Esta no es una crítica convencional de Motor1 Argentina. Es una nueva "crítica de larga duración". Eso significa que cada entrega mensual no tendrá la estructura convencional de nuestras pruebas de manejo. El Chevrolet Cruze, por ejemplo, ya la probamos con el formato de crítica tradicional en las versiones Sedán LTZ (leer nota) y Hatchback RS (leer nota).
El objetivo de la "crítica de larga duración" es que el vehículo de pruebas permanezca en nuestras mano durante mucho más que la crítica tradicional de una semana y mil o dos mil kilómetros. La idea es probarlo durante varios meses, para aplicar usos (y abusos), encontrar virtudes (y defectos) que no afloran en un test tradicional. A todo esto se suma el hecho de que los vehículos en estas pruebas de largo aliento pasan por las manos de todos los integrantes de la redacción de Motor1 Argentina.
La introducción del Chevrolet Cruze Midnight se publicó acá y la crítica del primes mes acá. Y ahora es el turno del segundo informe mensual.
Semana 1 y 2 - Freddy Pereyra
Orly Cristófalo me entregó el Chevrolet Cruze Midnight en tiempo y forma, tal como habíamos pactado. Fue inmediata la adaptación, el coche te calza como un guante, no es solo su butaca envolvente y la posición de manejo con múltiples adaptaciones; también las sensaciones son agradables desde el minuto cero e irían progresando con el correr del tiempo. No puedo ser absolutamente imparcial en esto, me gustan mucho los sedanes y este auto confirmaría por qué. No voy a renegar de las chatas o de los SUV, pero es mi preferencia.
Uno entiende cómo ha evolucionado el mercado y la rentabilidad que ofrecen a las marcas los SUV, pero a mí déjenme con los autos tricuerpo clásicos. Un cofre para el motor, un habitáculo, un baúl. Este Cruze cumple con todo eso y tiene argumentos para seguir defendiendo esta categoría; por eso lo elegí como mi último auto (ver nota)
El plan estaba trazado, usar el Cruze durante el desarrollo de las vacaciones escolares con mis hijos. Ir al cine, ir de paseo, ir a buscar a mi hija mayor a la costa (e ir a trabajar un poco también). Tocó una semana completa de niebla, así que siempre la cámara al lado, porque hubo una luz extraordinaria. Los recorridos en ciudad permiten experimentar la agilidad, la comodidad de la caja automática y la facilidad para estacionar. Es un animal urbano. Pero este Midnight es algo más que eso. Pide ruta; y se la dimos.
El camino elegido hacia Pinamar fue tomar la Autovía 2 hacia Dolores, desviando allí por la Ruta 63 recorriendo un tramo corto lleno de puestitos de comida, unas decenas de km hasta el empalme en Esquina de Croto con la Ruta 56. Luego derecho hasta el siguiente empalme con la Ruta 11, apenas pasando el peaje de Conesa (donde están los famosos sándwiches de crudo y queso de Jero Chemes), siguiendo hasta General Madariaga, por el tramo nuevo de doble vía por mano. Rutas excelentes y amplias para parar y hacer fotos (y también para espiar los caminos rurales laterales). Luego, un tramo corto por la Ruta 74 hasta la rotonda de Pinamar (totalizando unos 360km). Las velocidades máximas rondan los 120 y 110 km/hora, con lo que, ajustando la velocidad de crucero y estando atento a la fiscalización de velocidad que te bajan a 80, vas tranquilo. Siempre hay quienes te van a pasar apurados. Siempre te vas a encontrar con vehículos muy lentos. No había muchos autos, por lo que la especie más detestada, los banquineros; no estaban. También mencionar, a propósito de banquinas, que la 63, la 56 y la 74 no las tienen asfaltadas, por lo que hay una observación en este punto.
Salí a la ruta, no muy de madrugada. El plan original hubiera sido capturar la salida del sol en la ruta, pero eso no sucedería con tanta espesa niebla, así que retrasamos la salida a las siete; la primera luz buena la tendría a las ocho y media, ya bien adentro en el campo. Era sábado y había intercambio de turistas, por lo que la autovía tenía mangas de autos que se agrupaban en bloques relativamente compactos, cuando pasaban un peaje o un control policial. La Autovía 2 tiene varios puntos donde esto sucede, así que paré el coche para realizar la primera tanda de fotos. Usé cámara montada en trípode y tomas de exposición larga; luego las luces del tránsito hicieron su magia. Infinitas gotitas en suspensión produjeron una imagen fantasmagórica. Y la pregunta persiste: ¿es azul o es negro este auto?
Si nos guiamos por lo que es la imagen en crudo obtenida desde la cámara, o desde un smartphone, el resultado es incierto. Dependerá de la luz y el entorno. Cuando procesás la toma y buscás el color, ahí se encuentra un azul oscuro; pero si te entusiasmás dándole a los controles, el color se pasa a negro sin matices. Es Midnight en serio esto.
Debo mencionar que el control que comanda las luces de este auto está en una posición muy baja y fuera de la vista. Uno debe reconocer con los dedos qué está accionando. El dial concentra todas las luces y además dos botones con las luces de niebla. Mejor seleccionar todo estando detenido. Si lo intentás en marcha, vas a tener que desviar la atención del camino.
Con el crucero a 112 km/h y conociendo la ruta, uno puede seleccionar un punto de parada para fotos, y anunciar con tiempo la detención. Es de destacar la amabilidad de los muchachos que trabajan en las autopistas, en dos ocasiones que me paré, al poco tiempo se acercaron con su camioneta a preguntarme si estaba todo bien. Es raro ver a un tipo agachado junto un trípode, rondando un coche que aparenta haberse quedado. Hoy las fotos se toman parado con el celular vertical; y se ven solo una vez, con suerte.
A bordo del Cruze la temperatura y la humedad se mantienen muy estables; afuera hacía algo de frío y uno agradece regresar al confort a bordo. Esta vez puse un pendrive con música instrumental seleccionada. En otras ocasiones uso la radio AM para ir sintonizando estaciones de noticias; o bien FM locales; pero en este viaje no tenía tiempo para eso, debía estar atento a los recodos del camino. Es de destacar la insonorización y la baja rumorosidad del motor además de la aerodinámica. Hasta el mismo carril rápido de la Autovía 2 con su asfalto autodrenante, que suele ser más ruidoso al contacto con los neumáticos, no resultó molesto. Vas relajado en crucero.

Pasamos Esquina de Croto, y unos metros más adelante hay un feedlot gigantesco que preanuncia su presencia a través del hedor persistente de bosta y orina vacuna. No da lugar a confusión. Paré unos metros más adelante junto a un grupo de molinos y un rodeo. La niebla no se dispersó nunca. Más fotos.
Antes de Conesa tenés Villa Roch y el puente clásico en desuso que está justo al lado de la autopista (mencionado en esta nota)
Pero unos kilómetros más adelante, por la Ruta 56 cuando cruza el Canal 2, tenés otro puente similar que está a solo 500 metros de la autopista. Se ve fácilmente, y justo antes de cruzar el canal podés bajar para acercarte a él. De lejos luce elegante, pero ya está carcomido por la corrosión. Debería tener una puesta al día para conservarlo. Está a mitad de camino entre Conesa y Madariaga.
Este tramo de la ruta, hasta el empalme de Madariaga me depararía otra grata sorpresa: un encuentro con un convoy agrícola que se desplazaba con su maquinaria. Dos tractores, un moderno Valtra arrastrando una sembradora, y un anciano John Deere, llevando una tolva y una casilla. Un tren espectacular recortado sobre el terraplén. Paré el Cruze en un lugar, y me pareció inseguro. Aprovechando la buena visibilidad, la aceleración de auto y la lentitud del convoy, tuve tiempo de situarme en otra posición más favorable para registrar su paso. Había que retratar a estos Pesados.
De esta manera entretenida, y disfrutando de una luz pareja de principio a fin, pude crucerear con el Cruze, decidiendo dónde y cómo parar para hacer las tomas que ilustran esta crítica. Así se pasó la mañana y el viaje. No sería igual el regreso, con cuatro teenagers durmiendo y la necesidad de estar en casa antes que anochezca.
Mención especial para la operación manual de la caja; si bien no es tan cómodo como llevar levas detrás del volante, la reacción y mejor aprovechamiento del torque de este motor se logran cuando usás a tu criterio las marchas de esta caja, para diversión, o para realizar alguna maniobra de adelantamiento (la usé más en ciudad que en ruta). En viajes más relajados o con crucero económico, sin dudas hay que dejarle todo a los automatismos. Se refleja en el indicador ECO del tablero, que te muestra como la computadora racionaliza al máximo el consumo.
Ya de vuelta en Buenos Aires, el repartir a las chicas por cada domicilio le agregó una hora más al periplo. Pasar por la Nueve de Julio y tomar al Chivo recortado entre la niebla y un Obelisco, apenas visible, justificó entrar al centro. Otra foto. Fin del día y del viaje.















Semana 3 y 4 - Jero Chemes
Después de años de no probar un auto, el último fue un Subaru Impreza Hatch, me tocó en suerte el Chevy Cruze Midnight. Como bien hemos dicho muchas veces, la plaga SUV todo lo arrasa. La gente quiere, compra y paga por una SUV y muy pocos quieren sedanes. A los que nos gustan los autos estamos en desacuerdo. Probé muchas SUVs: en general buenas, algunas extraordinarias, pero en todos los casos se comportaron peor que un sedán, especialmente por los consumos y la tenida en ruta. No hay magia ni opinión: a mayor altura, área frontal y peso; mayor consumo, inercia y rolido.
Este Chevy es simplemente un gran Chevy. Un sedán familiar con gran espacio interior, bien equipado en cuanto a confort y seguridad, buen baúl y muy buenas prestaciones. Además, la terminación interior me pareció mucho mejor que la S10 brasilera: no es el fuerte de Chevrolet pero el Cruze me pareció de lo mejor de la marca. Lo usé en mi día a día en AMBA y para viajar a Pinamar. Salí al mediodía de Campana y volví a medianoche, con la inevitable parada en la estación de peaje de Conesa a buscar mi sánbuche de crudo y queso. No quise ser menos que LeoV con los cubanitos que regaló a la redacción de Motor1 cuando devolvió la Toro (leer más) y le llevé uno igual a Orly (por lo que me contaron, el único que tuvo la suerte de probar ese manjar). Lío en puerta...
El auto cumple con creces lo que promete. Incluso tiene prestaciones y un andar deportivo excelente, gracias a la tenida en ruta, la reacción del motor entre las 3000 y 4500 vueltas junto con la caja de convertidor de par (no quiero a las CVT). Los frenos son lo mejor del auto, parecen estar hasta sobredimensionados ya que lo paran firme y derecho de forma notable. De noche se me cruzó un perro y al auto le sobró paño: No pasó nada. La ida fue por la Ruta 6 hasta Etcheverry dónde empalmé la 2. A pesar del estado deplorable de la 6, pasó estoico y sin rasguños. Este Cruze es de lo mejor, manejás cómodo, tiene reacción, dobla tranquilo, y sobre todo frena como político que ve una pala.
El auto me gustó y cumplió todas mis expectativas. Me confirmó que los sedanes en vía de extinción responden definitivamente a una moda, ya que no encuentro ninguna razón realmente válida para no elegirlo antes que una Tracker (leer crítica), por poner un ejemplo dentro de la familia Chevrolet. En el tránsito del día a día el consumo es razonable, en ruta es mucho menor, adentro es muy cómodo, el baúl alcanza, tiene hasta cierta deportividad a pesar de ser un sedán 100% familiar, tiene lindo diseño, está razonablemente bien equipado y la terminación es bastante mejor que el promedio de la marca. En definitiva, el Cruze responde 100% a los mandatos legendarios de sus genes “chivos”. Es un gran auto familiar. Un gran Chevy y fabricado por manos argentinas.


ESTADÍSTICAS
* Fecha de ingreso de la unidad: 30 de mayo (con 3.334 kilómetros).
* Kilómetros recorridos en el segundo mes: 2.346
* Consumo promedio registrado en el segundo mes: 10,2 L/100 km
* Problemas registrados este mes: ninguno.