Texto de Lola Tyrrell
Fotos de VW y L.T.

Desde Villa La Angostura (Neuquén) - “Mamá, ¿por qué van ahí tantos autos nuevos?”, escucho que pregunta una nena en un cruce de Villa La Angostura. Nos está viendo pasar en caravana a las seis T-Cross que Volkswagen Argentina trajo a Neuquén, para que la prensa maneje por dos días. Sonrío. Me gustaría responderle que somos un grupo privilegiado, que actúa como el consumidor ideal: podemos probar en detalle y gratis un producto antes de comprarlo.

Mi compañera designada me cede el volante entre el Aeropuerto de Bariloche y la Villa. Acomodo espejos, escaneo a toda velocidad los comandos importantes y adelanto mucho el asiento, como me recomendó mi quiropráctica, para no tener los brazos y el cuello en tensión. Voy a darle a esta SUV urbana un poco de aire y curvas de la mítica Ruta 40. Y a mí misma, un par de días fuera de la rutina de AlterEdu.

El pronóstico cambiante de las montañas indica lluvia y algo de nieve… ¡en noviembre! Esta fue una de las mejores temporadas para esquiar en la zona, aunque nadie haya previsto un derrumbe colosal, que cortó la Ruta 40 y aisló a La Angostura durante los mejores días para el turismo. El camino ya está despejado, pero cuando pasamos por el kilómetro 2.094, alcanzamos a ver a los empleados de vialidad, trepados con equipo de escalada, cosiendo con malla la imponente pared de piedra.

Mi compañera de ruta es la periodista Patricia Osuna Gutiérrez, del diario La Nación. Pato nació en Colombia, pero toma y ceba mate como la argentina que es, con más de veinte años de residencia en nuestro país. Le rechazo varios amargos por lo sinuoso del camino y porque, cerca de llegar, se larga a llover con ganas. Entre la desaceleración y la charla incansable -necesaria para entrar en confianza- logré perder al guía de la caravana, que viajaba en una Amarok V6. Seguí de largo en un cruce y me perdí. Atrás mío, se perdieron también todos los periodistas que me seguían. Yo sólo soy una suplente de C.C., espero que me perdonen.

Ya reencaminadas, atravesamos una tranquera de ciprés de la Cordillera y seguimos una huella húmeda hasta el lugar donde vamos a almorzar. “El Santuario” es una de las pocas casas bien conservadas que quedan entre las construidas por Alejandro Bustillo en los años ’40. Incluso tiene los muebles originales de los primeros propietarios, un conde italiano y su esposa Gainza Paz. Tiene 11 habitaciones, un playroom agregado y hasta un tambo, que respeta el típico estilo pintoresquista robusto, que es el sello de los hermanos Bustillo.

Pasaron solamente dos días desde las elecciones presidenciales y la conversación política está ahí, a flor de piel. El gerente general de VW Argentina, Martín Massimino, está en la cabecera. Como anfitrión, no quiere arruinar la comida de nadie, así que es optimista y nos recuerda que “Argentina entra muy fácil tanto en dinámicas de retracción como de reactivación” y que quizás algunas medidas logren que los argentinos sigan comprando autos, como resguardo de valor ante la inflación. Sin embargo, después del postre, algo del clima de época revive cuando el guía que nos muestra la casa recuerda las expropiaciones que hizo Perón en esta zona de la Patagonia. Pero todos nos olvidamos de la política cuando el guía tira un dato que siempre recordaremos: el famoso monstruo “Nahuelito”, del Nahuel Huapi, era en realidad una fila de nutrias autóctonas persiguiendo a una hembra en celo sobre la superficie del lago.

Después de un descanso, la noche lluviosa nos agarra en un bar donde la atracción es la banda de un cantante con sombrero, que me comparte el micrófono en uno de los estribillos. Una hora más tarde, descubro que era Martín Zorreguieta, el hermano de la Reina Máxima de Holanda, que tiene uno de los mejores restaurantes de La Angostura. Demasiado tarde para contarle que había entrevistado a buena parte de su familia en 1999 para Ámbito Financiero, el diario que recuerdo con cariño porque me enseñó el periodismo de Redacción y me regaló un marido.

Este viaje estaba previsto en invierno, para disfrutar las bondades del Cerro Bayo, el centro de esquí de la Villa, coqueto y familiar. Pero el derrumbe no lo permitió. Igual fuimos hasta ahí, donde todavía estaban las T-Cross y Amarok V6 en exhibición. Hay muchísima nieve en la cumbre, pero en vez de esquiar, nos invitan a una caminata con raquetas en la cota 1400, subiendo para el lado de Las Provinciales. Es un día espléndido que alegra a los periodistas y a los locales, que vienen de una temporada difícil. Después del almuerzo, algunos seguimos con los deportes de riesgo y nos lanzamos por toboganes de tubbing. Yo suelto carcajadas de alegría infantil y nervios como hace años no lo hacía. Perder el control -cuando no estás al volante- puede ser una experiencia revitalizante.

La T-Cross es el estreno automotor más seguro en su segmento, con cinco estrellas LatinNCAP, así que me relajo. Recuerdo que la nieve de primavera puede ser traicionera, derritiéndose tan rápido como llega. Hacemos el último test drive del día hacia el Paso Cardenal Samoré, buscando el Brazo Rincón, por un camino angosto de caña colihue, que hace sonar los sensores de estacionamiento. La travesía por ripio mojado y restos de ceniza no me asusta. Sé que no le llega ni a los tobillos al barro de tierra negra que conozco bien, en la Cuenca del Salado. Ahora sumamos a bordo a un colega chileno y la conversación sobre política y comida Latinoamericana se impone.

A esta altura debo confesarlo: yo no soy una chica SUV. Los hombres me gustan grandes; los autos, compactos. Además, mi vida suburbana, la conciencia ecológica y mi familia pequeña no me exigen más. Pero debo reconocer que en la ruta estas SUV hacen alarde de todas sus ventajas, con una buena posición de manejo y mucho espacio para las piernas en el asiento de atrás. Sólo en algunos tramos de montaña me gustaría sentir un poco de potencia extra. Pero eso ya lo contó C.C. acá.

Y, por suerte, Massimino confirmó que se viene la T-Cross Turbo (leer más).

L.T.

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Diario de viaje: Volkswagen T-Cross y la Patagonia
La T-Cross no tiene versiones 4WD ni siquiera como opción. Pero igual se anima a un off-road más o menos ligero.

Diario de viaje: Volkswagen T-Cross y la Patagonia
Llegada a El Santuario, la casa de los Gainza Paz, que construyó Bustillo en los años '40.

Diario de viaje: Volkswagen T-Cross y la Patagonia
"Pintoresquista Robusto", así se llama el estilo de construcción.

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Todo tiene que ver con todo: "Proyecto Robust", se llamaba la VW Amarok en sus comienzos. Esta V6 se exhibe en la cima de Cerro Bayo.

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Caminata en la nieve, con raquetas.

Diario de viaje: Volkswagen T-Cross y la Patagonia
Goulash de ternera, para recuperar energías.

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Entrada en Tinto Bistró, el restaurante del hermano de la Reina de Holanda: empanada de trucha, sopa de coliflor y papa rosti.

Diario de viaje: Volkswagen T-Cross y la Patagonia
Martín Massimino anticipó los lanzamientos de VW Argentina para el 2020 (leer nota aparte).

Diario de viaje: Volkswagen T-Cross y la Patagonia
Lola Tyrrell, enviada de Autoblog a la Patagonia.

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