Texto de Orly Cristófalo
Fotos de Juan Cruz Cristófalo y O.C.
Hace rato que el mundo automotor está invadido por eso que se denomina "SUV", y que se ha convertido en el virus que más marcas ha infectado. Muy pocas compañías aún lograron evitar la tentación de fabricar y vender vehículos que encuadren para ser bautizados como Sport Utility Vehicles. Al fin y al cabo, la definición aplica para autos y modelos que años atrás hubiésemos llamado "rural", "break", "familiar", "camioneta" y un largo etcétera.
Ahí encuadra la Mercedes-Benz Clase GLC, una SUV del Segmento D (mediano), que en su momento reemplazó a la conocida Clase GLK. Esta generación se lanzó a la venta en mayo de 2016. En su momento probamos la GLC 300 4Matic (leer crítica), la GLC 300 Coupé 4Matic (leer crítica) y la GLC 350e 4Matic (leer crítica).
En febrero, cuando C.C. me avisó que tenía en agenda la versión el restyling de este modelo, llamado Clase GLC (2020), pensé enseguida en cómo probarla, no sólo en asfalto sino también por caminos off-road. Los hijos hacen de conectores y "por culpa" del más grande de los míos, emprendimos un viaje a Punta Rasa (al lado de San Clemente del Tuyú, allí donde el Río de la Plata deja de llamarse así para empezar a ser nombrado como Mar Argentino), en la época donde todavía nos podíamos mover libremente, sin el coronavirus al acecho.
Hace dos meses manejé durante una semana la GLC 300 4Matic Pack Off-Road, que tiene un precio de 96 mil dólares. La crítica completa, incluyendo un viaje con kite surfers, se reproduce a continuación.
POR FUERA
La gama 2020 trae varias modificaciones estéticas con respecto a la anterior. Parte de ese juego de las diferencias se pueden ver en las fotos comparativas de la nota de la semana pasada (leer acá), donde los cambios en la parrilla delantera /con dos barras en lugar de una), nuevo diseño de las tomas de aire para los frenos y motor, y más cromados son los detalles que más resaltan.
La vista lateral no cambia mucho, pero las nuevas llantas de 19 pulgadas se llevan todas las miradas. Quizás el perfil 55 no sea el más Pack Off-Road de todos, pero sabemos que la mayoría de estos vehículos pasan muy poco tiempo de su vida útil fuera del asfalto.
La parte trasera tiene un cromado generoso en la parte baja del paragolpes, que también cuenta con dos salidas de escape, tan relucientes como falsas: son puramente estéticas. La GLC mide 4.658 mm de largo y 2.096mm de ancho, con una altura de 1.644mm. El despeje es bueno, aún con cuatro adultos a bordo y con el baúl bien cargado.
Los faros delanteros son LED High Performance mientras que en el techo vienen dos barras decorativas en aluminio pulido, dándole un marco al techo corredizo panorámico.
POR DENTRO
La primera sensación al abrir la puerta, sentarnos y cerrar, es que el habitáculo es chico: nos sentimos "encerrados". Con el correr de los kilómetros y días de uso esa sensación cambia y nos damos cuenta de que la posición de manejo es más que buena. Te sentís rodeado por todos los comandos. El tablero es un display digital que podremos acomodar a nuestro gusto: agujas, números, más info, menos info, podemos jugar un rato largo con el comando que tenemos en el volante. Estos comandos son diferentes a los de la generación anterior y mucho más amigables y fáciles de utilizar, aunque la torpeza de quién escribe más de una vez cambiara la música al rozar el pequeño pad ubicado en los brazos del volante.
El tapizado de los asientos es de símil cuero Artico, combinado con una microfibra. Las butacas delanteras se regulan eléctricamente y viene con sistema de tres memorias. El volante, también revestido en cuero, se regula en altura y profundidad.
La consola central tiene una pantalla 10,25 pulgadas. Para dimensionar, tengamos en cuenta que los primeros iPads eran de 9 pulgadas y el iPad Pro más chico en la actualidad tiene 10.5 pulgadas. El sistema viene con Apple Car Play y Android Auto los cuales se sincronizan a través de los puertos USB-C. Detalle: Mercedes-Benz equipa a sus modelos con varios cables USB-C con conectores a diversas fichas como Apple, USB común, ya que la normativa USB-C está cada vez más generalizada, pero no es fácil conseguir un cable en cualquier parte (le pasó a un redactor de este blogcito).
Todo lo que pasa en la pantalla se puede comandar desde el pad que se encuentra entre los asientos delanteros o tocando el display ya que es touch, otro cambio con respecto a la generación anterior. Incluye varias funciones que van desde navegación y setups del auto, hasta cambiar los colores de la iluminación interior. También tenemos lo que he bautizado "función petrol-head", donde podemos monitorear en vivo cuánta potencia y par estamos utilizando. Tan "inútil" como adictivo.
Debajo de las salidas de aire están los comandos de la climatización que viene bi-zona e incluye salidas en la parte trasera. Justo en la curvatura que une la parte frontal con la central de la consola, hay una tapa basculante donde se ocultan un par de posavasos, el cargador inalámbrico y el conector USB-C. Después del pad, el apoyabrazos central se abre al medio con un más que interesante espacio para guardar todo tipo de objetos.
Las plazas traseras son cómodas para dos adultos y un tanto ajustadas para 3. El espacio para las piernas es bueno y tienen sus propios conectores USB-C.
El techo es del tipo panorámico. El portón trasero cuenta con el sistema de apertura sin manos, pasando el pie por debajo de la parte izquierda del paragolpes trasero (y con la llave en el bolsillo o bien cerca del auto), se abre automáticamente. Ideal para cuando venimos cargados con bolsas o con niños en brazos.
El baúl tiene casi un metro de profundidad que se estiran hasta los 1.558mm si rebatimos los asientos traseros. En total son 550 litros de capacidad ampliables a 1.600 litros. Algo muy útil es que se puede rebatir sólo el asiento central trasero, dando lugar a poder llevar elementos largos sin perder todas las plazas traseras.
SEGURIDAD
El Mercedes-Benz 300 GLC viene con airbags delanteros frontales, de rodilla (solo conductor) , laterales y window bags. Las ayudas electrónicas incluyen ESP, control de tracción (ASR), ABS con sistema de freno Adaptive Brake, que une ayuda de arranque en pendiente, "frenos secos" y la función Hold, que hace que siendo automático no se mueva apenas largamos el freno.
También cuenta con asistente activo de distancia (Distronic), monitoreo del cansancio del conductor, frenado autónomo de emergencia, alerta de riesgo de colisión, control de crucero adaptativo, luz de freno adaptiva intermitente y advertencia de pérdida de presión de los neumáticos.
No tiene rueda de auxilio y viene con el kit de reparación, algo que siempre criticamos en Autoblog, ya que nuestras rutas y caminos están más cerca de destruir un neumático que de simplemente pincharlo.
Un dato que suma mucho, si solemos andar en ruta de noche: el espejo retrovisor interno y el exterior del conductor cuentan con sistema anti encandilamiento, algo que no se valora tanto hasta que ves lo bien que funciona.
El modelo 2015 del GLC fue evaluado por la EuroNCAP y obtuvo 5 estrellas y un premio especial por su performance. No hay datos de pruebas de choque independientes para este restyling.
MOTOR y TRANSMISIÓN
La GLC 300 4Matic viene con un cuatro cilindros en línea naftero, de dos litros de cilindrada (qué épocas en las que los Mercedes llevaban un número que nos decía qué cilindrada eran), con turbocompresor e intercooler, que entrega 258 cv entre las 5.800 y 6.100 rpm (son 17 cv más que antes del restyling). El par se mantuvo sin cambios: 370 Nm, entre las 1.800 y 4.000 rpm.
La tracción es la 4Matic de Mercedes-Benz, en una nueva evolución. Es tracción integral permanente y activa. La caja tiene nueve marchas y el sistema es de tipo convertidor de par.
COMPORTAMIENTO
Apenas recorremos los primeros metros con el Clase GLC 2020 nos damos cuenta de que fue pensada y creada para ser confortable. Las suspensiones copian y no transmiten: los asientos nos mantienen cómodos, la visibilidad es buena para todos lados. El motor y la caja son tranquilos, si los queremos llevar de manera suave. Pero los 258 caballos están ahí, por si los necesitamos. La transmisión tiene levas detrás del volante, por si queremos usarla en modo manual-secuencial, pero este crítico se caracteriza por dejar que el convertidor de par y la electrónica se encarguen de hacer su trabajo.
El silencio a bordo es total, aunque el motor en frío es más ruidoso de lo que uno esperaría de un naftero. Adentro y con las ventanillas cerradas, no te enterás de nada. En la ciudad nos movemos con tranquilidad y soltura. La dirección es muy suave y fácil de llevar. El sistema de estacionamiento automático es de los mejores inventos de la Humanidad.
Los consumos no son muy elevados, si no más bien contenidos: medimos 9,8 litros cada cien kilómetros en ciudad, 5 litros cada 100 a 100km/h en ruta y 7.1 litros a 120 km/h. Con un tanque de 66 litros, la autonomía es más que suficiente para tentarnos a salir de viaje (¿se acuerdan cuando podíamos salir de viaje?).
Y eso hicimos: nos escapamos el último domingo de febrero a Punta Rasa, a 367 kilómetros de la Torre de Autoblog y fuimos por la Ruta 36. Por un lado, para evitar el tráfico del último fin de semana de febrero. Y, por el otro, para ver el comportamiento en ese mix de autopistas y rutas bien "argentinas".
La GLC 300 va bien parada sobre cualquier superficie asfáltica, incluso en el peor tramo de la 36 (unos 10 kilómetros pasando Pipinas, donde aparecen pozos y desniveles de la nada). No se recomienda andar de noche o días de lluvia por allí, porque las sorpresas pueden costosas.
Para llegar a Punta Rasa hay que entrar por San Clemente del Tuyú y "volver" hacia el Norte. Es el paraíso de los kitesurfers. Y está adentro de lo que es la Reserva Natural que lleva el nombre del lugar. La entrada es por un camino de arena -prácticamente dinamitado- y con un par de puentes, en los que no sabés si terminás abajo o trabado en los desniveles de acceso a los mismos.
Si bien no es un "purasangre" 4x4, la Clase GLC se comporta bien, no toca en casi ningún lado y el "casi" se debe a la salida de uno de los puentes, donde la "panza" se raspó un poco (perdón, Señora Mercedes).
Llegamos a la playa, estacionamos y pasamos un día de sol, viento y kitesurf, justo en la punta geográfica de la bahía de Samborombón. ¿Las tablas? Viajaron cómodamente, aprovechando la posibilidad de bajar el asiento central trasero. Fuimos cuatro adultos (los "niños" que me acompañaron ya tienen 21 años), con heladerita, mochilas, equipo fotográfico y algunas cosas más.
Durante la jornada hicimos un par de idas al pueblo de San Clemente, para buscar bebidas frescas y algo para la merienda. Ahí pudimos seguir jugando con el perfil offroad de la GLC. Si bien los ángulos de ataque delantero y trasero no llegan ni a 20 grados, no es fácil que toque si la tratamos con cariño. Recordemos: es 4Matic, pero no es todo terreno.
El regreso, cayendo la noche, nos permitió largas charlas y comprobar el poder de las luces en una oscura noche sin Luna.
CONCLUSIÓN
Con un precio de 96 mil dólares, Mercedes-Benz Argentina pone en la calle un vehículo versátil (desde los papeles) y un ciudadano apto para ensuciarse (en la práctica). La GLC 300 es todo un Mercedes: desde su manejo, confort y equipamiento, con el plus de tener cierto espíritu de aventuras.
Para el plan que hicimos con nuestros kitesurfers, de bajar a la playa y pasar un gran día, es un vehículo genial. Cumple con todos los requisitos y su baúl y configuración ayudan a disfrutarlo. En la ciudad vas a estar muy cómodo y en los estacionamientos no vas a pagar precio de pickup (salvo excepciones, que nunca faltan).
En el exclusivo segmento premium: una gran opción para los deportistas, que durante la semana se "disfrazan" de ejecutivos serios.
O.C. / J.C.C.
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Tablero digital y configurable en distintas versiones y usos.
Comandos en el volante y los mini-pads en negro.
Pantalla touch de 10,25 pulgadas.
Pad y controles varios. Al principio cuesta, pero es muy práctico el sistema.
Posavasos, conexión USB-C y un ticket de peaje.
Comandos en la puerta en aluminio y el detalle de las costuras del cuero.
El espacio atrás es más grande de lo que parece. Allí viajó un adulto de 1.90 sin problemas.
Cuero Ártico y microfibra combinados en los asientos. Comodidad y buena sujeción.
Salidas de la ventilación para la parte trasera y conexiones USB. Yo veo un casi-C3PO, ¿ustedes?
Baúl listo para ir a Punta Rasa con tablas para 2 kite surfers y 4 kites de distinto tamaño.
Mi elemento preferido de los Mercedes-Benz: el cajoncito plegable del baúl. Práctico y simple. Ya saben qué quiero de regalo de cumpleaños...
Parada técnica. Los pasajeros se reaprovisionan, la GLC 300 posa para la foto.
Si pasaste por Pipinas, sabés qué es eso.
4Matic, o la tranquilidad de meterte en arena dura o blanda.
Si bien no tiene un gran despeje, permite movernos sin mayores preocupaciones en suelos arenosos y desparejos.
De la época pre-cuarentena, donde podíamos estar de a muchos al aire libre.
Ruta, amanecer y rastros de algunos bichos en el paragolpes.
Descargando el baúl del GLC 300 para pasar un día de playa.
Las tablas de la Spirit Kite Beach School posando para la foto.
El asfalto también le queda bien.