Desde Pinamar (Buenos Aires) - Era una mañana con el cielo gris en Detroit, de esas comunes y rutinarias. La reunión de Ingeniería estaba planeada para las 11:30 AM. Todos ingresaron a la sala con sus computadoras y anotaciones. El asunto era decidir el motor de la nueva Ranger P703, en su versión Raptor.

La reunión empezó normal, pero a los cuatro minutos se cortó la luz. De la nada, comenzó a soplar un viento huracanado. Muy raro. Y para peor, el viento se metió adentro del edificio, como si no hubiese paredes. Volaban papeles, muebles, nadie entendía nada. Las luces se empezaron a prender y apagar. Lo mismo ocurría con las pantallas de las computadoras.

De pronto, las nubes se abrieron y bajó un rayo de luz imposible. Si bien no había electricidad, comenzó a sonar con claridad en todo el edificio el tema “We're Not Gonna Take it” de Twisted Sister (escuchar abajo).
En eso, una figura humana en traje de baño, camisa hawaiana, un mojito en la derecha, un habano cubano, anteojos de sol y un sobrero de paja en la izquierda, se materializó y empezó a caminar por edificio, como si estuviera en su casa.
Nadie podía salir de su asombro. Hubo desmayos. Gritos. Estupor. Twisted Sister sonaba cada más fuerte. Los muebles temblaban. Era él: sí, "Él". Lejos de su gesto adusto y la seriedad de los retratos con estricto traje negro era -definitivamente- el mismísimo Henry Ford.
Tenía una sonrisa relajada en la cara, se lo notaba feliz. Doblo un pasillo, avanzó hasta el fondo y llegó hasta la sala de reuniones de Ingeniería. Apenas empujó la puerta, el viento se calmó, la electricidad se cortó por completo y la música cesó. Entró y sin sentarse preguntó:
“Who the fuck decided to put a 2 liter engine in one of our sport trucks?” (¿quién carajo decidió ponerle un motor 2 litros a una de nuestras camionetas deportivas?)
Nadie contestó, todos estaban duros del asombro. Henry se sentó, puso los dos piés sobre la mesa, se bajó los lentes, respiro y dijo: “If you want small, put a V6. And a turbo” ("si quieren un motor chico, pongan un V6. Y un turbo")
Se subió los anteojos, se paró y encaró la salida. Al pasar por el marco de la puerta, se detuvo. Giró, los miro sin anteojos y dijo: “And for Big Momma, a V8. Supercharged, please” ("Y a la Mamá Grande, un v8. Y con un compresor, por favor)
Se puso los lentes de nuevo y empezó a caminar. El silencio se vió interrumpido por un ensordecedor sonido. Era "Thunderstruck", de AC/DC (escuchar abajo). Así, como apreció, se fue. Henry había vuelto. Y dejó tres cosas ese día: la nueva Ranger Raptor con 400 burros, F150 Raptor R con 700 y un tibio sol en la helada Detroit.
La reunión se había terminado. Nunca los ingenieros estuvieron tan contentos. Y nosotros también.


Contacto en los médanos

Ayer, en la presentación que se realizó en Pinamar de la nueva Ranger Raptor (2023), las especificaciones daban “salvaje” (leer comunicado acá). Junto con Orly Cristófalo hicimos un vivo en Instagram, que pueden ver completo acá abajo.

Hoy la usé un ratito y voy a tratar de reflejar las sensaciones. Ya sabemos que la Ranger Raptor anterior tenía de todo, menos un motor con emociones. Entonces, Ford Performance no fue por la fácil de mantenerlo y le puso "más power”. La marca regresó a sus orígenes. A los que hizo que Ford le ganara a Ferrari en Le Mans. A su parte más visceral.

Ford Performance soluciona todo con cilindros, centímetros cúbicos, turbos y compresores. Entonces, si a la nueva Ranger Raptor le ponían 250 cv, era muy bueno. Con 280 hubiera sido extraordinario. Y con 300, algo inexplicable. Bueno, al final le pusieron un V6 naftero con dos turbos con antilag y 397cv. Así, quedó directamente fuera de escala.

El resultado no es mejor. Tampoco es extraordinario. Es directamente salvaje. La nueva Ranger Raptor no acelera: "despega". No salta: "vuela". Y no aterriza: "se apoya". El V6, con el modo "Baja" activado, los dos turbos con carga y la caja AT10 en su mejor condición, no deja bajar el motor de 3.500 rpm en ningún momento, por lo cual todo es "saltar al hiperespacio". Hace muchos años que no me sentía desafiado por una camioneta. La última vez que me pasó había sido en febrero de 2019, cuando manejé por primera vez la F-150 Raptor (leer nota).

Antes, entra la Ranger Raptor y la F-150 Raptor no había ni punto de comparación. Ahora, la Ranger Raptor está mas cerca que nunca (recordemos que la F-150 tiene también un V6 biturbo, pero con 456 cv).

Pero la gran diferencia es que, mientras su hermana mayor se porta salvaje como una full-size, la Ranger Raptor es más chica, más corta y más baja. Tiene reacciones violentas, que sumado a un motor que escupe furia inagotable, hace que llevarla sea un verdadero arte.

Ojo: no es una chata para cualquiera. Es una pick-up para conocerla de a poco, ir buscando los límites y no hacer tonterías. Requiere responsabilidad. Así, te aseguro que vivirás cosas inolvidables (sin romper nada).

Si la competencia quiere hacer algo parecido, necesitará una inversión millonaria y 10 años de desarrollo, que es lo que hizo Ford Performance. La nueva Ranger Raptor puso la vara muy alta.

Cuando Ford Argentina nos preste una unidad durante una semana, podremos profundizar más acerca de su comportamiento. Pero ya les adelanto: uno no prueba esta chata. Es esta chata la que te prueba a vos. La pregunta que hay que formularse, entonces, no es si tenés el dinero necesario para comprarla. La cuestión acá es si tenés lo que hace falta para manejarla. Game Over, muchachos.

J.Ch.

Fotos: O.C.

PD: En breve se publicará una segunda opinión de la nueva Ranger Raptor, firmada por Orly Cristófalo.


ARCHIVO PARA DESCARGAR: Ford Ranger Raptor (2023) - Especificaciones para Argentina

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Jero Chemes en la nueva Ford Ranger Raptor, surfeando los médanos de Pinamar. Mirá la galería de fotos de Orly Cristófalo acá abajo. Más abajo, el Instagram Live de Jero y Orly con la Ranger Raptor.

Galería: Contacto en Pinamar I: Ford Ranger Raptor (2023)

Galería: Ford Ranger Raptor - Argentina

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VIDEO: “We're Not Gonna Take it” - Twisted Sister 


VIDEO: "Thunderstruck" - AC/DC

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