El Citroën C3 fue uno de los lanzamientos más importantes del 2022 en la Argentina. No sólo el comienzo de la nueva estrategia "Lacoste Low-Cost" de la marca francesa en nuestro mercado (leer nota). También marcó la llegada del auto que se convirtió en el 0km con el precio de lista más barato de la Argentina (ver cifras).

En Motor1 Argentina, el C3 1.6 VTi de 115 cv ya fue probado por tres integrantes del equipo: Carlos Cristófalo (leer opinión), Orly Cristófalo (leer opinión) y Paul Szebesta (leer opinión).

Cuando Stellantis ofreció probar la versión con el motor más chico (1.2 de 82 cv), la gente de Motor1 me pidió mi opinión. Manejé una semana el C3 PureTech 1.2 12v First Edition, que en la lista de precios de enero tenía un valor de 4.07 millones de pesos. La crítica completa se reproduce a continuación.


Intro

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Que el C3 fue uno de los lanzamientos más importantes del año pasado ya se dijo. Que, a pesar de llamarse C3, no tiene nada que ver con su homónimo francés, seguro que también. Y por supuesto, que se fabrica en Brasil y comparte plataforma con el Peugeot 208 que sale de Palomar. Pero el dato introductorio más sorprendente del nuevo C3, en mi opinón, ocurrió durante el evento de  presentación, allá por octubre de 2022. “Será el auto más accesible del mercado”, dijo uno de los voceros que lo presentó, y fueron palabras que hace años no se escuchaban por estos lares, al menos con la confianza de estar diciendo algo positivo. Claro que luego ese claim tiene que vérselas con las realidades del mercado local (disponibilidad, sobreprecios, etcétera), pero no cambia la lógica del producto, que es la misma que en Brasil, y seguramente lo será también en India y los otros "mercados emergentes" en los que se comercialice.

Parece una tontería, teniendo en cuenta que un menor costo siempre ha sido uno de los mejores argumentos de venta para cualquier tipo de producto, en cualquier mercado y a lo largo de toda la historia del comercio. Pero, en la industria automotriz local, venía siendo un poco distinto. Desde hace un largo tiempo pareciera haberse instalado entre las principales marcas generalistas una especie de terror a competir por precio, incluso en los segmentos más bajos, a riesgo de que sus autos fueran tildados de "populares" o –peor aún– “baratos”. Por el contrario, casi todas promocionan sus productos como “aspiracionales”, esa palabra que suena como un mantra, se apuntala desde el marketing, y cuyo único objetivo es generar más rentabilidad solo con el peso ciertos valores intangibles. Es más, algunas hasta han llegado a promocionar sus modelos económicos como “premium”, como si el mero hecho de usar esa expresión hiciera a esos productos más deseables o las habilitara a cobrar más por ellos.

En ese contexto, lo de Citroën me pareció honesto, audaz y hasta disrruptivo. Y me puso contento, porque es lo que unos siempre espera de la marca del Doble Chevrón.


Por fuera

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Voy a empezar diciendo algo que puede sonar contradictorio: el nuevo C3 es un auto que no me gusta especialmente, aunque me encanta su diseño. Lo voy a argumentar. En la primera afirmación no hablo de otra cosa más que de "mi gusto" en particular. Ojo, no es que me disguste ni mucho menos, sólo que prefiero otro tipo de soluciones y recursos estilísticos más “atemporales”. Ahora bien, si hablamos de diseño, es todo otro cantar. Porque ahí mi evaluación pasa por los recursos con los diseñadores contaban, y cuánto se aproxima el resultado al objetivo que se propusieron. Aplicando ese criterio, el C3 está muy bien resuelto. 

Para dar un panorama rápido, es un auto que cliquea casi todos los casilleros que hacen que un modelo de este precio resulte atractivo y deseable para el tipo del cliente para el cual está concebido.

Para empezar, Ciroën lo presenta como un "Hatchback con actitud SUV”. Podría pensarse que se trata del típico recurso de la cosmética “cross”, que ya hemos visto en infinidad de modelos de este segmento, pero el C3 da un pasito más allá. El despeje y postura del auto, (pero sobre todo sus proporciones, con un capot alto, una parrilla bastante vertical y los volúmenes bien marcados), lo podrían ubicar perfectamente como un SUV del Segmento A (citycar), que es la categorización que para mi mejor le calza. La cuestión es que, con muy buen criterio, decidieron darle un formato que es el más demandado por el mercado. Y el resultado es un coche de aspecto robusto, pero con la suficiente tensión e interés visual en las superficies como para que no luzca amorfo o aburrido. "Morrudito", sería el adjetivo que mejor le calza.

También hay un buen trabajo en la parte gráfica. La trompa expresa decisión, sin caer en sobreactuaciones de agresividad, y tiene un look bastante techie y actual, con esas dos filas de luces que juegan con los listones de la parrilla y se abren para generar una firma visual de ‘X', muy distintiva y alineada con el estilo global de la marca. También la pegaron con el “Color & Trim” (los recursos color y terminaciones), sobre todo en las versiones de tope de gama con carrocería bicolor, que traen a un segmento inferior esas características exclusivas de modelos más caros. Y un aspecto que me parece clave: volver a usar colores distintivos en las versiones “hero”. En un contexto en el que más del 80% de los autos son monocordes a nivel cromático (blanco, negro, gris), un color como el “Azul Spring” de la versión de lanzamiento le da una ventaja enorme porque llama mucho la atención en la calle. Y del “qué lindo color” al “qué lindo auto”, hay un paso no tan largo para mucha gente.

En resumen, el C3 no solo cliquea todos los casilleros como para “estar en la onda”, sino que todas esas soluciones están muy bien ejecutadas. Claramente no será un auto elogiado por los que solo piensan la belleza en términos de Ferraris o Raptors, pero llama la atención positivamente entre amplias mayorías y va a generar un consenso como auto “lindo y simpático”.


Por dentro

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Acá Citroën también acierta con un diseño que no es rupturista, pero sí bastante fresco y “relajado”. Lo más interesante pasa por el equipamiento, que se alinea con la nueva filosofía que Citroën está proponiendo desde la presentación del concept Oli (o incluso desde antes, con el Ami): “Assez”, que significa “suficiente” en francés. La idea es que no hace falta que los autos tengan tantas cosas, sino solo las mínimas necesarias para cumplir con su función. Por supuesto que el concepto “Assez” es mucho más ambicioso y está planteado como alternativa para al futuro de movilidad, pero también aplica perfecto para un auto “accesible”, como el C3 regional.

El primer lugar donde se nota es en el instrumental del tablero, con una presentación muy modesta y una cantidad de información reducida a lo más elemental. Dejará gusto a poco (poquísimo) para cualquiera que haya manejado alguna vez un auto con un tablero tradicional, pero a mí personalmente no me molesta esa austeridad: me parece que va acorde con la filosofía del auto. Lo que me parece imperdonable es que el único comando para alternar entre la escasa información disponible (autonomía, dos recorridos para controlar combustible consumido, consumo promedio y kilometraje total y parcial), sea con una perilla larga y finita que se pulsa, ubicada en la base del tablero. La forma más fácil de accionarla es metiendo la mano a través del volante, lo cual no solo es incómodo e impráctico, sino peligroso, en el caso de que a uno se le ocurra querer chequear el consumo instantáneo mientras está manejando y justo tenga que hacer una maniobra evasiva.  Ergonomía, a marzo.

El resto del interior se ajusta a esta premisa de “lo necesario”, en la que delicadezas como plásticos blandos y materiales más nobles resultan superfluas (aun así, se permite un par de terminaciones “coquetas”, como la plancha perforada frente al asiento del pasajero). Pero lo realmente necesario está: una posición de manejo muy correcta (aún sin volante regulable en profundidad); espacio suficiente en altura y superabundante para  las piernas en las plazas traseras (muy por encima del promedio del segmento); y un sistema multimedia excelente, con una gran pantalla horizontal de 10 pulgadas, intuitiva y fácil de usar, que espeja celulares en forma inalámbrica. Tan relevante es el factor conectividad para el C3, que hasta ofrece dos puertos USB para las plazas traseras. Eso sí, para acceder a este nivel de tecnología interior, hay que escalar a partir de las versiones Live Pack, porque la Live de entrada de gama viene con una pantalla más modesta de 7 pulgadas y sin Android Auto o Apple Car Play.


Seguridad

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Los datos dicen que el C3 viene de base y para toda la gama con ESP, ABS con repartidor electrónico de frenada, control de tracción, ayuda de arranque en pendiente, airbags frontales para conductor y acompañante, y fijaciones Isofix en los asientos traseros. Como aún no hay una prueba de choque de LatinNCAP que sirva como referencia para evaluar su integridad estructural, una comparación objetiva en términos de equipamiento de seguridad lo pone por debajo del promedio de su segmento (en el que hay modelos muy bien equipados, si bien más caros), sobre todo por la cantidad de airbags, que deja gusto a poco. Algo similar puede decirse de los frenos (discos delante, tambor atrás) que cumplen bien a bajas velocidades, pero estaría bueno que detengan el auto en una distancia más corta desde velocidades más altas.

Mi opinión personal en este tema de seguridad –que creo que nos debemos una discusión en profundidad, que ponga en cuestión qué entendemos realmente por ese término– es que el C3 cumple con la regulación local y eso es suficiente para ser una opción perfectamente válida. Luego, dependerá del grado de prioridad que los potenciales consumidores le asignen a la cantidad de equipamiento de seguridad disponible. Si esa demanda/expectativa es muy alta, se recomienda migrar hacia otras opciones.


Motor y transmisión

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A esta versión la impulsa un motor tricilíndrico de 1.190 cc que eroga una potencia máxima de 82 cv (a 5.750 rpm) y un torque máximo de 115 Nm a 3.750 rpm. Es un motor bastante moderno (mucho más que el 1.6 de las versiones superiores) que también equipa a las versiones de entrada de gama del Peugeot 208 fabricado en Argentina. La única caja disponible para esta motorización 1.2 es una manual, de 5 velocidades.


Comportamiento

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El C3 es uno de esos autos que, a priori, no genera demasiadas expectativas respecto de su comportamiento dinámico. Para empezar, está su aspecto exterior, relativamente alto, no muy ancho, con ruedas chicas; a lo que se suma esa “tradición” de Citroën de priorizar el confort con suspensiones blandas y de mucho recorrido, que suelen generar bastante rolido. Los 82 cv también suenan bastante humildes, sobre todo en esta época en la que un auto de menos de 100 cv parece que dejara de ser "un auto".

Pero aquí también funciona el concepto de “assez”: “Lo suficiente”. Por el lado del comportamiento, cumple con le premisa de la mullidez que se espera de un Citroën, pero no desentona en términos de firmeza en el andar y estabilidad en curvas y maniobras imprevistas. En definitiva, sorprende por su buen compromiso entre confort y estabilidad.

Por el lado de la performance en línea recta, no hay que pedirle que peras al olmo. Lo prueban los números, que no son muy modestos: 14 segundos de 0 a 100 km/h y 160 km/h de velocidad máxima. Aun así, le juega a favor su bajo peso (menos de 1.110 kg), que lo hace ágil en la ciudad. Para la ruta se desenvuelve lo suficientemente bien hasta las velocidades máximas permitidas, pero no hay un resto de potencia que favorezca las recuperaciones, así que a la hora de los sobrepasos el consejo es enfático: precaución y paciencia.

Punto alto para la dirección, eléctrica y progresiva, que garantiza una excelente maniobrabilidad en el tránsito urbano y correctas sensaciones en la ruta. Punto no tan alto para el accionamiento de la caja, que es bastante quisquilloso y tiende a tironear en primera y segunda (cuesta un poco acostumbrarse). En términos generales, se nota que hay un buen trabajo por parte de los ingenieros del ex Grupo PSA.

Y ahora sí, la más grata sorpresa en el desempeño del C3: el consumo. Hice una buena cantidad de kilómetros combinando aproximadamente un 60% de ciudad y un 40% de autopista/ruta (en todos los casos con un manejo muy moderado), y el resultado promedio que obtuve fue remarcable: menos de 6.5 litros cada 100 km. A diferencia de las versiones con el motor 1.6, que tienen un consumo bastante más elevado, el pequeño pero eficiente tricilíndrico cumple a la perfección con la promesa de “máximo cuidado del bolsillo” que propone el nuevo C3. Por eso, me parece que las versiones con el Pure Tech 82 son la mejor expresión del producto.


Conclusión

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Voy a contar una pequeña anécdota que me pasó en la red social Twitter, mientras probaba este C3. Hice un posteo elogiando el color “Azul Spring”, y hubo muchos comentarios adhiriendo a lo atractivo de la tonalidad, pero varios aprovecharon para complementar su opinión con comentarios muy despectivos acerca del auto (ver abajo).

Entre todos, hubo uno me llamó particularmente la atención: fue el de alguien que calificó al auto con un epíteto muy feo (y bastante usual), entre otras cosas, porque “la expectativa es que cuando abra el capot tenga el mismo color adentro que afuera el auto” (sic). Y es cierto, en el nuevo Citroën, no está pintado el compartimiento del motor (más allá de la correspondiente protección antióxido). No se me ocurre algo más irrelevante e intrascendente para un producto como el C3, en el que lo mejor que le podría pasar a un usuario es no tener que levantar nunca el capot, salvo para cargarle agua al sapito o cambiar el aceite una vez al año.

Ese es el gran desafío al que se enfrenta este pequeño hatchback (“con actitud SUV”): es el típico producto que suele ser víctima de bulliyng por buena parte del grupo de los (autopercibidos) “entendidos en autos”, que solo se sienten merecedores de productos del Primer Mundo, y cuyas expectativas siempre van a ser defraudadas por detalles como la pintura interna del capot, un motor cuyo diseño tiene más de 10 años (o menos de 150 cv) y la falta de plásticos que se hundan al tacto. Me parece muy bien que existan esas críticas –nada más encomiable que la libertad de expresión–, pero me parece mejor aún que Citroën se desmarque de ellas, porque realmente no son relevantes para el tipo de usuario para el que está concebido este auto.

La marca francesa tiene un muy buen producto. Uno que, aún con ciertas omisiones y defectos, resulta perfectamente adecuado para las condiciones y –atención– las posibilidades del mercado regional. Un producto ideal para recuperar volumen y relevancia, sin sacrificar rentabilidad. Y, sobre todo, un auto pensado para reconectar con la gente. Me refiero a todas esas personas que necesitan un medio de transporte lo más barato posible, práctico, espacioso y agradable de ver. Un producto, en definitiva, cuya propuesta de valor está acorde a la cantidad de dinero que están dispuestos a pagar por él.

R.T.

* Director de la Revista Miura.


ARCHIVO PARA DESCARGAR: Ficha técnica Citroën C3

Galería: Crítica: Citroën C3 1.2 Pure Tech


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