No me canso de decirlo: para muchos argentinos, tener un Volkswagen es como poseer un pedacito de Alemania. Traducido al lenguaje de los autos, significa tener algo de “lo mejor”. Lo significativo con la nueva VW Taos, es que ese pedacito de Alemania se fabrica en Argentina. 

Por supuesto que no es el primer VW que se fabrica en el país. Pero sí es el primer modelo de última generación que tiene exactamente la tecnología que muchos productos que se fabrican en la mismísima Alemania. Para tener una referencia, la Taos fue lanzada en Argentina casi simultáneamente con Estados Unidos, uno de los mercados más exigentes del mundo. Hay diferencias de equipamiento, motorización y terminaciones, claro, pero en cuanto a ingeniería y tecnología, el vehículo base es prácticamente el mismo.

La clave es la plataforma modular MQB-A, que configura las “entrañas” del auto. Esta base estructural es la más usada por el Grupo VW en todo el mundo, en una gama de modelos que van desde el VW Golf hasta el Audi TT. Con esto nos podemos dar una primera idea de la importancia de la Taos para la industria automotriz argentina: es –junto con el Peugeot 208, también producido sobre una plataforma global de última generación–, el producto más moderno que se fabrica en el país. Y también es la primera SUV de la Planta Pacheco, lo cual no es un tema menor, ya que apunta justo al punto más dulce del mercado actual.

Teniendo en cuenta que Argentina abastecerá la demanda de la Taos de todos los países de América Latina, exceptuando a México, pero incluyendo el gigantesco mercado brasileño, su plan de exportación es enorme. Y eso representa una gran noticia, no solo para la empresa, sino para todo el país.

Claro que estas cosas no se logran así como así. La posibilidad de fabricar la Plataforma MQB-A requirió una multimillonaria inversión en la fábrica que VW tiene en General Pacheco. Fueron 650 millones de dólares en total, que además se usaron para instalar una nueva planta de pintado de última generación, más eficiente y ecológica, ya que usa pinturas al agua en lugar de aceite. Esta planta es única en el país y permite realizar significativos ahorros de agua y energía, además de minimizar los niveles de emisión de partículas.

Solo por este enorme impacto industrial y económico, alcanzaría para declarar a la Taos como el “Lanzamiento Industrial del Año” en Argentina durante 2021. Pero como producto también tiene muchas cosas para decir.

EN CONTEXTO

Para empezar, vamos a ponerlo en contexto. Y para eso primero hay que hacer una salvedad: si bien es cierto que tiene la misma plataforma y tecnología que se usa en Alemania, la Taos es un producto que no se vende en Europa. En el Viejo Continente, su lugar está ocupado por la Tiguan, que a la Argentina llega en su versión “extendida” Tiguan Allspace (siete plazas). La Taos sigue siendo un producto global (se vende hasta en China, donde se llama Tahru), pero claramente por una cuestión de costos, a VW le convino desarrollar un producto específico para los mercados no europeos.

Por sus dimensiones, se posiciona en el Segmento de SUV compactos (“C”), que es uno de los más concurridos del mercado. Pero entre los casi 15 modelos que pueden considerarse dentro del segmento en Argentina, sus “verdaderos” rivales son dos: las Toyota Corolla Cross y Jeep Compass. Son los únicos que se producen en la región (ambos en Brasil), lo que los pone en situación de equivalencia impositiva con la Taos (a diferencia de todo el resto, que paga un arancel extrazona de 35%). Además, las tres se ubican en la misma franja de tamaño dentro del segmento, ya que están entre los más compactos: la Taos mide 4.46 metros de largo, casi 7 más que el Compass y uno más que el Corolla Cross. Son autos que apuntan sin rodeos a un uso familiar, que en su momento fueron para las marcas un complemento de sus hatchbacks, sedanes y las rurales medianas, pero ahora directamente los están sustituyendo.

POR FUERA

Para los que ya estamos familiarizados con su hermana menor (T-Cross) y mayor (Tiguan Allspace) la apariencia de la Taos genera una sensación de dejá-vu. Es algo muy típico de las marcas del Grupo Volkswagen (especialmente VW, Audi y Skoda), que emplean un estilo muy homogéneo para todo su rango de productos. Es una estrategia muy productiva para reforzar la identidad y el sentido de pertenencia a la marca, pero se penaliza un poco la personalidad de cada producto en lo particular.

En general, a VW le funciona de maravillas, a juzgar por los resultados de ventas y la aspiracionalidad que genera, pero es difícil que provoquen un “Efecto ¡Wow!” cada vez que lanza un nuevo producto (los tiempos de los Beetle y Scirocco parecen haber quedado atrás, leer análisis).

La Taos calza a la perfección en esa lógica “conservadora”. Es un auto impecablemente proporcionado, con énfasis en transmitir más robustez y solvencia que deportividad. Por eso, no hay guardabarros inflados, ni “musculaturas” marcadas, ni una caída de techo “rápida”, sino una postura más erguida y algo estática.

Su estilo es bastante geométrico o “técnico”, como se dice en la jerga. Si bien la carrocería está cubierta por varios pliegues y líneas (sobre todo en el capot), todas tienen una dirección predecible y una interacción bastante cohesionada. Tal vez haya un exceso de acentos cromados –algo que suele usarse para dar una imagen “premium”– pero aun así, y sobre todo teniendo en cuenta las exageraciones predominantes en estos tiempos, su diseño podría calificarse como “sobrio”. Por otra parte, comparado con el lenguaje que se está viendo en los nuevos modelos eléctricos de la serie VW ID –mucho más clínicos, casi minimalistas–, se puede prever que en no mucho tiempo el estilo de la Taos va a quedar demodé.

Lo que sí toma de sus nuevos hermanos eléctricos, y que de hecho le da el toque de modernidad y distinción, es la línea de luz LED que atraviesa todo el ancho de la parrilla. Cuando cae la luz diurna, la Taos vista de frente resulta inconfundible, pero solo a partir de la versión Highline (que además tiene las barras portaequipaje cromadas y llantas más llamativas, leer crítica). La versión Hero, tope de gama por el momento, agrega un esquema de pintura bitono (el color del techo contrasta con el resto de la carrocería). Muy chic.

No hay dudas de que la Taos es un auto que a todo el mundo le va a resultar razonablemente atractivo. Pero en mi opinión personal no es la facha su atributo más destacado, como sí lo es en otros productos del segmento, como la Peugeot 3008 (la más lograda) o la Ford Bronco Sport (la más cool). ¿Y comparado con las Jeep Compass y el Toyota Corolla Cross? Será cuestión de gustos.

POR DENTRO

Por dentro, lo primero que llama la atención es el diseño muy sobrio y continuo de todo el tablero, que no hace más que resaltar las dos grandes pantallas: la de la consola central y la del tablero. Todo muy agradable y techie a la vista. Lo siguiente que se nota es el confort de las butacas y la facilidad con la que se puede encontrar una perfecta posición de manejo, con todos los comandos bien organizados y distribuidos: es una marca registrada de VW. Y si el ingreso es por las puertas traseras, la grata sorpresa es la abundancia de espacio, tanto para las piernas como en altura. En este aspecto –clave para un uso familiar intensivo– supera con creces a sus rivales directos.

También lo hace en la oferta tecnológica: el equipo multimedia VW Play, que se opera desde la pantalla central, es excelente: intuitivo, rápido y lindo de ver. Se combina a la perfección con el instrumental detrás del volante, que es totalmente digital y permite muchas combinaciones de visualización e información, todo a gusto del conductor. Un punto alto: permite usar AppleCar y Android Auto en forma inalámbrica (pero atención, porque esta modalidad liquida la batería de los celulares). Un punto extraño: ofrece varias conexiones USB, pero son del tipo C (las chiquitas), que todavía no están para nada estandarizadas. Y un punto bajo: no ofrece ningún tipo de comando físico, ni siquiera una perilla para el volumen (aunque si hay varios comandos en el volante).

Hasta aquí todo muy satisfactorio, pero en esta exploración del interior se llega rápidamente a uno de los temas más controversiales con la Taos: la calidad de ciertos materiales. La cuestión es que hay más plásticos duros de los que uno esperaría en un auto con este tamaño, posicionamiento y precio. El tacto de la parte superior del tablero, los paneles interiores de las puertas y (sobre todo) el piso del baúl son algo decepcionantes. Ergonómicamente no son zonas con las que uno esté demasiado en contacto, pero el solo hecho de “saber” que son plásticos duros puede dejarle gusto a poco a muchos usuarios, sobre todo a los clientes más exigentes de la marca (esos que tienen al Golf como la medida de todas las cosas). Compensa un poco la calidad constructiva, que da toda la sensación de ser muy sólida. El tiempo se encargará de confirmarlo, pero personalmente le pongo muchas fichas.

No puedo decir lo mismo de la insonorización, que también es mejorable. Una verdadera pena, porque la versión que tuve oportunidad de probar –la Hero, tope de gama– tiene un equipo de audio Beats que es de lo mejorcito que hay en el mercado.

SEGURIDAD

El aspecto más sobresaliente de la Taos es, en mi opinión, todo el paquete de tecnología que tiene a bordo, y apunta tanto a la seguridad como al confort. Por el lado de la seguridad, lo más destacado es el Freno Autónomo de Emergencia (AEB) con detector de peatones (sólo en las versiones Highline y Hero), que alerta de una posible colisión frontal e inmediatamente inicia la frenada del vehículo hasta detenerlo completamente. Puede resultar un poco invasivo a veces, pero también salvarle la vida al conductor o a algún transeúnte desprevenido. El resto de la dotación de seguridad es completísimo: luces y frenos excelentes, 6 airbags (dos delanteros, dos laterales y dos tipo cortina), alerta de fatiga, Post Collision Brake, detección de vehículos en punto ciego, alerta de tráfico trasero cruzado con frenado de emergencia para maniobras, y por supuesto controles de tracción (ESC) y estabilidad (ASR).

En un punto intermedio entre seguridad y confort está el Control de Crucero Adaptativo (ACC) con función Stop&Go, que permite que la Taos se adapte a la velocidad del vehículo que lo precede, incluso hasta detenerse y volver a arrancar. Está muy bueno para la ruta, pero más aún en el tránsito urbano intenso o en algún embotellamiento en autopistas. El paquete se completa con ayuda de arranque en pendiente, control de presión de neumáticos, sensores de estacionamiento delanteros y cámara de visión trasera, freno de estacionamiento eléctrico, y control de desgaste de las pastillas de freno.

MOTOR y TRANSMISIÓN

El motor es el conocido 1.4 TSi, el mismo que es tan apreciado por los usuarios del Golf, Vento y Tiguan Allspace, entre otros. Sus 150 CV de potencia y 250 Nm de torque, alcanzan y sobran para mover a lA Taos con solvencia, si estamos hablando de un uso promedio. Lo que “pierde” comparado con los otros modelos mencionados, es la excelente caja DSG de doble embrague, en favor de una Tiptronic de convertidor de par y 6 marchas, que es menos divertida y predecible, pero es eficaz. Si eventualmente se necesita un poco más de respuesta, siempre está la opción “Sport”, que mejora las reacciones de salida y las recuperaciones. Pero si lo que se busca es una performance “deportiva”, habrá que cruzar los dedos para que llegue la versión R Line, con un 2.0 turbo de 230 CV y la mentada caja DSG.

COMPORTAMIENTO

La Taos no tiene grandes pretensiones off-road: se sabe que, por más que se promocionen como “aventureros”, en este tipo de vehículos las escapadas fuera del asfalto son muy ocasionales y están orientados hacia un manejo urbano, suburbano y rutero. Y en ese terreno el Taos tiene un desempeño intachable. Los consumos también están alineados con las expectativas: en modo Eco y manejo tranquilo se pueden llegar a hacer 10 litros cada 100 kilómetros en un promedio ciudad/ruta.

El andar del auto es óptimo, insisto, siempre hablando de un uso promedio y teniendo en cuenta que es un vehículo relativamente alto. Volkswagen logró un seteo que logra un muy buen compromiso entre confort y estabilidad, con unas suspensiones que absorben muy bien las irregularidades y son lo suficientemente rígidas para tener una buena sensación de estabilidad en curvas. Buena parte de esto se explica por la suspensión trasera multilink (de serie), todo un diferencial comparado con sus competidores más directos.

CONCLUSIÓN

Finalmente llegamos al otro gran tema controversial con el Taos: su precio. Si alguien se había hecho expectativas de que por el hecho de ser “nacional” iba a tener un precio más accesible –entendiendo que estaría entre los más baratos de su segmento–, la desilusión está garantizada. Más allá de la cifra nominal de esta versión Hero (6.24 millones de lista), la Taos tiene un precio similar al que hubiese tenido si hubiera llegado importada de Brasil o México. Se cumple así con la premisa de VW de posicionar sus autos en la parte más alta de sus respectivos segmentos.

Dos datos, en función de sus rivales más directos: su precio de lista es significativamente más caro que la Toyota Corolla Cross (cuya versión más onerosa está alineada con la Taos base); y tiene unos valores muy similares a la Jeep Compass. En resumen: ¿es cara? Sí. ¿Es descabellada? No.

Por otra parte, si consideramos que la versión Hero tiene ese valor, cuestiones como los plásticos duros, que en un producto de menor precio como el Nivus son aceptables, aquí hacen bastante más ruido. Es que por estos montos, cualquier comprador esperaría que el auto “lo mime” –también– en ese tipo de detalles.

Más allá de todos los datos “objetivos”, a mí me gusta pensar los autos en función de las “sensaciones” que transmiten. Y para mí, la Taos cumple con creces, con esa sensación de solidez, solvencia y cierta sobriedad que se espera de un auto de marca alemana, y que hace de Volkswagen una compañía tan aspiracional. Y a eso suma un montón de equipamiento que le da a cualquier usuario la percepción de estar en un vehículo de alta tecnología. En resumen: es un gran producto, y un orgullo que se fabrique en nuestro país.

Tiene cosas mejorables, por supuesto, pero no me parece que sean las esenciales. En ese sentido, también es cierto que VW Argentina tiene mucho más poder para ir “administrando” las mejoras, ya que tiene el control sobre la fabricación del vehículo. Ese poder de decisión, con el que no se cuenta cuando el auto es importado, es invaluable a la hora de aplicar de manera más rápida las adaptaciones que el mercado va requiriendo.

Y algo muy importante: cualquier cuestionamiento se compensa con creces con ese poderoso intangible llamado “valor de marca”. Los clientes habituales de VW, sobre todo los que vienen de productos con posicionamiento similar o superior, seguramente se quejarán de algunos detalles, porque parte de su identidad es sentirse “exigentes”. Pero a la larga la fidelidad a la marca siempre será más fuerte. Para los demás, se sabe que tener un pedacito de Alemania tiene su costo. Aunque esté hecho en Argentina.

Fotos de Alejandro Cortina

Galería: Volkswagen Taos Hero

Longitud 4468 mm
Altura 1624 mm
Anchura 1841 mm (sin espejos)
Motor de combustión interna 1.4L Turbo Inyección directa
Frenos Cuatro Frenos a Disco
Volumen del baúl 498 Litros
Tracción Tracción delantera
Despeje del suelo 246 mm
Motor eléctrico Cuatro cilindros en línea
Potencia 150 CV a 5.000 rpm
Torque máximo 250 Nm desde 1.400 rpm
Caja de cambios Automática / Tiptronic 6 marchas
Peso en vacío 1420 kilos
Velocidad máxima 194 km/h
Ángulo de salida 20,1°
Ángulo de ataque 26,3°
Cantidad de asientos Cinco pasajeros
Aceleración de 0 a 100 km/h 9,3 segundos
Ángulo de ataque 19,0°
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