Desde Ushuaia (Tierra del Fuego) - Peugeot anunció que el año que viene volverá al segmento de las pick-ups en la Argentina: dos décadas después de haber discontinuado la famosa 504 Pick-up y a diez años de la no tan exitosa Hoggar, la marca del León regresará al mercado con la nueva Landtrek.
Se trata de una pick-up mediana, que competirá en uno de los segmentos más difíciles y peleados de la Argentina. Ahí es donde reina la Toyota Hilux, pero donde también tienen muy buenas cifras de ventas las Volkswagen Amarok y Ford Ranger. Exactamente el mismo segmento donde además luchan por su porción de torta las Chevrolet S10, Nissan Frontier, Renault Alaskan y Mitsubishi L200.
La Peugeot Landtrek se fabrica desde hace un año en China: fue un desarrollo en alianza con la automotriz Changan, que ya ofrece en Asia y algunos países de Sudamérica (como Chile), su pick-up gemela Hunter (ver fotos).
La Landtrek fabricada en China se vende, por el momento, sólo en América Latina: México, Perú, Chile y Uruguay fueron los primeros países en recibirla.
La Argentina y Brasil ya tienen confirmado el lanzamiento para el segundo semestre del 2022, pero a estos dos mercados no llegará importada de China: será una Landtrek de producción regional. Todos los rumores apuntan a que se montará en la Planta Nordex, que el empresario argentino Manuel Antelo tiene en Uruguay, pero el anuncio oficial se realizará recién en marzo próximo.
La Peugeot Landtrek china ya la probamos en Motor1, por medio de nuestros vecinos y aliados de Autoblog Uruguay (leer crítica).
Y ahora tuvimos la oportunidad de manejarla también en territorio argentino. Fue la semana pasada, en el marco del final de “Conectando las Américas”, una travesía de tres Peugeot Landtrek por México, Chile y Argentina, que finalizó la etapa patagónica el jueves pasado en Ushuaia (ver primera nota).
Después de las celebraciones frente al Canal Beagle, nos prestaron las llaves a un grupo de periodistas invitados por Peugeot Argentina. La experiencia tras dos días de manejo por las rutas de Tierra del Fuego se reproduce a continuación.
LOS MOTORES
“Estos motores no son parte de la Gama Argentina”, decía con toda claridad el cartel que se mostró durante la presentación a la prensa del miércoles pasado (ver nota). Por eso, esta nota es un contacto y no es una crítica completa: las unidades que manejamos no estaban configuradas para nuestro mercado. Eran dos Landtrek con motor 2.4 turbonaftero (210 cv y 320 Nm) y una con el 1.9 turbodiesel (150 cv y 350 Nm). Las nafteras tenían caja automática de seis velocidades y la diesel contaba con transmisión manual de seis marchas. Las tres pick-ups eran 4x4, con reductora y bloqueo de diferencial trasero.
Los motores no llegarán a la Argentina, aunque sí es muy probable que lo hagan las cajas de cambio (Getrag MT6 y Punch AT6). También las transmisiones, con componentes provistos por BorgWarner, Eaton y FEV. Son autopartistas de primera línea, especializadas en vehículos comerciales y 4x4, a los que se suman otros proveedores del nivel de Bosch, Delphi y TomTom, que desarrollaron y fabrican los componentes electrónicos de las Landtrek.
Los neumáticos son Goodyear Wrangler All-Terrain Adventure, en medidas 265/65 R17 (versión Active Turbodiesel) y 265/60 R18 (Action Turbonafta).
¿Y qué motores tendrán las Landtrek producidas en el Mercosur, que se venderán en Argentina y Brasil a partir del año que viene? Ese todavía es el gran misterio de esta pick-up. Por eso, en la conclusión y tras dos días de manejo en ruta y off-road, desde Motor1 nos atrevimos a realizarle una sugerencia a la gente de Peugeot.
DÍA 1
Tuve la suerte de compartir pick-up con dos colegas de gran experiencia: Gabriel Tomich (La Nación) y Gabriel Silveira (Clarín). A ellos se sumó el guía de la expedición: Juan Rovira, fundador de Tierra Turismo y una de las personas que mejor conoce los caminos de Tierra del Fuego.
El primer día salimos de Ushuaia por la Ruta Nacional 3. Cruzamos la Cordillera por el Paso Garibaldi, que es el más bajo a lo largo de toda formación la formación de los Andes: apenas 450 metros sobre el nivel del mar. Hicimos una parada en el Mirador de La Herradura y hasta ahí fue todo asfalto.
El primer día manejé la Landtrek 2.4 turbonaftera. Entre las pick-ups medianas que cada año se venden en la Argentina, apenas el 3% son nafteras, aunque en el pasado tuvimos la oportunidad de probar algunas de ellas, como las Ranger 2.5 (leer crítica) y Hilux V6 (leer crítica): son chatas con muy buen pique, ideales para manejar en ruta. Permiten realizar sobrepaso de camiones con mucha solvencia, son silenciosas, vibran poco y se aprecia la ligereza en el tren delantero (los motores nafteros siempre son mucho más livianos que los gasoleros). Además, se mueven muy bien con poco peso.
Esa misma sensación es la que transmitió la Landtrek 2.4 Nafta en la ruta: la prueba se realizó sin carga y por caminos de montaña, donde se mostró muy ágil. La caja AT6 ayuda mucho y es probable que esta transmisión se mantenga en las versiones turbodiesel que se vendan en la Argentina.
Me gustó la estabilidad del chasis en ruta. La Landtrek tiene buenas trochas y sus dimensiones están un poquito por encima del promedio de las pick-ups medianas: mide 5.33 metros de largo, 1.93 de ancho, 1.89 de altura y tiene 3.18 metros de distancia entre ejes.
El esquema de suspensiones es el clásico de una pick-up: adelante es independiente (con doble horquilla, resortes helicoidales, amortiguadores telescópicos y barra estabilizadora) y atrás tiene el tradicional esquema de ballestas (cinco hojas con elásticos longitudinales, amortiguadores telescópicos y barra estabilizadora).
La puesta a punto me pareció cómoda para el asfalto, aunque con algo de rebote en el tren trasero (estoy seguro de que, con un poco de carga en la caja, se corregiría por completo).
La posición de manejo es muy buena, con ajuste en altura y profundidad de la dirección, además de reglajes eléctricos para el asiento del conductor. El diseño de la plancha de instrumentos es moderno y tiene muchos guiños a las 3008/5008: tablero digital, pantalla multimedia de 10 pulgadas y teclado aeronáutico para la mayoría de los comandos. Se parece al puesto de manejo de un auto, aunque sin llegar al nivel de perfección en este aspecto de la VW Amarok.
Más allá de eso, no me gustaron los revestimientos: plásticos duros y ásperos, sobre todo en las puertas.
En materia de seguridad creo que le faltan asistencias a la conducción (Adas), algo que las Toyota Hilux y Ford Ranger ya ofrecen en sus gamas. Apuesto a que las tendrá cuando se lance la Landtrek producida en el Mercosur.
La cosa se puso más interesante cuando se acabó el pavimento. Tomamos la Ruta Secundaria 119, cerca del Lago Escondido. Y encaramos un interesante circuito 4x4 hasta el Lago Kami (o Fagnano). Había agua, barro, piedras y raíces gruesas de árboles, que pusieron a prueba el chasis de las Landtrek.
Tiene un despeje del suelo de 235 milímetros y una capacidad de vadeo de 600 milímetros. Las tres unidades avanzaron sin problemas hasta que llegó la zona de piedras y raíces. Fue el momento de usar la 4x4 en baja y de aplicar el bloqueo de diferencial trasero para algunas trepadas. Los obstáculos se superaron sin problemas y las chatas no sufrieron, aunque sí lo hicieron algunos accesorios: una unidad enganchó el cubrecárter y lo arrancó. Pero bueno, esa es su función más extrema: sacrificarse para proteger la mecánica y cumplió.
Otra unidad enganchó un estribo lateral y casi lo deja por el camino. Soy de la idea de que, en las pick-ups, los estribos cumplen una función más estética que práctica: ensucian los pantalones, reducen el ángulo ventral, acumulan barro y se enganchan en todos lados. Tampoco son de gran ayuda para subir al habitáculo. En todo caso, deberían ser retráctiles. Además, si se trata de "hacer facha", en mi opinión es mucho más "fachera" una chata sin estribos que con.
También sirvió para comprobar que los motores nafteros no son ideales para el off-road más trabado: no tienen el torque en baja ni la sutileza para bajar potencia al piso que tienen los buenos diesel.
El circuito off-road terminó con un ligero vadeo sobre las aguas del lago, una picada a media mañana y un último tramo de ripio hasta llegar al almuerzo: cordero a la cruz, sobre la Ruta 3.
DIA 2
El segundo día volvimos a salir de Ushuaia por la Ruta 3, pero a unos 40 kilómetros empalmamos con la Ruta Complementaria J. Tierra del Fuego debe ser el único lugar de Argentina donde hay rutas bautizadas con letras (en lugar de números). Las R.C. nacieron como senderos que, con el tiempo y el uso, se convirtieron en caminos: siempre son de tierra y ripio. En este caso, al combinar las R.C. J y R.C. K llegás hasta uno de los lugares más lindos de esta isla: Puerto Almanza.
Se encuentra a orillas del Canal Beagle y es la “Capital Nacional de la Centolla”. En los últimos años, Almanza se convirtió en un polo gastronómico para degustar este cangrejo de aguas heladas, en todo tipo de preparación: fresca, en sushi, hervida, a la parrilla, en forma de empanadas fritas o sobre pizza a la piedra.
Almanza hoy vive del turismo gastronómico, pero el destacamento de la Armada y los cañones que aún hoy apuntan a la otra orilla no ocultan su lugar en la historia: fue uno de los puntos más calientes del conflicto con Chile por el Canal Beagle. La artillería pesada de Almanza, hoy cubierta por matorrales, se mantiene apuntando al pueblo chileno de la otra orilla: Puerto Williams (ascendido a "ciudad" por decreto, para rivalizar con Ushuaia como la "más austral del mundo").
Acá tuve un breve contacto con la Landtrek Turbodiesel. El 1.9 tiene buen torque en baja, pero se queda demasiado corto cuando se busca un manejo ágil o rutero. Estoy acostumbrado a motores turbodiesel con más potencia en este segmento. Me gustó mucho la caja manual de seis velocidades, bien escalonada y de manejo suave, aunque se sentiría mucho mejor con un motor de más potencia y torque. La dirección me pareció correcta, aunque no descollante: tiene asistencia hidráulica, cuando en este segmento ya estamos acostumbrados a direcciones mucho más precisas, con asistencia eléctrica.
Almorzamos centolla, por supuesto. Pero lo hicimos al estilo único del restaurante Puerto Pirata. Cuando llegamos, nos entregaron chalecos salvavidas, nos subieron a un gomón y nos llevaron hasta el medio del Beagle, para cazar nuestros propios cangrejos. Izamos las trampas ubicadas a 100 metros de profundidas en estas aguas heladas y cada uno eligió su propio bicho, para almorzar.
CONCLUSIÓN
Mientras probaba centolla en diferentes preparaciones me puse a pensar que, en más de 30 años de periodismo, es la primera vez donde pruebo dos motorizaciones diferentes en un auto completamente nuevo, pero sabiendo de antemano que esas dos mecánicas no estarán disponibles en nuestro mercado.
¿Es posible sacar una conclusión cuando algo tan importante como el motor definitivo aún no lo manejé?
No, no es posible sacar una conclusión. Pero sí me atrevo a realizar una recomendación.
Según los rumores, uno de los posibles motores que podría tener la Landtrek producida en el Mercosur es el 2.0 HDi de Peugeot, que acá ya conocemos de modelos importados como las 3008 y 5008. Es un impulsor que puede entregar entre 150 y 180 caballos de potencia, con hasta 400 Nm de torque.
Sin embargo, durante la presentación a la prensa en Tierra del Fuego, los ejecutivos de Peugeot Argentina aseguraron que las mecánicas para nuestro mercado “serán turbodiesel y estarán en el promedio de potencia del segmento de las pick-ups medianas”. Hoy ese valor está más cerca de los 200 cv.
Ahí es donde podría jugar un rol fundamental Stellantis, la flamante fusión entre PSA (Peugeot-Citroën) y FCA (Fiat-Chrysler). Una de las ventajas de Stellantis es que todas las marcas pueden aprovechar las tecnologías, mecánicas y desarrollos de cualquiera de los fabricantes que integran este nuevo gigante automotor.
Por ejemplo, ¿la Landtrek podría equipar el motor de la Fiat Toro? Sí, claro. Pero, si bien ese 2.0 Multijet mueve muy bien a la pick-up compacta brasileña, se quedaría algo corto para acercarse al "promedio de potencia" de las medianas (el Multijet tiene 170 cv y 350 Nm).
Por eso, en mi opinión, si lo que busca Peugeot es potencia, confiabilidad y experiencia en motorizaciones para uso off-road, la gente del León debería buscar en el cajón de componentes del mayor especialista en la materia de Stellantis: Jeep. Por ejemplo, el Wrangler de nueva generación tiene dos excelentes impulsores turbodiesel que encajarían a la perfección con el interesante chasis de la Landtrek: un cuatro cilindros 2.2 turbodiesel (197 cv y 450 Nm) y un V6 3.0 turbodiesel (260 cv y 600 Nm).
Estos dos impulsores permitirían a la Landtrek tener una gama escalonada, con versiones para trabajo (2.2) y también para competir en el cada vez más nutrido nicho de las pick-ups medianas más potentes (V6). La confiabilidad de las mecánicas de Jeep está fuera de discusión y ese es un valor que Peugeot deberá tener muy en cuenta si quiere ganarse un lugar en este segmento, donde la robustez es una condición indispensable.
¿En Peugeot le harán caso a este humilde cronista? ¿Escucharán esta recomendación? ¿O acaso encontrarán una solución mucho mejor y que a mí no se me ocurrió?
Demasiadas preguntas como para responder con un plato de empanadas fritas de centolla frente a los ojos.
C.C.
Agradecimientos: Peugeot Landtrek (Conectando Las Américas) y Juan Rovira (Tierra Turismo)
Galería: Peugeot Landtrek - Test drive prensa Tierra del Fuego
Galería: Peugeot Landtrek