Texto de Jacinto Campos
Fotos de Kieran Ballesty

Desde la Cuenca del Salado (Buenos Aires) – Siempre tuve pick-ups para trabajar en el campo. Durante muchos años usé Ford F-100, pero también tuve Toyota Hilux y Chevrolet S10. Pero, además de las chatas, siempre traté de tener en el garage de casa un auto para usar en familia. Un vehículo que nos permitiera salir de vacaciones o viajar a la ciudad de Buenos Aires, para hacer trámites.

Ahí la cosa fue todavía más variada. En mis comienzos, fue un humilde pero inolvidable Citroën 2CV. También tuve varios Ford Falcon y hasta una rural Peugeot 505. Pero, en cuanto pude, siempre elegí vehículos con doble tracción. El primero fue una rural Subaru de los años ’80 y de ahí en más no paré: Ford Explorer, Chevrolet Blazer, Renault Duster y Volkswagen Tiguan, entre otros.

A fines de los años ’90, ese vehículo familiar fue una Toyota SW4. Por aquél entonces, la pick-up Hilux ya se estaba empezando a fabricar en Zárate, pero la versión SUV tardó un poco más en producirse en la Argentina. Por eso, aquella SW4 era Made in Japan. La compré para reemplazar a la Explorer y me arrepentí ante la primera tormenta en el campo.

La Japonesa era inmanejable. Imposible de sostener sobre el camino. Me fui varias veces a la zanja y pude salir un par de veces, con mucho esfuerzo del motor. Pero me volví a caer y, al final, me tuvieron que sacar con un tractor. Por supuesto: me comí todas las gastadas de los vecinos.

Yo, Jacinto Campos, que podía salir y entrar del campo en un 2CV o en un Falcon con tracción simple, bajo el Diluvio Universal, había terminado en la zanja con mi moderna 4x4 japonesa. No tardé ni medio segundo en descubrir dónde estaba el problema: la SW4 llegaba a la Argentina con neumáticos puramente para asfalto. Ante el mínimo barrito, se volvía incontrolable.

Me fui a quejar con el concesionario y me dijeron que así la entregaba Toyota Argentina. Me contacté con Toyota Argentina y me dijeron que así la mandaban desde Japón. A fines de los años ’90, ya tenía una precaria conexión a internet en el campo, así que busqué en Yahoo! (el término “googlear” aún no se había inventado) y encontré el contacto de Atención al Cliente de Toyota Japón.

Les escribí un extenso e-mail en inglés, relatándoles mis penurias, explicándoles las condiciones de nuestros caminos y preguntándoles por qué vendían una 4x4 con neumáticos que no servían para el barro. Fue más bien una catársis, porque ni siquiera esperaba una respuesta.

Para mi sorpresa, unos días después me llegó la respuesta, también escrita en un inglés rudimentario, aunque muy educado. Palabras más o menos, los japoneses de Toyota me explicaban que, a la hora de elegir los neumáticos de la SW4 de exportación, hacían un promedio sobre el uso que le daban los clientes al vehículo en diferentes partes del mundo. Y sus estudios indicaban que, más allá de un poco de nieve en invierno, el 99% de los usuarios nunca la manejaban fuera del asfalto.

Insisto en que fueron muy amables. Dijeron que comprendían mi situación, pero que yo formaba parte de una clara minoría. La SW4 japonesa era muy linda, pero la vendí.

Con el tiempo, me enteré de que ese temita de las necesidades regionales fue uno de los motivos que convenció a los japoneses de fabricar la SW4 en la Argentina para toda América Latina, para poder configurarla para los usuarios locales. Aquellas incursiones a las zanjas fueron mi granito de arena para que se activara el famoso Kaizen de los japoneses (traducido como "mejora continua", leer más). De nada, amigos de Zárate.

Los lectores históricos de Autoblog saben de mi campaña para que las automotrices presten atención a las necesidades de los que usamos vehículos 4x4 en el campo. Para los más nuevitos, los invito a leer esta nota.

Por eso, muy grata fue mi sorpresa cuando la gente de Bridgestone Argentina me ofreció la posibilidad de probar su catálogo de neumáticos para pick-ups 4x4. En realidad, se lo ofrecieron a C.C., que me pasó al fardo a mí, con la excusa de poder venir a la Cuenca del Salado a comer asados y saquear leña para su quincho. Todo bien: ya conocemos al tipo del blogcito.

La cuestión es que, durante tres semanas, estuve probando diferentes compuestos de neumáticos sobre los mismos caminos rurales de siempre. Las fichas técnicas de los modelos evaluados se anticipan acá abajo. Los probé con piso seco y con barro. También los ensayé en la ruta, para ver cómo se comportaban en el asfalto.

Todas las pruebas se hicieron con una Hilux SRV 2.8 4x4 Manual, que nos prestó la gente de Toyota Argentina. Esta prueba fue posible gracias al enorme trabajo que también hizo la gente del Grupo Testa, representante oficial de Bridgestone en Mercedes (Buenos Aires), que siempre estuvo a disposición para realizar el cambio de neumáticos, cada vez que lo necesitáramos.

Por primera vez, en más de 20 años, alguien escuchó mis reclamos acerca de los neumáticos que precisamos para movernos y trabajar en el campo. Y pertenecen a una empresa japonesa, como Bridgestone. ¿Hay algún mejor ejemplo que explique la filosofía del Kaizen?

Por eso, bienvenidos a la nota que siempre quise escribir: la primera crítica de neumáticos se publicará la semana que viene.

J.C. / K.B.
* Agradecimientos: Bridgestone Argentina, Grupo Testa (Mercedes, Bs.As.) y Toyota Argentina.

***

Ficha técnica Bridgestone Dueler HT 684 II - Made in Argentina
Ficha técnica Bridgestone Dueler AT 693 - Made in Argentina
Ficha técnica Bridgestone Dueler MT 674 - Made in Japan

***

En el garage de Autoblog: todos los neumáticos de Bridgestone para pick-ups

Así son las Bridgestone Dueler A/T que vienen de fábrica en la Hilux SRV 4x4 Manual.

En el garage de Autoblog: todos los neumáticos de Bridgestone para pick-ups

Pero Bridgestone tiene un catálogo con varios modelos para elegir. Los probamos todos.

En el garage de Autoblog: todos los neumáticos de Bridgestone para pick-ups

Pit-stop en el Grupo Testa (Bridgestone en Mercedes). Una escena que se repitió decenas de veces en las últimas semanas.

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com