Texto y fotos de Jerónimo Chemes
Y finalmente llegó el día. Sí, luego de 30 años de andar en toda clase de chatas de laburo -duras como cara de político-, me toca escribir la crítica de una pick-up que está pensada para usarla en ciudad, para usuarios que, si se pincha una goma, llaman al ACA.
A mí me dice C.C. “hay chata para probar” y ya me late el corazón con más torque, especialmente después de probar varias SUVs (que me aburren un montón).
En este caso, esta pick-up no está pensada para hacer 700 kilómetros de barro salvaje, para cargar kilos muy bravos, ni hacer 1.800 kilómetros en un día, ni darle golpes que hagan doler los órganos internos. No, nada de eso. Lo más jorobado es ir al súper. Eso sí: una compra grande, porque podés llenar la caja con bolsas y sobre todo te da una posibilidad extraordinaria de salir a pasear lejos un fin de semana .
El público de chatas cambió. Hace 20 años, usar la chata “como auto” resultaba algo impensado: eran carros de carga sin confort, durísimas y pensadas para aguantar, no para doblar a 180.
Quien interpretó antes que nadie fue Volkswagen, que en 2010 sacó la Amarok, ofreciendo andar (y motor) “de auto”, alejando a la chata de las tareas terribles a las cuales se las somete en Argentina.
De ahí que la Amarok tenga el mote “de ciudad” o “para correr" (en el caso de la V6), dentro del imaginario popular.
Por eso, las generaciones siguientes de Chevrolet, Ford y Nissan hicieron chatas infinitamente mejores y más “city friendly”, excepto la Toyota Hilux, que sigue siendo dura y saltarina.
Pero mas allá de esto, el golpe de gracia lo dieron -como siempre- los políticos argentinos. Modificaron el "impuesto interno", también llamado "al lujo" (en un país pobre) y se lo aplican a casi todo lo que no es de lujo.
Por eso, hoy en nuestro país tener un sedán mediano o una SUV chica con buen equipamiento es considerado por el Estado un "bien suntuario" y le aplican un impuesto extra a la locura de impuestos que ya pagaban.
Sí, Argentina es el único lugar en el sistema solar donde una persona que se compra, por ejemplo, un Toyota Corolla, es considerado "rico". Un delirio.
Como las chatas no pagan ese impuesto, al tratarse de "vehículos comerciales", hoy los valores de las pick-ups son más bajos comparados con las SUVs. Así se produjo un boom de ventas de chatas con chasis porque valen poco (comparado con autos y Suvs de media gama) y te llevás 2.000 kilos de tornillos por bastante menos de lo que vale algo más chico y peor.
El gran tema era si esos dos mil kilos de tornillos te sirven en ciudad. Porque ese es el uso que le están dando los clientes que compran versiones como esta nueva Ford Ranger 2.2 XLT Automática 4x2, que se lanzó a la venta en febrero pasado. En mayo, tiene un precio de lista de 4.04 millones de pesos.
La configuración de motor chico, mucho equipo de confort, mucha seguridad, caja AT, tracción 4x2 y precio más accesible era algo que a la gama de Ranger le faltaba y finalmente llegó.
Veamos entonces las características de esta configuración brevemente y luego pasamos a las conclusiones, para evaluar si sirve para lo que está pensada. Esta no es una crítica convencional de Autoblog porque la idea es evaluar el enfoque urbano y familiar de esta versión.
Las críticas completas de otras versiones de la Ranger ya se publicaron acá.
POR FUERA
La Ranger XLT 2.2 es exactamente igual a las conocidas XLT 3.2 y XLT 2.5. La única diferencia es que en el guardabarros delantero dice "2.2". El dato muy importante es que abajo, aún siendo 4x2, sigue estando muy bien protegida: tiene chapones hasta en la caja de cambios, amortiguadores con cortapiedras y dos brutos ganchos de rescate anclados al chasis, adelante y atrás. De “pinta” es cuestión de gustos, pero abajo la chata es un ejemplo.
POR DENTRO
Todas las Ranger XLT (2.2, 2.5 y 3.2) son iguales, pero la gran novedad de esta 2.2 es que viene con caja automática, por lo cual cambia la palanca de la selectora. Insisto en que la calidad de ensamble general de las chatas argentinas es excelente.
SEGURIDAD
Está muy bien. Viene con siete airbags, frenos ABS, control de estabilidad, control antivuelco, control de carga adaptativo e incluso compensación de deriva de viento lateral, que es una delicia total. La chata esta no escatima en seguridad y es algo que seguramente va a apreciar el que busca una pick-up de uso familiar.
MOTOR y TRANSMISIÓN
El pequeño 2.2 turbodiesel (160 cv y 385 Nm, con distribución por cadena y enfriamiento por paleta viscosa) sobra para llevar la chata con agilidad en el día a día, si no necesitás grandes proezas.
Tiene caja automática de seis velocidades y tracción trasera.
COMPORTAMIENTO
Durante la prueba de seis días de ciudad intensa, con trayectos cortos y fríos, sin siquiera autopista y rara vez pasando los 60 km/h el DPF no saturó y no necesitó regenerar. Se ve que tuve suerte, porque esas son condiciones severas para el famoso "filtro de partículas".
Un día salí a la ruta de urgencia: manejé mil kilómetros para buscar mil kilos de arroz para La Chata Solidaria, que nos donó un molino de Entre Ríos y, como era todo asfalto, fui con esta 2.2 XLT. Aguantó sin problemas.
En ciudad, con tránsito muy pesado, el consumo -si sos cauto- es bajo: 8.7 litros cada 100 kilómetros. En ruta, sin carga, hasta 120 km/h gasta entre uno y 1.5 litros menos cada 100 que la 3.2 AT. Sin embargo, ya pasando esa velocidad, cuando el motor hace más fuerza, se emparejan e incluso a velocidades no permitidas, el pequeño 2.2 consume más que el grande. Y otro dato es que cuando le tiré los 1020 kilos, yendo despacio, 90 a 100 km/h y sin viento consumió un litro más y con viento casi dos litros mas que el 3.2. No hay magia. Los motores chicos son económicos y ágiles si no se los exige, pero cuando les pedís rendimiento, consumen "a lo loco".
La caja automática 6R80 es la misma que la 3.2. También es la misma del Mustang de generación anterior. No es la refinada ZF de 8 que usan Amarok y BMW, es una caja más rustica pensada para exigencias severas de tiro y carga, ya que está preparada para lidiar de sobra con los océanos de torque que salen del 3.2 y el Coyote, por lo cual al 2.2 lo lleva sin problemas. Anda muy bien y es suave, ya que al tener menos torque que manejar, fluye perfecto. El sistema quedó bien calibrado.
El confort de marcha es ideal para ciudad. En 2019, Ford rediseñó el tren delantero de la Ranger y el confort de marcha mejoró de forma notable, pero sin perder la capacidad de absorber castigo. Fuera de camino, las Hilux y Ranger les sacan mucha ventaja a las demás pick-ups. Se suma que el motor es muy liviano, por lo cual rebota menos. No cansa para nada manejarla en ciudad y ruta.
Atención, es muy importante desde el cambio de tren delantero, cumplir con la presión indicada para los neumáticos. Cuando le cargué con 1000 kilos, le subí la presión incluso unas libras más de las indicadas, pero al descargarla la volví a bajar. Si no, rebota demasiado.
CONCLUSIONES
Uso chatas desde hace 30 años. Mi Azul (Ford F-250) la usé años y años en ciudad. Vivo en pleno Palermo, la cochera que alquilo está en un edificio con rampa en el primer piso. Mi pareja vive en Zona Norte y me muevo por todo el país todo el tiempo. Es decir, desde el Obelisco, hasta el Impenetrable, hago entre 60 mil y 100 mil kilómetros por año. Uso las chatas para trabajar, pasear y para la ONG que fundé. Por eso, les ofrezco estas conclusiones para debatir.
* Por qué SÍ hay que comprar una pick-up para uso recreativo.
1. Tributan menos impuestos (internos e IVA) que los autos o SUVs.
2. Tienen cabinas más amplias y el equipamiento de las nuevas pick-ups mejoró muchísimo. Ya no existe ya el concepto de chata “carro”, ni siquiera en las más básicas.
3. Con un motor como este 2.2 turbodiesel, el consumo es muy bajo (si no estás apurado), para algo que pesa dos toneladas.
4. La caja Automática hace que te olvides de pasar cambios para siempre.
5. El andar en ciudad es aceptable. Si bien no tienen el confort de marcha de un sedán, más de uno se va a sorprender.
6. Se pueden usar para viajes en ruta y te olvidás de preocuparte por el estado de los caminos: pozos militantes, cabezas de Simpsons, trincheras, asfaltos destrozados, lomos de burro sin señalizar y demás regalos de intendentes corruptos se superan sin problema. Pegale a todo, estas chatas medianas, con chasis de largueros, no se rompen nunca jamás.
7. Nunca más vas a cortar una goma, doblar una llanta o tener que cambiar algo del tren delantero.
8. Si bien la XLT 2.2 Automática 4x2 está orientada al asfalto, por debajo sigue siendo Ranger preparada para soportar castigo severo. Podes ir al shopping, al cole o cruzar el Impenetrable. No es que “por ser de ciudad” le hayan sacado cosas. Tiene el mismo chasis de una Ranger Limited.
9. La cámara de estacionamiento y los sensores traseros, sumado a la dirección eléctrica, hacen que sea muy fácil estacionarla. Solo le agregaría sensores delanteros.
10. La caja de carga te permite poner de todo (peso y volumen). Salir de viaje con la familia es un placer . Solo debés comprar una lona grande para tapar el equipaje. Pero salir a pasear con las bicis es un sueño. Tirás todo ahí y siempre sobra lugar.
11. Te olvidás para siempre de llamar un “flete” si necesitás llevar algo grande.
12. Vas a manejar bien "alto", incluso más que una SUV y eso hay gente a la cual le gusta, porque la hace sentir que "domina mejor" el tránsito (buéh).
13. Tienen tanques de 80 litros, por lo cual la autonomía es más de 1.000 kilómetros (en este caso de la 2.2).
14. Al ser un vehículo comercial, podés descargar impuestos, pagar menos patente y asignarla a tu actividad.
15. El valor de reventa de una chata es superior a cualquier vehículo del mercado con la misma cantidad de años y kilómetros de uso.
16. El tiempo de reventa cuando la largás al mercado, es corto. Si está en precio y en buen estado te la sacan de las manos.
17. En todas las pick-ups medianas, la rueda de auxilio es igual a las titulares. Siempre.
18. Te llevás "más tornillos" por menos plata. Más allá de que lo necesites o no, son una buena compra.
* Por qué NO hay que comprar una pick-up para uso recreativo.
1. Desde el punto de vista racional, usar 2.000 kilos de tornillos para llevar un pasajero no tiene el menor sentido.
2. Usar para subir la rampa de Unicenter el mismo chasis de acero y materiales compuestos preparados para trepar una montaña es un delirio.
3. Es más grande que una SUV y te va a llevar un tiempito acostumbrarte a las mayores dimensiones.
4. No la podés manejar con miedo. Si lo hacés, la vas a pasar mal. Las chatas requieren órdenes, no dudas.
5. La caja de carga abierta te impide dejar cosas cuando la estacionás en la calle, tenés que esconderlas en el habitáculo.
6. A la caja -por más que pongas lona, cúpula, tapa rígida o lo que sea- siempre le va a entrar un poco de tierra. Por lo cual, lo que lleves, se va a ensuciar.
7. Si tu cochera es chica y el acceso es revirado (como en mi caso), te llevará más tiempo estacionarla.
8. Si le pegás a algo sin querer, lo vas destrozar. Estas chatas tienen chasis de largueros y pesan dos toneladas (sin carga). Y ojo cuando maniobres marcha atrás: los paragolpes son de metal y rompen cualquier cosa.
9. La dinámica en ruta puede ser muy buena, pero no son autos deportivos para correr. No tienen el comportamiento de un sedán. Nada que esté a dos metros del piso y pese dos toneladas puede tolerar a un conductor que quiera "hacerse el piola".
10. En algunos estacionamientos de zonas céntricas de las grandes ciudades de nuestro país, no aceptan las pick-ups. Ni siquiera pagando de más: ocupan mucho espacio y hacen perder rentabilidad al negocio.
11. La cochera y el lavado siempre serán un poco más caros.
12. Llevan más aceite que una SUV en general. Hay que chequear bien el costo de los servicios de mantenimiento.
13. La rueda de auxilio esta muy expuesta, es fundamental ponerle cadena y candado, porque te la van a querer robar.
14. Si manejás fuera del asfalto y te encajás, te tiene que sacar otra chata o similar. Una pick-up trabada cuesta sacarla. Comprá pick-ups con buenos ganchos de rescate.
15. Si elegís una pick-up turbodiesel y manejás 100% en ciudad, debés estar atento a las regeneraciones del filtro de partículas (DPF) y no interrumpirlas. Si se tapa el DPF es un dolor de cabeza.
16. A pesar de ser amante del diesel, creo que la Rager 2.5 XLT Nafta es la mejor opción para ciudad, ya que si bien tiene caja manual de quinta, el consumo se compensa con menor valor de nafta súper (sobre el diesel euro) y además acepta GNC sin perder garantía lo que hace imbatible el costo operativo. Con GNC, las escapadas de fin de semana son gratuitas.
Con todas estas salvedades, creo que la balanza se inclina en favor de este tipo de pick-ups. Por razones impositivas y todos los motivos mencionados en esta nota, hoy son una buena compra.
J.Ch.
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