Texto y fotos de Orly Cristófalo
@OrlyCristofalo
Voy a arrancar la nota con una declaración que puede jugarme a favor o en contra el resto de la crítica: desde que vi fotos del nuevo Mercedes-Benz Clase B nada me llamaba la atención. No es un auto feo, pero no tenía nada en especial. A esto se le sumaba una discusión mental: ¿es un Hatchback o un Monovolumen? Mercedes-Benz lo llama "Sports Tourer", C.C. dice que es monovolumen. Yo no. Bueno, por algo somos hermanos.
Por eso, cuando C.C. me ofreció ser el crítico invitado, lo único que me generaba cierta adrenalina era manejar un Mercedes-Benz de la gama media-baja durante una semana. Probé el Clase B 200 Progressive, de 45 mil dólares (aunque hay una versión Style, desde 39 mil dólares). La crítica completa se reproduce a continuación.
POR FUERA
Más allá de que no es feo, el diseño no me atrae. En mi opinión, perdió y ganó con respecto a la generación anterior del Clase B, según de dónde se mire (ver fotos comparativas). De adelante, perdió algo de agresividad para ponerse más redondo, dejando de lado ángulos y perfiles para pasar a "redondear" casi todo. Pese a eso, el nuevo capot me gusta más con sus "nervios", que lo atraviesan longitudinalmente y también me atraen más las nuevas ópticas, con faros leds.
De perfil también perdió ángulo y líneas, pero muestra una silueta mucho más estilizada. Dios te da, Dios te quita. Además ganó seis centímetros de largo y tres de distancia entre ejes, quedando ahora en 4.42 metros y 2.72 metros, respectivamente.
En la cola es todo ganancia para mis ojos. El portón es más hatchback que monovolumen, las ópticas perdieron tamaño y ganaron belleza. La luneta más chica ayuda a dar la sensación de que todo es más compacto y pequeño.
Las llantas de la versión B200 Progressive son de 17 pulgadas, con neumáticos 205/55.
POR DENTRO
Subir y bajar de autos "prestados" para hacer críticas para Autoblog te enseña, entre otras cosas, a escuchar las puertas. No todas las puertas suenan iguales ni al abrirlas ni al cerrarlas y, generalmente, los autos de cierto precio para arriba suenan mucho mejor que las puertas de cierto precio para abajo. No es discriminación, es descripción, y el sonido al abrir y cerrar la puerta del Clase B es hermoso: sólido.
El puesto del conductor es muy cómodo y fácil de acomodar. El volante tiene un diámetro un poco grande, pero nada que sea incómodo. La butaca, tapizada en cuero Ártico (sintético), combina regulaciones manuales con una eléctrica para el apoyo lumbar. A primera vista, los materiales son de calidad y la terminación es muy buena.
El tablero y la consola central son una sola pieza. Sí, una larga pantalla led, donde se despliega toda la información. Se puede configurar de diversas formas y con distintos contenidos. Pensé que no iba a ser cómoda, pero con el correr de los kilómetros no sólo la entendí, si no que también aprendí a quererla y a hacer que mostrara lo que quería de acuerdo al momento o trayecto. Ahora estoy buscando un centro de ayuda a las adicciones, porque la extraño. Sé que no es para cualquiera y que hay mucha gente que la va a odiar. Yo estoy del otro lado.
El volante, revestido en cuero, tiene una gran cantidad de botones a lo que se suman dos rueditas y las levas traseras para los cambios. Aprovecho para hacer un llamado a la solidaridad a las terminales: ¿podrían "normalizar" esos comandos y que todos tengan los mismos? Parece a propósito, que cada marca tiene una combinación de volante multifunción para cada modelo. Así, los primeros días andás llamando a tu madre cuando en realidad querías cambiar de radio, porque pusieron un reggaeton.
Los comandos de la climatización también son analógicos, con "teclitas". En donde la mayoría de los autos tiene la palanca de cambios, en el Clase B encontramos un pad para usar la consola central, que también es táctil. Acostumbrarse a operar ese pad es un poco complicado y siempre vas a preferir meter los dedos en la pantalla. A los costados hay accesos directos a diferentes opciones. Está el selector para los programas de conducción del sistema Dynamic Select y un control de volumen del lado del acompañante, un detalle casi genial.
Las plazas traseras son muy cómodas para dos adultos y un poco justas de ancho si quieren sentarse tres. Lo que sobra es altura del techo. No hay salida de climatización para los de atrás, pero sí dos tomas USB.
El baúl tiene muy buenas dimensiones y debajo del piso se encuentra el kit de reparación de neumáticos que siempre criticamos: no es útil en nuestras calles y rutas, donde tenés muchas chances de romper una goma, más que de pincharla.
SEGURIDAD
El Clase B 200 viene de serie con airbags delanteros frontales, laterales, de rodilla para conductor y windowbags, Attention Assist (que monitorea el cansancio del conductor), control de la presión de los neumáticos, control de estabilidad, control de tracción, luz de freno con sistema intermitente para frenadas bruscas, ABS, y sistema de frenos Adaptive Brake, que incluye la ayuda de arranque en pendientes, función de frenos secos y función HOLD.
Este modelo fue testeado por la EuroNCAP y los resultados de los crash test le dieron cinco estrellas, con un 96% de protección para los ocupantes, 90% para los niños a bordo, y un 78% para peatones.
MOTOR Y TRANSMISIÓN
Debajo del capot encontramos un cuatro cilindros en línea de 1.332 cc, que entrega 163 cv a 5.500 rpm, con un par de 250 Nm entre las 1.620 y 4.000 rpm. Es el mismo motor del Clase A 200 de entrada a gama (leer crítica).
La transmisión es la 7G DCT, automática con doble embrague, ya conocida de otros modelos de la marca. Ofrece la opción de usarla en modo secuencial con las levas ubicadas detrás del volante.
En Europa se ofrecen versiones turbodiesel y hasta híbridas del nuevo Clase B. Por el momento, no hay planes de traerlos a nuestro mercado.
COMPORTAMIENTO
Ponemos en marcha el motor, transmisión en D y salimos. Al llegar a la esquina ¡ups!, la parte delantera tocó en la cuneta (y eso que no pasamos rápido). Hay que acostumbrarse: el voladizo delantero es generoso y no tiene un gran despeje. En ciudad, el Clase B demuestra que nació para ese tipo de calles, siempre que tengan el piso parejo y liso. La suspensión trasera transmite todo (pero todo) lo que pisa. Por momentos, puede ser casi incómoda: transmite algunos ruidos y vibraciones a la cabina. No es una cuestión de seguridad, porque no se ve comprometida en ningún momento, pero no es agradable y menos aún cuando uno espera el andar de un Mercedes-Benz.
Los distintos modos del Dynamic Select se hacen notar. Confort, Eco y Sport son distintos tanto en suspensiones (un sistema eléctrico regula la dureza de los amortiguadores), como en la electrónica y nervios del motor. Existe una opción más, que es la Individual, donde se pueden elegir qué se ajusta cuando la activamos.
Los frenos son de un tacto raro y siempre parece que la frenada se estira más de lo que quisiéramos. En frenadas bruscas, reacciona bien y para derecho, pero la sensación del pedal no es de las que más me gusta.
En autopistas, se siente mejor que en la calle (siempre que el asfalto sea parejo). En esas condiciones, dan muchas ganas de hacer varios kilómetros, gracias a la combinación de suavidad y posición de manejo. La dirección es excelente y con un radio de giro que sorprende, por lo reducido.
El consumo a 130km/h es de 6,1 litros cada 100 kilómetros. En ciudad sube hasta los 7,5 litros cada 100.
La potencia del motor está más que bien para lo que uno espera de un auto de estas dimensiones y pretensiones. La caja, en modo secuencial, responde rápido. Y, en automático, también funciona correctamente, con buenas sensaciones al pasar de marcha.
El B 200 acelera de 0 a 100 km/h en 8,8 segundos y tiene una velocidad máxima de 222 km/h.
CONCLUSIÓN
Mientras en mi cabeza sigo pensando si es un monovolumen o un hatchback, llego a la conclusión de que el nuevo Mercedes-Benz Clase B es la evolución familiar de la Clase A. Con menos espíritu deportivo desde su diseño y con una habitabilidad más que generosa para su segmento.
Si bien el equipamiento es completo hay cosas que uno piensa que vienen siempre en un auto con estrella y duele enterarse que no es así: por ejemplo, la cámara de retroceso. Lo mismo ocurre con el confort de marcha: no parece un Mercedes. O, mejor dicho, nuestras calles no están pensadas para un auto con esta puesta a punto de suspensión.
Los 45 mil dólares que vale/cuesta es una barrera muy alta para el segmento en el que batalla. Sin embargo, no tiene un rival directo en el Segmento C (compacto) premium. BMW no ofrece en la Argentina el Serie 2 Active Tourer y tal vez el Audi A3 Sportback podría aproximarse a su propuesta: hay versiones desde 37 mil dólares.
Si bien tener un Mercedes-Benz nunca fue económico, el precio lo pone en ese renglón de: "Si no llegás, no te molestes. Le estoy hablando a mi público".
O.C.
***
***
Las llantas de 10 rayos son exclusivas de la versión Progressive.