El Toyota 86 debe haber sido uno de los autos más premiados por la prensa automotriz mundial en el 2012. Y, sin dudas, sobre el que más se escribió el año pasado.

De los ríos de tinta que leí sobre este auto, ninguna nota me gustó más que la entrevista que le realizó la revista Top Gear al japonés Tetsuya Tada, jefe de Ingeniería de Toyota y responsable de la creación de la coupé 86.

Ahí me enteré de que este auto nació de la nada misma.

“Trabajé durante muchos años como ingeniero de chasis de Toyota y un día recibí una llamada del señor Akio Toyoda, presidente y CEO de la compañía”, relató Tada. “Me dijo: ‘Quiero hablar urgente con usted, en mi oficina’. Y lo primero que pensé fue: ‘¡Dios, qué hice ahora!”.

Pero Toyoda lo esperaba con la oportunidad de su vida. Le anunció: “Estamos pensando en fabricar un auto deportivo, sin condiciones previas. Sin límites. Quiero que propongas al directorio lo que quieras, un auto chico, grande o lo que sea”.

“Si uno quiere hacer un auto deportivo -retomó Tada- lo mejor es hacer uno con motor central, tracción trasera y diseño de nave espacial. Pero no queríamos que fuera un auto extremo, al alcance de pocos. Queríamos un deportivo accesible y disfrutable. Por eso optamos por el motor delantero y la tracción trasera, como el Toyota Sports 800 de los años ‘60. Ese auto tenía un motor boxer de dos cilindros, con un centro de gravedad muy bajo. Y era divertidísimo de manejar. Por suerte, en la época en que comenzamos a planear el 86 ya había comenzado la alianza con Subaru. Y en las dos marcas había gran interés por colaborar en toda clase de proyectos. Por eso me río cuando hoy comparan al Toyota 86 con el Subaru BRZ, como si fueran autos rivales. En realidad es el mismo auto, concebido por un mismo equipo de gente”.

Pero, como toda buena historia, la de Tada y su 86 sólo podría ser interesante si contara con algunas dosis de suspenso y contratiempos: “Cuando presentamos la idea al directorio de Toyota, lo primero que preguntaron fue: ‘¿Cómo se compara con la competencia? ¿Es más veloz, es más potente, qué argumentos podemos usar para venderlo?”

“Cuando les dije que el auto no era nada de eso se quedaron en silencio. Como confundidos y shockeados”, recuerda Tada.

El proyecto fue suspendido durante seis meses, durante los cuales ejecutivos de diferentes áreas intentaron convencer a Tada de tomar uno u otro camino para destacar al 86 frente a sus competidores. “Nadie creía en mi punto de vista. Entonces los convencí de fabricar un prototipo. Un auto que demostrara lo que yo quería. Y, apenas lo probaron, comprendieron”.

El Proyecto 86 nunca trabajó con objetivos numéricos acerca de tiempos de vuelta o valores de aceleración. Sólo apostaba a las sensaciones de los conductores.

“Empezamos a convocar a todos los pilotos de prueba de la compañía, para que manejaran el auto. Y después de cada test, lo único que les preguntábamos era: ‘¿Lo disfrutaste?’”, recuerda Tada.

“Y, por supuesto, todos decían que sí. El único objetivo que tuvo el equipo durante el desarrollo del auto fue, bueno, algo que decimos así: ‘Tenemos que provocar una sonrisa detrás del volante’”, concluyó Tada.

La crítica completa de la coupé Toyota 86 (ver precios y versiones) se publicará en los próximos días.

C.C.

Tetsuya Tada (derecha), junto a su asistente en el Proyecto 86, Yoshinori Sasaki.

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