Esta no es una crítica convencional de Motor1 Argentina. Es una "crítica de larga duración". El objetivo es que el vehículo de pruebas permanezca en nuestras manos durante mucho más que la crítica tradicional de una semana. La idea es probarla durante varios meses, para aplicar usos (y abusos), encontrar virtudes (y defectos) que no afloran en una prueba tradicional. A todo esto se suma el hecho de que el vehículo en esta prueba de largo aliento pasará por las manos de todos los integrantes de la redacción de Motor1 Argentina.

En octubre, General Motors lanzó a la venta la nueva Tracker fabricada en Argentina (ver equipamiento y ficha técnica). Al producirse en la planta de Alvear (Santa Fe) y gracias a que comenzó a exportarse a nuevos mercados (saber más), tiene el objetivo de ofrecer una mayor disponibilidad de stock para ganar participación en el segmento de las SUV-B (chicas). El informe del primer mes ya se publicó acá. Esto pasó en el segundo mes.


Semana 1 - Luciano Salseduc

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Fin de año y arranque del nuevo. Semanas agitadas, si las hay. Entre toda la histeria y eventos de verano pude "cantar" la Chevrolet Tracker para usarla unos días. Y fue realmente mi mejor aliada. Anduve de acá para allá, sin faltar a ningún compromiso: asistencia perfecta a las despedidas del año y todos los brindis, sin alcohol obviamente. 

Ya había manejado la Tracker haciéndole varios kilómetros en ruta y ahora fue el turno de usarla en la ciudad. Crucé de Zona Norte a Capital -mínimo- una vez por día. Me encontré con calles en perfecto estado y no tanto. También mucho tráfico, sin importar la hora (imposible esperar algo distinto en Buenos Aires). Y salió victoriosa, por demás.

Fácil de manejar, dócil y sin sobresaltos. La disfruté como si fuera el mejor pan dulce navideño. Insonorización perfecta, para combatir la ansiedad potenciada de un verano alocado. Espacio de sobra para cargar las compras abultadas (y sí, siempre hay que cocinar un montón de comida para que sobre y se coma post cada reunión) y algún que otro regalo. Comodidad absoluta para las ocasiones que estuvo con capacidad completa: todos los que se subieron elogiaron su gran espacio interior. 

Sin ninguna queja, voy a contar lo que le descubrí: la bocina. Todo gracias a la euforia mundialista. Y sí. La efervescencia fue subiendo partido tras partido y no podía ser menos que el resto de los automovilistas, que espontáneamente festejaban una victoria: la Tracker se hizo escuchar y no pasó desapercibida. Con bandera de Argentina en el techo incluida, recordando todo el tiempo que, al igual que Messi, es bien santafecina y argentina. Mejor timming, imposible. Y sí, el que es campeón mundial festeja con el auto que quiere.


 Semana 2 - Orly Cristófalo

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Sí, volví a tener la Chevrolet Tracker en mis manos. Pero esta vez no hubo fiesta del pastelito (ver nota), ni recorridos rurales. Ofició nada más y nada menos que de móvil de Motor1 en una semana que se cargó de eventos y presentaciones. La Tracker se movió en tránsito urbano, breves recorridos en autopista, estacionamientos complicados, horarios ajustados. Y cumplió.

Una de las primeras cosas que voy a seguir elogiando es la dirección: suave, liviana, bien armada a velocidad y para mover con un dedo cuando el estacionamiento es ajustado. Sigo enamorándome de la Tracker como vehículo para uso diario. El motor es ágil y se lleva bien con la caja automática. El tamaño -sin ser un citycar, ni mucho menos- está bien. Llevás cuatro personas cómodas o cinco justas (dependiendo de los tamaños). Se viaja bien. Lo sé porque los periplos incluyeron hacer de remisero para mis hijos y sus amigos.

Mi vecino, el que siempre está atento a qué auto estoy manejando, la mira con cariño y ya me preguntó un par de veces cómo andaba. Hasta le ofrecí ir a dar una vuelta, pero no quiso: no se quiere tentar. Si antes de devolverla a Chevrolet me toca tenerla otra vez, voy a intentar de que salga un "Vecino-Test-Drive". Hola Chevrolet, ¿hay comisión por venta barrial?


Semanas 3 y 4 - Juan Pablo Estévez 

La Tracker en Mar Chiquita, lugar icónico debido a que es la única laguna albufera que tiene la Argentina.

Mi primer contacto con la Chevrolet Tracker se produjo en la semana de Nochebuena: Orly Cristófalo me citó en la sucursal del barrio de Palermo que tiene Renault y ahí metió un "cambiaso": me entregó esta SUV para el Segmento B (Chico) que General Motors produce en Argentina (ver nota) y retiró la Alaskan que Renault también le prestó a Motor1 Argentina para realizar otra crítica de larga duración (más info acá). 

De movida, me sorprendió el espacio interior que tiene la Tracker: en la mayoría de los autos o SUVs de porte chico, mi cabeza suele rozar el techo, pero en este caso la regulación del asiento y el ajuste del volante en altura y profundidad entregaron una gran posición de manejo que agradecen mis 1.87 metros. Además, la visual es muy buena y las terminaciones en cuero son prolijas, por lo que el contacto inicial con este vehículo predispone al conductor de la mejor manera. 

Los primeros días utilicé la Tracker en ciclo urbano y vale destacar que es muy cómoda y ágil para circular en las calles de la Ciudad de Buenos Aires: la calibración de la suspensión es eficiente y la caja automática tiene muy buenas prestaciones, lo que vuelve amena a la conducción. Un punto en contra que encontré es que, al utilizar el cierre centralizado, los vidrios bajos no suben y no se cierran, un dato para tener en cuenta (se extraña el antiguo sistema automático de los viejos Chevrolet).

Me tocó pasar la Nochebuena en Benavídez, Buenos Aires, y llevar parte de la cena que preparó mi novia, junto a un equipo propio que tengo de cerveza tirada, que incluye una bacha de doble acero inoxidable, un barril de 30 litros y una canilla especial para colocarle en la parte superior: todo eso, más dos mochilas, entró a la perfección en el baúl 393 litros que tiene esta SUV. Incluso sobraba bastante espacio, por lo que este es uno de los puntos altos que tiene el vehículo. 

Post Nochebuena encaré un viaje a Santa Clara del Mar junto a mi familia, para pasar año nuevo en la Costa Atlántica, por lo que saqué a la Tracker a la Ruta Nacional 2, realizando una parada obligada en Lezama (KM 156). Cada vez que tomo este camino paro allí porque se encuentra "La Matera", una casa de picadas que hace uno de los mejores sandwiches de jamó crudo y queso, siempre acompañados por una capa suntuosa de manteca. A fines de diciembre de 2022 su costo era de 1.600 pesos y cabe destacar que el sandwich es kilométrico: comen dos personas. 

Si conducir la Tracker en la ciudad ya es lindo, la sensación se potencia en ruta cuando se coloca la velocidad crucero a unos 120km/h (el motor tricilíndrico 1.2 trabaja a 2.000 rpm en esa velocidad): la insonorización es excelente, la climatización trabaja muy bien y en mi caso, que uso Apple Car Play, el sistema funcionó a la perfección y no tuvo cortes cuando reproduje contenido de Spotify

Además, las ADAS ayudan mucho en esta versión tope de gama Premier, que cuenta con alerta de colisión frontal, indicador de distancia de vehículo de frente (las gamas más bajas no la tienen), alerta de punto ciego y control de estabilidad y tracción. Un punto a destacar es que cuenta con seis airbags (dos frontales, dos laterales y dos de cortina) que la vuelven muy segura. 

A diferencia de mis compañeros, que realizaron la crítica del primer mes (leer acá), a mí el consumo de este vehículo no me pareció del todo satisfactorio: en ruta me registró unos 11.8 litros cada 100 kilómetros. Entiendo que la cifra podría ser mejor, aunque no me puedo quejar de la potencia del motor: cuando se acelera con decisión, la reacción es muy buena y se vuelve picante. 

Ya en Santa Clara del Mar, me dediqué a realizar turismo por el lugar y visité Camet Norte, una localidad lindante, La Caleta (que está creciendo a nivel población y empieza a contar con buenas propuestas gastronómicas) y Mar Chiquita, una ciudad que es reconocida por contar con la única laguna albufera (que tiene salida al mar) del país. Volví a Buenos Aires y le entregué la Tracker a C.C., con cierta nostalgia y muchas ganas de volver a manejarla. 

El baúl de la Tracker es muy espacioso: albergó mochila, canasta, bacha y barril de cerveza para la cena de Nochebuena.

El baúl de la Tracker es muy espacioso: albergó mochila, canasta, bacha y barril de cerveza para la cena de Nochebuena.

Antes de salir a la Ruta 2 la Tracker descansó unos días en el barrio de Coghlan.

Antes de salir a la Ruta 2 la Tracker descansó unos días en el barrio de Coghlan.

En Lezama, al lado de la YPF, el local

En Lezama, al lado de la YPF, el local "La Matera" hace los mejores sandwiches de crudo y queso de la Ruta 2.

Recorrimos varios días Santa Clara del Mar junto a la Chevrolet Tracker.

Recorrimos varios días Santa Clara del Mar junto a la Chevrolet Tracker.

La Tracker en Mar Chiquita, lugar icónico debido a que es la única laguna albufera que tiene la Argentina.

La Tracker en Mar Chiquita, lugar icónico debido a que es la única laguna albufera que tiene la Argentina.

También dimos una vuelta con la Tracker por Mar de Cobo.

También dimos una vuelta con la Tracker por Mar de Cobo.


ESTADÍSTICAS

* Fecha de ingreso de la unidad: 11 de noviembre de 2022 (con 624 kilómetros).

* Kilómetros recorridos en el primer mes: 3.009

* Kilómetros recorridos en el segundo mes: 2.252

* Consumo promedio registrado dos meses: 10 l/100 km

* Problemas registrados desde el inicio de la prueba: Ninguno.

 

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