Desde Santa Fe (México) – Esta es la tercera y última parte de la prueba de manejo con modelos de Porsche que Motor1 Argentina realizó en México (ver primera y segunda parte). ¿Lo mejor queda siempre para el final?
Veamos: el 911 GT3 es la versión más pura de la actual generación 992. Es un deportivo pensado para track days, pero que también se puede manejar todos los días. Está derivado del 911 GT3 Cup de competición y no es tan extremo como el 911 GT3 RS (ver nota de lanzamiento).
La fórmula GT3 no es nueva en Porsche. De hecho, esta es ya la séptima evolución de la primera versión nacida en 1999. El nuevo 911-992 GT3 se lanzó a la venta en la Argentina en marzo de 2022, tiene un precio de lista de 584.500 dólares y lo manejamos durante tres días en México.
Esta no es una crítica completa, pero el contacto se reproduce a continuación.
Diseño

Siempre me gustó el 911 GT3. Desde su primera generación tiene la misión de encarnar el espíritu más puro del modelo eterno de Porsche. Como su nombre lo indica, el GT3 es un deportivo derivado del mundo de las carreras (está basado en el GT3 Cup de competición) y es uno de los últimos escalones antes de pasar a los legendarios (y potentes) 911 Turbo y Turbo S.
En Argentina ya se ofrece el 911 GT3 RS (525 cv y 780 mil dólares), que es todavía más extremo y orientado para el uso en pista, pero el GT3 también debe cumplir con la misión de poder ser manejado todos los días.
De hecho, para los más discretos, en la Argentina existe la opción de encargar el GT3 Paquete Touring: no tiene el gran alerón trasero y viene de serie con caja manual de seis velocidades. Es la que yo elegiría (si la pudiera pagar).
Y ya que hablamos de alerón, es inevitable hablar de ese ala de peculiar diseño, que siempre caracteriza a todos los GT3. Desde el primer modelo, con aquél perfil en forma de S, hasta el nuevo y llamativo “Swan Neck”.
“Cuello de cisne”, así denominan en Porsche a este alerón de grandes dimensiones, con soportes superiores en aluminio y ángulo variable (hay que usar un destornillador para ajustarlo). En Porsche aseguran que este diseño aumenta la carga aerodinámica hasta un 50% con respecto a alerones de diseño más convencional.
El resto del diseño del GT3 es igual de espectacular y llamativo: capot y techo en fibra de carbono, difusor trasero, llantas de aleación con tuerca central y neumáticos Pirelli P Zero (255/35R20 adelante y 315/30R21 atrás). En opción, se puede encargar con los Michelin Pilot Sport Cup 2R
Lo mejor: Es un 911 con traje de competición (ver galería de fotos abajo).
Lo peor: El alerón es tan grande que bloquea casi por completo la visión hacia atrás. Por eso, para mí, por favor: con Paquete Touring, sin alerón y con caja manual.
Interior

La butaca deportiva es tan bajita que casi tenés que dejarte caer dentro del GT3. Para ahorrar peso, se eliminó el asiento trasero: es un auténtico biplaza (ver galería de fotos abajo). La posición de manejo es excelente y todo el interior está lleno de detalles deportivos de muy buen gusto: terminaciones en Alcántara, aluminio, fibra de carbono y plásticos de muy buena calidad.
El tablero es completísimo, pero lo mejor es que el GT3 tiene una función que elimina datos, apaga pantallas y te permite elegir sólo la información necesaria. Por ejemplo: sólo el tacómetro y la presión de los neumáticos, para no distraerte.
Como todos los Porsche, sobre la plancha de instrumentos está el clásico cronógrafo Porsche Design. La versión GT3 de este relojito es especial: tiene caja en titanio (el mismo material de las bielas del motor) y el anillo del dial viene en el mismo color de la carrocería.
Por supuesto, también tiene una buena pantalla multimedia, climatizador y equipamiento básico de confort. Pero queda claro que es un auto pensado para ser simple, despojado y lo más liviano posible.
Lo mejor: La posición de manejo es deportiva, pero no te cansa el cuerpo.
Lo peor: Entrar y salir de la cabina requiere cierta gimnasia. Nada grave: es lo que te viene recomendando tu médico hace rato.
Seguridad

Los controles de estabilidad y tracción vienen de serie, pero se pueden desconectar por completo al manejarlos en pista. Además, los GT3 y GT3 RS son los únicos 911 de la generación 992 que no vienen de serie con asistencias a la conducción (ADAS). Se pueden encargar como opcionales, pero hay que pagarlos aparte. Esto, que en cualquier auto de este precio sería un enorme defecto, en los GT3 se comprende. Tenés toda una gama de versiones y modelos de Porsche para elegir si querés asistencias a la conducción.
Lo mejor: El mensaje es claro: “El responsable de manejar este auto sos vos. Y nadie más”.
Lo peor: “¿Responsable? ¿Yo?”
Mecánica
Tiene el mismo motor del GT3 Cup de competición. Las únicas diferencias están en la unidad de control (que se programa según cada circuito) y en el escape (libre, para circuitos). El resto es idéntico: seis cilindros Bóxer 4.0 litros atmosférico (sin turbos), con 510 caballos de potencia y 470 Nm de torque. Está asociado a una caja automática de doble embrague (PDK con siete marchas) y tracción trasera.
El motor es una maravilla. Como buen auto de carreras, tiene lubricación por cárter seco. Y, como buen atmosférico, la mejor respuesta se obtiene a régimen muy elevado: la potencia máxima se alcanza en las 8.400 rpm. El limitador electrónico sólo irrumpe en las 9.000 vueltas.
Lo mejor: Porsche fue de las primeras marcas en ponerle turbo a un deportivo de calle. Hoy sabe que sus clientes más exigentes aprecian todo lo contrario: motores de aspiración natural, bien ruidosos, nerviosos y vuelteros.
Lo peor: El sistema de cárter seco necesita 14 litros del mejor lubricante para funcionar. El consumo de combustible medido durante la prueba fue de 21 litros cada 100 kilómetros, con picos de 45 litros cada 100.
Comportamiento

Tuve la enorme suerte de manejar el 911 en varias versiones. Es uno de mis autos deportivos favoritos de todos los tiempos. Entre todas las versiones, mi preferida es el 911 R, que fue un GT3 de anterior generación, aunque sin alerones y con caja manual. Pensé que nada podía superar eso, pero este 911 GT3 es apabullante.
Desde el momento en que lo ponés en marcha, es un auto que sólo se puede definir con una palabra: dramático. Es ruidoso, vibrante, durísimo, exigente, desafiante y en más de una ocasión hace que se te frunza todo.
El chasis es excelente, de eso no hay dudas. La caja PDK no sería mi opción, pero hay que reconocer que reacciona más rápido que cualquier ser humano. Los frenos son increíbles, inagotables. Pero el mayor de los méritos es del motor.
Un ejemplo para muestra: veníamos en un tramo de ruta de montaña, con bastante tráfico de autos y camiones. De pronto, llegamos a una recta y apareció la esperada doble línea punteada. Miré que no viniera nadie, puse la luz de giro, bajé dos cambios con las levas y adelanté cinco camiones en dos segundos, con el motor gritando a mis espaldas a 8.500 rpm. Debería adoptar esa maniobra como terapia todos los días.
A eso hay que agregarle el ruido del motor y los escapes. Para hacerlo más liviano, Porsche eliminó aislantes y montó cristales más delgados en el GT3. Después de tres días de manejarlo en ruta, quedé realmente aturdido. Con los tímpanos sangrando, pero feliz.
Las cifras de prestaciones son apabullantes: acelera de 0 a 100 km/h en 3.4 segundos y alcanza los 320 km/h.
El nivel de adherencia de los neumáticos es otra cosa que te vuela la cabeza. El auto va soldado al piso y empezás a descubrir que ya no es necesario frenar en la mayoría de las curvas de una ruta. Es sólo cuestión de pegarte bien a la cuerda interna (con la precisión quirúrgica de la dirección) y aguantar la Fuerza G hasta que te arranque la cara.
Es un auto de carreras homologado para la calle. Ahora, ¿es posible usarlo todos los días? El problema no es tanto la mecánica (porque el motor es muy dócil y la PDK se encarga de que incluso en tráfico pesado no sea un problema). Tampoco hay drama con la dureza de la suspensión: es mucho menos confortable que la Cayenne Turbo GT, desde ya, pero tampoco es algo que resulte imposible de asimilar.
El gran límite de este auto está en el mínimo despeje del suelo: toca en todos lados. En algunos pueblitos mexicanos, donde abundaban los “topes” (lomos de burro) y “vados” (así les dicen a los badenes, aunque no tengan agua) fue necesario cruzar por completo el auto para encararlos (así y todo, más de una vez tocó fondo).
Lo mejor: Es lo más parecido a manejar un auto de carreras en la calle. Hasta que te subas, claro, a un 911 GT3 RS.
Lo peor: Vivir en países que no están diseñados para disfrutar de estos autos.
Conclusión

“La mejor marca de autos del mundo es Ferrari. Pero el mejor fabricante de deportivos es Porsche”. El autor de esta frase es el argentino Horacio Pagani, que sabe bastante acerca del oficio de fabricar vehículos de altas prestaciones. Y es la definición que siempre le robo cada vez que me encuentro ante la disyuntiva de elegir entre mi marca favorita (Ferrari) y mi deportivo preferido (el 911).
El 911 GT3 es un auto que transmite sensaciones intensas todo el tiempo. Es tan encantador como agotador. Es un auto que te estresa, te desborda de adrenalina y te deja sordo. Un auto que te llena de miedo, alegría y emoción. Todo al mismo tiempo.
Por eso, si querés un deportivo para disfrutar todos los días, comprate un 911 Turbo. No te va a defraudar. El 911 GT3 es tan visceral y temperamental que no parece nacido en Stuttgart. Es el más latino de los autos alemanes.
C.C.
Galería: Contacto en México: Porsche 911 GT3
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