Esta no es una crítica convencional de Motor1. Es nuestra primera "crítica de larga duración". Eso significa que cada entrega mensual no tendrá la estructura convencional de nuestras pruebas de manejo. La Fiat Toro (2021), por ejemplo, ya la probamos con el formato de crítica convencional en las versiones TD350 Ultra (leer nota) y T270 Volcano (leer nota).

El objetivo de la "crítica de larga duración" es que el vehículo de pruebas permanezca en nuestras mano durante mucho más que la crítica tradicional de una semana y mil o dos mil kilómetros. La idea es probarla durante varios meses, para aplicar usos (y abusos), encontrar virtudes (y defectos) que no afloran en un test tradicional. A todo esto se suma el hecho de que el vehículo en esta prueba de largo aliento pasará por las manos de todos los integrantes de la redacción de Motor1 Argentina.

La introducción de la Fiat Toro TD350 Volano se publicó acá y ahora es el turno del primer informe mensual.


Semana 1 - Luciano Salseduc

Estoy contento. Me tocó ser el encargado de inaugurar la primera prueba de larga duración en la historia de Motor1 Argentina. Cuando C.C. me contó que la Fiat Toro iba a ser nuestro vehículo oficial de flota pensé que era una opción ideal teniendo en cuenta los distintos usos que vamos a darle gracias al staff variopinto. Siempre me gustó mucho estéticamente y considero que es un gran producto, teniendo en cuenta la relación entre prestaciones, equipamiento y usabilidad (charla que varias veces tuvimos con Orly y Jero). Además, el segmento de las pick-ups compactas es el ideal para quien necesita moverse en la ciudad y espacio de carga. Por algo está creciendo tanto.

El objetivo de la prueba es hacerle muchos kilómetros a la Torito y que pase por distintas manos para que cada uno vuelque sus sensaciones. Empiezo, entonces. La primera fue sorpresa. Al margen de confirmar lo que pensaba en la previa, casualidad o no, dos personas me cruzaron en la calle para decirme algo sobre mí nuevo auto. Haciendo las diligencias barriales pasé por la carnicería de José (off topic: la mejor de Béccar) y un señor de cincuentaypico me comentó mientras cargaba una caja llena de achuras y buenos vinos: “Anda bárbaro, ¿no? Dos amigos la tienen y están muy contentos. Además, parece más cómoda que la Hilux... estoy pensando en comprar una”. Después se subió a su Mercedes-Benz GLA y yo avancé con la elección de cortes para el asado.

Mi desafío en estos siete días fue jugar a ser usuario full time de Toro, como si me la fuera a quedar para siempre (guiño guiño). Manejé cien por ciento en ciudad y no fui solamente a la carnicería. Años atrás tuve una Hilux citadina y debo confesar que la Toro es mucho más práctica y fácil de maniobrar en el tráfico. Entró perfecto en mi garage, de medidas promedio. Con base en Zona Norte, crucé tres veces la General Paz. Gasté realmente muy poco combustible. Aproveché para juntar leña (mientras los perros la custodiaban). Fui al supermercado y al momento de cargar las compras, las bolsas fueron al asiento de atrás para que no bailen en la caja. Me entretuve con la pantalla y analizando el consumo. Subí gente atrás y no estuvo muy cómoda con el espacio y la comodidad.

Después de varios kilómetros (ya estoy diagramando un viaje a la Costa para cuando regrese a mis manos) y siete días divertidos, fui a cargar combustible para dejársela “en condiciones” a Leo Valente. En la estación de servicio había otra Toro, previo restyling, ya por irse, y el señor que manejaba se acercó a verla. “Hola, ¿cómo estás? ¿Puedo ver el interior? Tengo la anterior y me encanta. Es mi segunda Toro y ya estoy pensando en la próxima. ¡Me gustó la pantalla más grande! Y el loguito con la leyenda Diesel cambió su ubicación”. Entre casualidad y casualidad ya me estaba por olvidar de mi segunda sensación. Fue: ganas. De seguir manejándola y salir a la ruta. Espero tenerla pronto de regreso.

¡Que la disfrutes, Leo!

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Aprovechando mi cercanía al río, salió la foto en varadero.
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Lo que más me gustó del interior: el espacio oculto debajo del asiento del acompañante (también las Miura).
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¡El asado siempre con leña!
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¡Y la leña siempre con custodia!

Semana 2 - Carlos Cristófalo

¡Perdón, LeoV! Antes de entregarte la Toro, me llamó Renato Tarditti (director de la amiga Revista Miura) y me pidió un auto prestado para la producción del nuevo número (se consigue acá). No pude negarme, porque a cambio de usar la Toro como "camera car" (¿"camera pick-up"?), me dejó probar el flamante deportivo que es el protagonista de la próxima edición de la revista.

Sobre el deportivo no puedo espoilear mucho, pero la Torito se comportó bien gauchita. Sirvió de apoyo para realizar las fotos en rodaje dentro del Autódromo de Buenos Aires. El fotógrafo Charlie Mainardi quedó encantado con el andar suave de la suspensión y sólo le encontró un defecto: "No me gustó la apertura lateral de la caja de carga. La idea de hacer fotos en movimiento desde una chata es poder acostarme sobre la caja y acercarme lo más posible a la trompa del auto que viene detrás. Una caja de apertura convencional me permite acercarme incluso un poco más allá de la línea del paragolpe de la chata. En la Toro, las puertas quedan como viseras, no ayudan a la posición ni al encuadre".

Por supuesto, la opinión de un profesional de la fotografía como Charlie Mainardi es inapelable. Recuerden sólo hacer estas piruetas en lugares seguros y permitidos, como un autódromo.

Ahora sí, Leov: ¡toda tuya!

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La Toro de Motor1 Argentina, en día de producción para la Revista Miura en el Autódromo de Buenos Aires.
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Sobre la terraza de bóxes, el gran Charlie Mainardi. Más abajo, el director Renato Tarditti y su equipo de producción.
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La Toro se utilizó como "camera car" (¿"camera pick-up"?) para la producción de tapa de la nueva MiuraMag.

Semana 3 - Leonardo Valente

Hay un aspecto de este sitio en el que muchas veces no reflexionamos los “habitués”. Es algo muy importante y que lo proyecta a un público más general. Es la relevancia que toma para muchos a la hora de comprar un vehículo nuevo e incluso a la hora de venderlo. En mi caso, me ha ayudado bastante a conocer vehículos que de otro modo no hubiera accedido a probar, y también me ha dado una mano en algunas circunstancias excepcionales de transporte, como el viaje que pude hacer antes de la pandemia en la fantástica CH-R (ver más) o en este caso, la posibilidad de contar con un “muleto” ante el evento de recambio de mi noble, pero efímera Jeep Renegade que solo pasó un par de años en nuestro garage y está en retirada a la espera de un reemplazo con (algunas) pilitas.

Por eso cuando se presentó la prueba de larga duración de la Toro me apresuré a anotarme en la prolija lista de espera que organizaron Orly Cristófalo y Lucho Salseduc. Una semana después nos estábamos encontrando con Lucho en el estacionamiento del Sheraton de Retiro para tomar la posta y escapar lo antes posible de una multitudinaria manifestación que estaba terminando de organizarse en la plaza aledaña.

Me acomodé muy bien con la butaca totalmente eléctrica y no tuve que aprender mucho de los comandos: la caja automática, el volante y el resto de las funciones son prácticamente idénticos a los del Jeep, aunque todo luce más moderno entre varias y grandes pantallas tanto para el tablero de instrumentos como la enorme “tablet” que domina la consola para multimedia, parámetros e incluso climatización (y que por suerte tiene un generoso respaldo de teclas físicas convencionales).

El primer tramo, hasta San Miguel del Monte fue en modalidad “solo”, con la compañía de la habitual Radio AM en los autos del blog. Al llegar a la rotonda tuve la suerte de poder conocer a Yenko, un MC / Freestyler muy joven que la está rompiendo en la escena nacional de Peleas de Gallos, y que elige como muchos el auto stop como forma de desplazarse por el país. El confort del vehículo y lo nutrida de la charla hicieron que el tramo más molesto de la ruta 3, entre Monte y Olavarría se haga sumamente llevadero, aprendí mucho sobre él y su mundo, y también pude contarle algunas excentricidades, como mi charla sobre “cómo ganar concursos” que algún día voy a subir a las redes.

El viaje me dejó unas cuántas impresiones que el resto de la prueba tuvieron oportunidad de confirmar. Tenía muy fresco el recuerdo de la Renegade que entregué esa misma semana en una compraventa, así que las comparaciones son inevitables. La plataforma Small Wide es un acierto de ingeniería de FCA y sobre todo de Marketing: en esta Toro que presume de ser un segmento C prácticamente no existen diferencias de espacio interior o comodidad respecto de su prima SUV del segmento B, los asientos se encuentran en la misma posición y el truco es alejar las puertas hacia afuera, algo que también pude percibir en la Compass Trailhawk con la que C.C. vino a recorrer la Ruta del Cubanito en el verano (leer crítica).

Los pasajeros traseros pueden ganar un poco de espacio a lo ancho, pero incluso las distancias entre asientos se sienten las mismas. Imagino que en el caso de la Commander (leer crítica) el fenómeno se repite con el agregado de una tercera fila de asientos.

Más allá de eso, el andar es muy cómodo, merced a unas suspensiones muy bien calibradas, y la gran diferencia a favor es el motor diésel 2.0 de 350Nm de torque acoplado a la transmisión de 9 marchas, que actúa con suma suavidad y permite crucerear permanentemente en torno a las 2000 rpm independientemente de la velocidad elegida, con una gran elasticidad que en ruta que permite realizar sobrepasos contundentes, muy seguros, y evitar tener que colgarse detrás de una fila de camiones a la espera de que no venga nadie ni siquiera en el horizonte. Es una gran diferencia con el etorq 1.8 y sus 180Nm bastante difíciles de encontrar con la caja manual, que supongo que se debe profundizar más en la versión de este vehículo que lo equipa.

Como contrapartida, es difícil bajarla de los siete litros en ruta a velocidades legales, que se disparan cuando aparece el viento, y de los 10 litros en ciudad aún haciendo “hypermiling” al conducirla con mucha suavidad como a mí me gusta, y se multiplican por el combustible más costoso que hoy se vende en nuestro país, el gasoil premium. En provincias como La Pampa, que no cobran algunos impuestos a la nafta súper, la diferencia puede ser hasta un 60 por ciento más cara en contra de la gasolera. En ese sentido, un aspecto que confunde un poco es una de las vistas del velocímetro enfocada al ahorro, con una escala de colores contraintuitiva que va desde el rojo para los contenidos y cambia al verde (así como la iluminación general del tablero) cuando el pie se nos pone pesado, por suerte se compensa con una serie de análisis muy completos de consumo en otra pantalla que incluyen por tramo, desde la última carga y segmentos históricos divididos cada 20 kilómetros.

Volviendo al confort rutero también suman mucho las ADAS de mantenimiento de carril (que no me gustaron en el Compass pero aquí pude regular en un ajuste más suave para mi mayor comodidad) y especialmente las luces altas automáticas (que tuve que configurar más adelante en los menúes) aunque se extraña mi favorita: El control de crucero adaptativo, que suma una comodidad equivalente a la que descubrimos al usar el crucero convencional por primera vez. Un detalle que no funcionó bien y resultó incómodo en ruta fue el espejo retrovisor electrocrómico, espero que en la próxima visita al service lo puedan revisar.


Semana 4 - Leonardo Valente

Una vez en Bahía, la agenda de pruebas alternó entre el uso absolutamente convencional y urbano, que incluyó acompañar a mi hijo a algunas actividades como atletismo, en que la usé como oficina y sala de espera, o el espacio Infinito x Descubrir (los invito a conocerlo en AlterEdu) y retirarlos de la escuela. También realicé algunos viajes un poco más largos,  un fin de semana en La Pampa, donde aprovechamos para visitar a los abuelos y probarla en un entorno más rural.

Más allá de sus 23 mil kilómetros, esta Toro se sintió todo el tiempo como un cero kilómetro, presumiblemente porque es un vehículo con menos de un año de circulación. Aún habiendo recibido el presumible trato intenso de la prensa, las actividades promocionales y en general una serie de “agentes” (como nos gusta decirle a los economistas) que no son los dueños de la camioneta y no la cuidan como tales, no se notó ningún ruido extraño, más allá de algunos encastres que suenan muy parecido en la Renegade.

La manufactura es muy adecuada y los materiales de calidad (más allá de la ausencia de plásticos blandos en la “italiana”), y la insonorización es muy buena tanto en ciudad como en ruta. En ningún momento de la prueba se notificaron fallas, más allá del detalle del retrovisor y algunos avisos en ruta de no disponibilidad de la cámara de frenado de emergencia. Por otro lado me avisó de un par de “clavadas” de los autos de adelante ante la sorpresa y gusto de los eventuales acompañantes.

En el ámbito rural intervinieron los primeros co-testers (traté de que la usen la mayor cantidad posible de personas): mi suegro y mi cuñado (se llaman igual, Oscar o “Chacho”) que vendrían a ser mis “Jacintos Campos”. Uno maneja una Hilux y el otro un Cronos, y son bastante más corpulentos que yo, a pesar de que me estoy dejando la panza larga por estos días.

Una de sus mayores críticas fue al espacio interior y el desplazamiento limitado de la butaca eléctrica para acomodar sus respectivas humanidades. En la prueba de terreno, donde pudieron jugar un poco con la 4x4 y la “falsa baja”, la encontraron solvente y muy cómoda como auto. Les quedaron dudas acerca del hecho de que no tenga chasis, de hecho, también hay en el campo una Trailblazer que se usa a menudo para hacer tareas con el ganado y remolcar cosas, muy a pesar de los disgustos de mi suegra.

Por mi lado yo me pude divertir bastante jugando en los caminos de tierra y hacer algunas lindas fotos de las que acompañan a esta nota. Al regreso también tuve la oportunidad de hacer uso de la caja y traer un par de sillones que van a ocupar el living de casa, previa restauración. En eso no hay con qué ganarle a la caja: enrollar la lona marinera fue muy sencillo y los puntos de anclaje permitieron traerlos junto con otras tantas cosas de manera completamente segura.


El primer servicio - Leonardo Valente

En el medio de la prueba tuvimos la necesidad, y la oportunidad, de encontrarnos con el primer mantenimiento programado. Tengo la suerte de conocer al equipo de servicio de Bahía Automotores, concesionaria oficial Fiat de Bahía Blanca, porque atendieron una garantía de la Jeep bajo la firma Trailcar (con la que comparten espacio) y no defraudaron.

Tanto en la gestión de la atención a cargo de FCA, que se resolvió en una mañana, como el servicio en sí que incluyó el recambio de filtros y fluidos así como un lavado de carrocería, se realizó en el transcurso del día y sin ningún inconveniente. También me informaron de una actualización del software del sistema multimedia. No sé si fue por esa razón, pero a partir de ese momento dejó de “colgarse” al usar la marcha atrás mientras el sistema estaba iniciando. El costo del servicio, por no incluir la rotación de neumáticos, hubiera sido de 30.500 pesos, un número apenas más alto que lo que cuesta hacer el mismo trabajo a la Renegade.

Ese fin de semana también tuvo la oportunidad de probarla mi amigo Martín, un usuario/adorador de Partner para su diaria laboral y de una Koleos de primera generación para su desplazamientos en familia y vacaciones. También más corpulento que yo, se quedó encantado con el vehículo y su polivalencia, aunque con algunas dudas acerca de cuánto espacio interior tendría para los cuatro miembros de su familia. A la hora del trajín laboral, el furgón monovolumen termina siendo imbatible para muchos.


Un poco de Cabotaje - Leonardo Valente

La otra salida relevante fue una visita al taller de mi amigo Marcos para probar una nueva evolución del motor eléctrico de rueda de Exponential Motors que nos acaba de llegar de China ya que estamos trabajando en conjunto con unos controladores de código abierto en los que el Mago de Atlantic City (parafraseando a Edison) es referente a nivel mundial. Nos acompaño el también muy talentoso Franco, última incorporación al equipo de EMC, un ingeniero mecánico con mucha experiencia en el Desafío Eco, que además es usuario de una Strada Locker, y aprovechó la oportunidad para darme también sus impresiones.

Franco elogió el rendimiento del motor y la comodidad en general del vehículo, aunque como buen lungo también, se encontró un poco limitado (ayudado por la sillita de niños en el asiento trasero). Marcos extrañó los controles del crucero, pero no en la Toro sino en su flamante Argo HGT 1.8, que sorprendentemente no incorpora esta función en la versión con caja manual. Inexplicable.

Este último viaje de aproximadamente 100 kilómetros ida y vuelta tuvo sabor a despedida. El jueves tenía que devolver la Toro muy a mi pesar y volverme volando, pero a pata, a mi ciudad a la espera de que llegue el nuevo miembro de la familia o consiga algún otro muleto. Con una salida muy temprano y mucho frío, a media mañana ya estaba en el Mercado Central para tener algunas reuniones por Zoom desde la estación de servicio y un encuentro esporádico con mi socio Javier para charlar un rato y comer unos rellenos de dulce de leche.

Menos mal que tenía algo dulce a mano. Las despedidas siempre son un poco tristes y esta no fue la excepción. Dejé un vehículo muy solvente y que más allá virtud de poder eludir algunos impuestos como vehículo de carga que es, se constituye en una opción muy cómoda y versátil para cualquier familia. Vistoso en este restyling a pesar de ser un viejo conocido en las calles, es un productazo amante de la ruta, ubicado en la ciudad y muy cómodo en cualquier ámbito. Me quedo con las ganas de probar la 1.3 turbo, que a pesar de los reparos que pone mi amigo Jero en cuanto a su posicionamiento de precios, me parece que podría resolver temas del diesel tanto en consumo como en costo del combustible para un uso donde lo fuera de terreno es muy excepcional.

La verdad es que no vendrían mal algunos días más de muleto…, espero que el resto del equipo de Motor1 Argentina la disfrute tanto como yo. ¡Hasta pronto, Toro!

PD: Lo dejo para el final porque simplemente no me pasó. En todo el viaje no tuve ningún tipo de aviso ni referencia al DPF, ni una sola vez. Veremos que pasa con uso más “embotellados” como los que pueden tener mis colegas del Área Metropolitana.

Campo3
Muchos kilómetros en ruta y también en campo.
Toros
La Toro pasó a visitar algunos tocayos.
Cargada
Leo aprovechó para cambiar algunos muebles (de sus preferencias estéticas no opinamos)
entra_justo
La sillita entra... justito.
Taller2
Tocó service. Y sí, parte de la prueba de "larga duración".

Bonus Track - "La Ruta del Cubanito" - Luciano Salseduc

¡Volvió la Torito! Gracias Leo por devolverla impecable (y hasta con el service hecho) lista para seguir la prueba de larga duración. Y también por los cubanitos de regalo que alegraron la tarde, a puro dulce de leche, al staff de Motor1. 

Casualidad o no, esa misma noche jugó Boca por Copa Libertadores y compartí cancha y cena en El Obrero con unos chicos de Pihué y Monte Hermoso que también vivieron en Bahía Blanca. Entre tortilla y tortilla salió conversación gastronómica y les pregunté por "La Ruta del Cubanito". Los tres "locales" coincidieron que los mejores son los de Monte. Leo: yo no me meto, la polémica se la dejo a ustedes. Pero eso sí, vamos a necesitar seguir degustando para terminar la Crítica de larga duración como corresponde. 


Estadísticas

Fecha de ingreso de la unidad: 6 de mayo (con 21.695 kilómetros).
Kilómetros recorridos en el primer mes: 2.602
Kilómetros totales desde el inicio de la prueba: 2.602
Consumo promedio registrado en el primer mes: 7.5 L/100 km
Consumo total desde el inicio de la prueba: 7.5 L/100 km
Problemas registrados este mes: Avisos esporádicos en ruta de no disponibilidad de la cámara del sistema de frenado autónomo de emergencia. Problemas de funcionamiento de la pantalla multimedia. Solucionados durante el service en Bahía Blanca.


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