La segunda generación del Kia Soul fue lanzada el 24 de abril pasado junto con el nuevo Cerato, con quien comparte plataforma. Con nueva plataforma, dimensiones y el Rio cubriéndole las espaldas, Kia decidió mudar al nuevo Soul de segmento: pasó del B (chico) al C (compacto).
También ganó en diseño (al igual que el primer Soul, fue delineado por Peter Schreyer), con un look mucho más atractivo y en sintonía con el feeling del resto de la familia Kia. Pero por algún motivo, en el camino hacia la Argentina perdió equipamiento de seguridad y llega a nuestro mercado sin control de estabilidad. Y con menos airbags que su antecesor (ver ficha técnica).
Como la mayoría de los vehículos del Grupo Hyundai-Kia, el Soul llega a latinoamericana con motores sin inyección directa. Esto tiene que ver con una desconfianza en nuestros combustibles (ver nota). Por eso, en nuestro mercado el Soul se ofrece con una sola motorización de 1.591 cc, inyección electrónica multipunto y 124 cv. Lo único que se puede elegir, además del color, es la transmisión.
A pesar de haber perdido en algunos aspectos, es un vehículo que cuenta con varios puntos fuertes para ganarse interesados. Una muy buena combinación de espacio interior, confort de marcha y calidad de construcción. Hasta el momento de ingresar a nuestro garage, el Soul no se encontraba alcanzado por los impuestos internos. Cuesta entre 29.300 y 30.300 dólares. Y está cubierto por la nada despreciable garantía de 5 años o 100 mil kilómetros.
Kia recomienda no tratar de definirlo, ya que es "un vehículo único que expresa su personalidad por dentro y por fuera como ningún otro". Y aunque no tiene una categoría especial para este producto, lo ofrece como un crossover. Por eso, en Autoblog estamos tras la identidad de este automóvil. ¿Es el Soul, la Soul, es un crossover, un SUV? ¿Es un pájaro, es un avión? Todavía no lo sabemos.
Vamos a pasar algunos días a bordo de esta incógnita y la crítica completa se publicará la semana que viene.
Matías Albín
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