad, cualquier cosa a la que me subiera después de manejar 700 caballos y lujo en cada detalle iba a ser una experiencia fuerte. Sin embargo, y sin querer hacer la mínima comparación este chiquito simpático más crossover que SUV fue artífice de un buen regreso a la normalidad.

Lo retiré en Béccar y dos cosas me hicieron la vida más fácil: la excelente climatización, en un día húmero y muy caluroso, y el navegador estándar de Fiat que está en comodidad muy por encima de los que Android Auto me puede ofrecer. Sin dudas estos últimos suman ventajas en actualización, información de cámaras, etcétera, pero la velocidad y calidad de esta herramienta es notable. Todavía sigue estando muy bueno que no los saquen solo porque suponen que vamos a viajar conectados, una ventaja notable sobre mi “auto Fome”, que si o si me obliga a hacer malabares con el wifi o usar un cable si quiero una conexión estable.

El trayecto ese mismo día a Bahía Blanca me permitió conocer dos elementos que son claves y juegan entre sí en este vehículo: la notable capacidad de aceleración y recuperación del motor 3 cilindros turbo, y el consumo asociado de combustible.

El primero es positivo y bienvenido: el auto recupera de manera brillante, efectúa sobrepasos con solvencia, y al menos con las velocidades legales vigentes, no debería necesitarse nada más para tener una experiencia rutera.

El segundo, no tanto: los kilómetros de autonomía fueron bajando con otro ritmo que los reales que iba recorriendo, incluso en un escenario favorable al bajo consumo como lo es el rutero a velocidades legales. Llegando a Gorchs (General Belgrano, Buenos Aires) me pasaron dos cosas. Me di cuenta de que no me iba a alcanzar la nafta para llegar a mi parada habitual en Azul, y además que no había comido desde el desayuno en el hotel del aeropuerto de Santiago en la madrugada de ese domingo.

Para matar dos pájaros de un tiro paré en el ACA de esa localidad, con más ganas de probar los célebres sándwiches (sánguches, en este caso) de crudo, queso y manteca que tanto promocionan algunos influencers gastronómicos en las redes. Para mi pesar, a esa hora de la tarde ya se habían acabado, con lo que lo único que me restaba era cargar combustible. Una sorpresa agradable: la tapa del tanque pide que le demos nafta súper (95 octanos), supongo que por la distinta compresión del turbo, compensando en alguna medida el mayor consumo. Por suerte esa carga fue suficiente para llegar hasta Bahía, ya de noche.

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El ACA de Gorsch.

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La Parada Sanguchera más famosa de Argentina (antes de que surgieran otras copias).

Por esa razón, en este primer viaje también pude probar las ADAS. Sigue faltando mi favorita, el control crucero adaptativo, y honestamente aún no creo que sume mucho el control de carril, o el frenado de emergencia que en ciudad suele alertar erróneamente, pero las luces automáticas son un accesorio de seguridad que debería ser estándar, o como también le critico al resto de las marcas, un opcional que se pueda escoger sea cual sea la versión.

El resto de la primera semana consistió en traslados urbanos tradicionales, no sin juntar a los primeros fans del chiquitín: Mi hermana que le tiene muchas ganas, los nerdos de mi equipo de trabajo, amigos que no quisieron dejar de probarlo… me llamó la atención en general que todos tuvieran querer tener algo que ver con este Pulse.

La siguiente semana fue una de las más entretenidas de la convivencia con el auto. El viernes a la tarde, y con motivo de participar de la primera Fiesta del Cubanito, llegaron desde Buenos Aires los hermanos C.C. y O.C., y en su inefable Kangoo mi socio Javier y su hijo Joaquín. Esa misma noche los llevé a conocer el magnífico espectáculo del Midget, que ya fue relatado en esta nota, pero como anfitrión dedicado que pretendo ser la agenda no quedó en esos dos eventos.

El sábado tuvimos la oportunidad de ir a visitar el laboratorio de mis amigos Marcos, Maxi y compañía en la ciudad de Punta Alta, un lugar mágico donde aparte de la electrónica de las Innobattery se hacen muchos desarrollos vinculados con potencia para vehículos eléctricos, cargadores, gestión de baterías, internet de las cosas y varios proyectos que el contingente pudo conocer pero que por esas cosas de los NDA’s mucho no se pueden contar. También fue la oportunidad para que Maxi, que anda dando vueltas por los vericuetos del mundo de los planes de ahorro pudiera conocer al Pulse y confirmar que valía la pena -para él- poner unos cuantos pesos por arriba del cronos, y sobre todo esperar unos meses.

La visita continuó en el Museo de la Aviación Naval, en el ingreso de la Base Comandante Espora, ya nuevamente en la ciudad de Bahía Blanca. Custodiado por uno de los legendarios A4Q que protagonizaron el ataque y hundimiento en el Estrecho de San Carlos a la Fragata Ardent, y en el recinto de un antiguo cine, nos encontramos con un paseo muy cuidado por toda la historia de la fuerza, incluyendo fotos, trajes, cascos, una notable cantidad de maquetas y documentación en un paseo que realmente deslumbra a todos los fanáticos de la aviación. Pero, además en los exteriores del mismo museo encontramos una réplica de la pista del antiguo portaaviones 25 de Mayo (POMA) y numerosas aeronaves en muy buen estado de conservación. Aprovechamos para hacer algunas fotos que acompañan a la nota en tanto el tremendo calor nos permitió hacerlo, por suerte adentro del pulse (y de la Equinox RS que también acompañó el recorrido) la climatización cumplió sobradamente con su papel.

La última escala de esa tarde también estaba programada y fue otro museo, en este caso pared contra pared con la casa de mis padres (y la mía hasta casi los 30) se encuentra el fabuloso Espacio TEC, que tras el cierre de su equivalente en CABA es la colección de Retroinformática más importante de Latinoamérica. Un recorrido que incluye viejas calculadoras mecánicas y digitales, grandes computadoras comerciales (mainframe y minicomputadoras) y sobre todo una enorme muestra interactiva de microcomputadoras, videojuegos y computadoras personales de los ‘80 y los ’90.

Merced a un cuidado trabajo de museología, y el trabajo de un grupo de voluntarios, pudimos ver en funcionamiento equipos legendarios que supieron ser el primer contacto de muchos de nosotros con el mundo de la tecnología: Commodore 64 y Amiga, Spectrum, MSX, Apple II y Macintosh, Texas Instruments, Ataris, Sega, Nintendo, y también algunos simuladores de videojuegos clásicos de salón.

El equipo del museo había preparado para la visita la instalación de varios juegos vinculados con los autos y la conducción, y no fallaron. A CC le cambió la cara cuando vio "ese juego con el Peugeot de Rally” y terminamos haciendo un repaso por los más grandes clásicos del volante en la pantalla.

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Espacio TEC, en Bahía Blanca.

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¡Gracias por invitarnos a jugar!

Viendo tanta PC de los 90 el lugar me inspiró una idea que podría sumar mucho a este Pulse: ¿recuerdan el botón “turbo” que traían las 286/386? Si bien sonaba a un botón mágico que aceleraría todo, en realidad hacia exactamente lo contrario: permitía enlentecer la computadora y hacerla compatible con aplicaciones o juegos viejos que necesitaban menor potencia o velocidad de reloj.

Este Fiat tiene un botón Sport (andaba más o menos en la unidad probada) que en teoría mejora las reacciones de acelerador, cambia la reacción de la dirección y ofrece una gráfica nueva en la pantalla. Y la verdad es que este motorcito no necesita más, sino la opción de poder reducir sus prestaciones, tanto en ciudad como en ruta, y recurrir a este botón en el caso de un sobrepaso, por ejemplo, si esa funcionalidad aportara a un menor consumo creo que sería más valorada.

La colección de Espacio TEC también incluye bichos raros (y caros) que tal vez en su momento eran muy difíciles de tener, y sobre todo de usar: Desde computadoras Silicon Graphics o las primeras laptops hasta una consola Neo Geo, todo se puede ver, tocar y en muchos casos usar en este museo muy pero muy recomendable. Seguramente volveremos pronto con la temática de autos y juegos, porque a pesar de la tarde tórrida y la necesidad de parar por un poco de hidratación y siesta, todos la pasamos muy bien.

Es la primera vez desde que pruebo autos para Motor1 que mi vehículo personal es más costoso o de un segmento superior al que pruebo, y en teoría mi Toyota Corolla Cross tenía todas las de ganar. En varias así es, seguridad pasiva, espacio interior, calidad de terminaciones y sobre todo consumo son las características que recuerdan la diferencia en precios entre uno y otro, sin embargo la “interfaz de usuario” del Pulse es notablemente más amigable con su conductor que mi auto residente, y eso lo pudimos comprobar la semana final de nuestra convivencia.

Volviendo al consumo, otra vez me volvió a confundir bastante la promesa de autonomía del tablero completamente digital (idéntico al de la Toro que probamos el año pasado), siento que especialmente en el ámbito urbano, no resulta confiable la indicación de kilómetro por recorrer que ofrece tras una carga de combustible, honestamente no se si es el manejo “divertido” al que invita permanentemente o simplemente una mala interpretación de la computadora, pero 9 litros o más cada 100 km es más de lo que esperaba ver y un contraste notable con los 5 l/100km del híbrido, como siempre todo depende de la óptica con la que se lo mire.

Otro destino fue visitar a la familia de mi esposa en La Pampa, y ahí terminé de definir el carisma de este auto: es, para mucha gente, sencillamente encantador. En viaje hacia Santa Rosa me sorprendió un consumo más contenido que los trayectos anteriores, que me permitió llegar con medio tanque a destino, aun manteniendo un ritmo interesante y en un tramo que es ligeramente cuesta arriba. La familia cómoda y contenta a pesar del auto más chico: la disponibilidad de cargadores USB, la disposición del espacio en general y la conectividad impecable de Android Auto hicieron que el viaje fuera muy llevadero.

Si bien hace tiempo que vemos algunos Pulse rodando por nuestras calles, las aún escasas unidades disponibles hacen que todavía sea una curiosidad, y desde mi esposa que no lo había prácticamente usado, hasta el resto de su familia todos quedaron encantados con el Fiat.

También pude comprobar una de las razones que explican el crecimiento de los crossovers y SUV en general: Al otro día de llegar le dieron el alta médica a mi suegra de una operación de cadera, en la familia no faltan vehículos, incluyendo su Trailblazer nueva, Corolla, Cronos, o la Hilux del campo. Sin embargo, algunos vehículos resultaban muy altos y otros muy bajos para ese momento de convalecencia, convirtiendo al Pulse en la mejor opción para llevarla desde el sanatorio hasta su casa. A veces despotricamos de la irracionalidad del segmento versus la lógica invencible del sedán o la rural, pero existen razones subjetivas que quizá no terminamos de apreciar detrás de este fenómeno y cruzarlas con los segmentos etarios que tienen poder adquisitivo para elegirlos.

También en Santa Rosa todos los familiares quisieron su vueltita con el Pulse, y a la vuelta yo quise insistir en mi búsqueda de sánguches famosos, en este caso en el parador “Las Dos Rutas” de Padre Buodo, sobre la RN 35. Sin embargo, los domingos, día escogido para el regreso dicho restaurante no abre al público, razón por la cual también me quedé sin sus legendarios emparedados de jamón crudo.

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"¡Volveremos!"

Sobre el fin de la semana llegó el momento de devolver la unidad, directo y -casi- sin escalas de casa a la Torre de Béccar. Todavía quedaban 700 kilómetros para seguir probando y entendiendo algunas características.

Ok, gasta, saliendo con casi medio tanque tuve que parar dos veces camino a Capital, pero no puedo desconocer el excelente desempeño rutero del Pulse. Empecemos por uno de los aspectos más criticados en el foro: la caja CVT de 7 marchas simuladas (y una sobremarcha que solo aparece en Drive) es excelente, vengan de a uno. Sea por los 200 Nm de torque disponibles desde muy abajo, por el suave escalonado artificial que propone, o especialmente porque no se va a 5000 rpm en un kickdown sino que propone algo mucho más parecido a bajar uno o dos cambios, en la ciudad es super cómoda, y rutear es un placer, quizá a costa de un consumo más alto que el esperado pero sin lugar a dudas uno siente seguridad y contundencia en cada sobrepaso.

Como había comentado antes, también el confort a bordo hace muy llevadero cada tramo, la insonorización es más que adecuada, y el pack de asistencias sin ser fundamental tiene una intromisión moderada.

La segunda carga de combustible fue momento de revancha: A media mañana el ACA de Gorchs si tenía sánguches, básicamente agarran una pata de jamón, y la rodean con unas fetas gruesas de queso y dos panes. Demoledor. No sean como Valente y en vez de un cafecito pídanse un par de litros de agua, los van a necesitar, no dejen de conocerlo en su próximo viaje por la RN3.

Venía con expectativas limitadas y más necesidad de transporte después de un viaje extenso que otra cosa y me terminé encariñando muchísimo con este Crossover. Como dije antes, un vehículo encantador que atrae en especial a las mujeres y familias, con un motor contundente en prestaciones.

Por lo pronto Fiat acaba de hacer una movida en el sentido correcto con este auto, consistente en el lanzamiento de la versión Audace que quita algunos equipamientos más o menos prescindibles, pero mantiene el excelente conjunto mecánico.

Como también comenté más arriba, cambiar la configuración del botón Sport o configurar una opción Eco terminaría de redondear un producto brillante que, por ejemplo, ofrece muchas cosas que siempre esperé de mi anterior Renegade 1.8 y nunca pude tener, y que le vendrían fantástico al producto de Jeep en su versión Sport. Hoy por hoy el Pulse es uno de los productos más convenientes del mercado, claro, si conseguís quién te venda uno.


Estadísticas

Fecha de ingreso de la unidad: 4 de noviembre de 2022 (odómetro total en 12.468 kilómetros)
Kilómetros recorridos en el tercer mes: 3.995 kilómetros (odómetro total en 24.965)
Consumo registrado en el tercer mes: 9.1 l/100km
Problemas registrados en el tercer mes: El botón del modo Sport se encuentra "hundido" y se complica accionarlo. Mal funcionamiento de la central multimedia.


Galería: Crítica larga duración: Fiat Pulse (tercer mes)

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