Texto de Jero Chemes
Fotos de Orly Cristófalo y J.Ch
Luego de varias idas y vueltas, finalmente Renault lanzó a la venta su pick-up Alaskan, asegurando más trabajo argentino en la Fábrica Santa Isabel. Luego de la cancelación de la Mercedes-Benz Clase X (leer obituario), Nissan había quedado en soledad con la producción de la Frontier en Córdoba. La confirmación de la producción de la Alaskan en la misma línea de montaje es una muy buena noticia para varios.
Para el consumidor, es otro competidor más. Para la industria, otra marca que viene a jugar (y los obliga a mejorar). Para Nissan, porque aumenta su volumen de manufactura. Y para Renault, que incursiona en un segmento desconocido: las pick-ups medianas. Todos ganan.
Probé durante una semana la nueva Alaskan Iconic 4x4 Automática de 4.134.300 pesos. La crítica completa se reproduce a continuación.
POR FUERA
Es un rebadge de la Frontier. Esto quiere decir que comparte plataforma, mecánicas, muchos paneles de carrocería y la gran mayoría de sus componentes con la pick-up de Nissan. Sólo cambiaron los emblemas (badges). Esto es lo que permite fabricar a las dos pick-ups en la misma línea de montaje de Santa Isabel, por más que después compitan en ventas y cada una se venda en su propia red de concesionarios.
La Alaskan me gusta. Me parece más linda que la Frontier. La máscara frontal es Renault, con su family feeling. Y le queda bien. Las llantas son lindas. En los guardabarros delanteros tiene insignias “dci190” con guiño. El portón trasero es de buen diseño. El resto es igual a la Frontier. Tan igual que incluso repite las cosas mejorables de la Nissan como: la ausencia de sensores de estacionamiento delanteros (aunque tiene cámara, pero se ensucia), el paragolpes trasero sin escalón (es imposible de subir a la caja), la caja de carga chica (con ganchos mal puestos) y la tapa de la caja sin amortiguación (por lo cual es muy pesada). La barra de San Antonio sobre la caja es la misma de la Frontier X-Gear (leer crítica, aunque en la Renault dice “Alaskan” y está cromada). Este tipo de barras siempre me parecen más prácticas que los spoilers de plástico, que usan las versiones tope de gama de las VW Amarok, Ford Ranger y Chevrolet S10.
El problema es que por abajo también es igual a la X-Gear. A partir de esa versión, la Frontier perdió el excelente gancho de rescate trasero que traían las primeras Frontier nacionales. La Alaskan tampoco lo tiene.
En la calle al ser novedad, llama mucho la atención. Se nota que Renault “puso plata” en el diseño, para diferenciarse. Y lo logró.
Ya se sabe que la Nissan Frontier recibirá el año que viene un restyling en la Argentina. El nuevo diseño ya se presentó en Tailandia (ver fotos). La gran duda es si Renault aplicará cambios tan rápido sobre la Alaskan como lo hace Nissan con la Frontier (o si la mantendrá más tiempo con este diseño).
De serie, esta versión Alaskan Iconic trae lona marítima, barra de San Antonio y revestimiento de caja (muy bien), pero el gancho de remolque que se ve en las fotos es opcional. Veredicto: Muy linda de pinta (más que su hermana).
POR DENTRO
En el interior, la Alaskan es exactamente igual a la Frontier, salvo por el centro del volante, que tiene el Rombo de Renault. ¿Esto es malo? Para nada.
El espacio en el habitáculo es promedio (atrás de Amarok y Ranger, delante de S10 y muy por delante de Hilux), con los detalles exclusivos de Frontier (cámara 360 grados, techo corredizo y calefacción en los asientos delanteros), pero con cosas también inentendibles (sin luz de cortesía en el espejito, sólo el levantavidrio del conductor con one-touch y sin manija para trepar a la cabina del lado del conductor). Lo excelente del habitáculo es que la luz interior es de led.
El espacio es correcto, las butacas me parecen cómodas, el techito corredizo aporta onda y es cómoda en general. Las alfombras son de mala calidad, comparadas con las que tiene la Frontier X-Gear. La calidad de terminación está por encima de Chevrolet e igual que en Nissan, pero no a la altura de tres primeras en ventas: Hilux, Amarok y Ranger. Veredicto: Bueno.
SEGURIDAD
Igual que la Frontier tope de gama: seis airbags, anclajes Isofix, luces de leds (que iluminan muy bien) y nada más. Lo de “nada más” es en el sentido de que no tiene asistencias a la conducción (ADAS), como ya ofrecen las Hilux, Ranger y S10. Ya parece ser algo obligatorio en una pick-up mediana tope de gama. Y es más grave en un producto que se acaba de lanzar a la venta: nace un paso atrás de la competencia.
No hay pruebas de choque de organismos locales independientes, ni para la Frontier ni para la Alaskan. Veredicto: Bueno.
MOTOR y TRANSMISIÓN
Bueno, acá tampoco hay diferencia. Es tan igual que hasta… ¡vibra igual! Ni siquiera recibió una recalibración del acelerador electrónico, para que parezca más picante. Al conectar la baja y poner el cambio en D, la Alaskan tiene exactamente la misma vibración molesta de la Frontier sobre el pedal de freno. Lo mismo ocurre con el ruido de rozamiento del compresor del aire acondicionado, cuando acopla. La base no es mala, pero era una oportunidad para mejorar. Lo bueno es que el 2.3 b- es cadenero, tiene embrague común y enfría por viscoso, pero es biturbodiesel, vueltero hasta la médula, la caja automática de siete velocidades es medio lenta de reacciones cuando la exigís y abajo tiene poco torque. Gasta lo normal, tirando a poco. La velocidad máxima está limitada a 180 km/h, igual que la Nissan
Es un conjunto mecánico que apenas cumple (si bien los 190 cv en papel no parecen malos, en la práctica cuesta encontrarlos, ya que están todos alrededor de las 5.000 rpm). Le falta contundencia en baja y no puede competir contra las bestias del segmento. Cuando se habla de pick-ups medianas tope de gama, hoy quien tenga menos de 2.8 litros no puede ni empezar a hablar. Aunque a este 2.3 lo recalibren y le saquen 250 cv (a costa de perder confiabilidad), los 2.8 (Hilux), 3.0 (Amarok) y 3.2 (Ranger) lo van a aniquilar.
Los motores chicos (con uno o dos turbos) son para cosas poco importantes y pick-ups de entrada de gama. Arriba, en el rango de precio que cuesta la Alaskan Iconic, se necesitan cilindros y centímetros cúbicos. La competencia la supera sin miramientos y encima tienen un consumo similar. Como detalle, la batería es 12/70, mejor que Hilux (12/65). Veredicto: bueno
COMPORTAMIENTO
Idéntico a la Frontier, con sus mismas luces y sombras. Anda bien, especialmente en ciudad, ya que el tren trasero “distinto” la hace confortable. Pero en velocidad, si bien es mucho más estable que la Toyota Hilux (lo cual no es difícil), no le llega a los talones a las Amarok y Ranger. Digamos que las Frontier y Alaskan están a la altura de la S10, solo que el tren trasero en maniobras fuertes piensa demasiado y viene un toque después. No es riesgoso, pero no se siente “feliz”. Por algo Mercedes, cuando desarrolló la Clase X sobre la base de la Frontier, cambió buena parte del chasis y las suspensiones. Esas mejoras ahora fueron adoptadas por el restyling de la Frontier que ya se presentó en Tailandia. Renault no tocó nada y es por eso anda igual que la vieja Frontier.
Cuando están cargadas con peso, la Frontier no es nada buena y lo mismo ocurre con la Alaskan. Se vuelven inestables e imprevisibles, sobre todo en el tren trasero.
En el off-road se defiende perfecto, igual que su hermana de Santa Isabel, pero sin llegar al nivel de las líderes Hilux y Ranger. Además, si las cosas se complican en el barro, no tiene bloqueo de diferencial trasero. Y, si te caés a una zanja, fuiste. Ni siquiera tiene gancho para que te rescaten. Es decir: la Alaskan cumple y tiene buen andar, como su hermana. Veredicto: muy bueno vacía, regular con peso.
CONCLUSIÓN
La producción de la Renault Alaskan en la Argentina es a todas luces una buena noticia. Además, es una buena pick-up. Tiene casi todo lo que necesitás y hace casi todo bien. Ninguna de las cosas que le faltan es grave. No hay nada que la convierta en una mala compra. Pero tampoco tiene nada que emocione: es el mismo problema de su gemela, la Nissan Frontier. Sus competidoras, en cambio, te conquistan por su equipamiento de seguridad, sus motores potentes y sus grandes prestaciones off-road.
Además, la Alaskan tardó tanto en lanzarse en la Argentina que ya parece vieja. Hasta su melliza, la Frontier, ya comenzó a renovarse.
Es evidente que Renault no hizo ningún esfuerzo por diferenciarse de la Nissan. No estoy pidiendo un motor V6 ni 20 airbags. Hablo de detalles tan simples como poner un escalón en el paragolpes trasero, para facilitar el acceso a la caja de carga.
Sólo en el diseño de la trompa y la cola se ven las diferencias más importantes con la Frontier.
Por eso, la estrategia de Renault con la Alaskan no es tanto de producto, sino de estrategia comercial. Esta pick-up va a vender bien entre los clientes de la Duster Oroch, que seguramente ya la miran con cariño y la ven como un salto lógico. Además, la red de concesionarios y talleres de servicio de Renault es mucho más grande (y experimentada) que la de Nissan. Y no olvidemos a los pícaros vendedores de planes de ahorro del Rombo: te persiguen hasta por los pasillos de los shoppings. Nunca vi a un vendedor de Nissan hacer eso. Es gente que vendía Plan Rombo para la Alaskan cuando aún ni se había confirmado su producción en la Argentina (con muchos reclamos de clientes que se sintieron estafados). Imaginen cómo van a vender ahora, que la chata ya está en producción.
Otra cosa buena de la Alaskan es que adoptó la misma estrategia de la Chevolet S10: te regala los primeros cinco servicios de mantenimiento, con intervalos cada 20 mil kilómetros (además de una revisión optativa y gratuita a los 10 mil). La garantía es de cinco años o 150 mil kilómetros.
Bienvenida, Alaskan. Haga su camino, que usted puede, pero apúrese: la competencia ya le saca ventaja en producto.
J.Ch. / O.C.
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