En 1990, comenzó a salir de la planta de Santa Isabel el último auto de altas prestaciones que Renault fabricaría en la Argentina por más de dos décadas. La coupé Fuego GTA Max fue el canto de cisne para un modelo y toda una época para la marca del Rombo en nuestro país.

Cuando la empresa Ciadea, de Manuel Antelo, le devolvió la representación local de Renault a la casa matriz francesa, las prioridades pasaron a ser otras.

Renault se concentró en el Mercosur y, especialmente, en el mercado brasileño. En el país vecino, la marca era prácticamente desconocida. Y Renault se vio obligada a poner el foco en los autos prácticos y económicos, como los Clio, Sandero y Logan.

Así, los modelos concebidos en Francia comenzaron a dejar paso a los surgidos en Rumania y Corea del Sur.

Esto fue hasta el año pasado, cuando Renault se acordó del enorme prestigio que alguna vez tuvo la marca en la Argentina. Y también recordó que, alguna vez, tuvo casi cautivo el mercado de usuarios de autos de alta performance.

Ese fue el comienzo del desembarco de la línea Renault Sport en nuestro país. Primero, con el rabioso Mégane III RS (leer Crítica y ver Focus Group). Y, ahora, con el Fluence Sport.

Autoblog lo manejó durante una semana y la crítica completa comienza así.

Por fuera

Es insólito. Casi frustrante. Por afuera, el Fluence Sport es casi idéntico a todos los otros Fluence que andan por las calles. Sólo los más fanáticos e informados notarán las dos únicas y pequeñas diferencias: las llantas de aleación Schuss de 17 pulgadas y cinco radios –en lugar de los siete radios que tienen las Monitor 17” del Fluence Privilège CVT- y las luces delanteras de Xenón, con lavafaros.

Nada más. Incluso el despeje de 120 milímetros sigue siendo el mismo, a pesar de tener una suspensión reforzada.

De hecho, en toda su carrocería no hay un sólo emblema, escudo o sticker que advierta que estamos ante un "Fluence Sport".

Dominique Maciet, presidente de Renault Argentina, le confesó a Autoblog que tal vez en el futuro se ofrezca una estética más agresiva. Es probable que se inspire en el Fluence Black Edition que se vende desde marzo en Europa (ver nota).

Pero, por ahora, el Fluence Sport es un auto de presencia casi anónima. Discreto y elegante, con un diseño de trompa que no agrada a todo el mundo, pero con un perfil y un diseño trasero con personalidad propia.

Convengamos que la sobriedad no es una característica exclusiva del Fluence Sport. Todos sus rivales del segmento son así: el Volkswagen Bora 1.8T (desde 136.700 pesos, veterano y más chicos, pero con 180 potencia legítimos), el Volkswagen Vento 2.5 (desde 159.300 pesos, más anónimo que nunca en esta nueva generación) y el Peugeot 408 Sport (168.700 pesos, que de tan discreto en Peugeot Argentina le tuvieron que agregar un emblema “Sport” para que se notara la diferencia).

Por dentro

En el habitáculo, las diferencias siguen siendo pocas. Su equipamiento se encuentra al mismo nivel del Fluence 2.0 Privilège, aunque con pequeños cambios.

Los tapizados de las butacas del Fluence Sport tienen un cuero específico y más oscuro. Otra pequeña diferencia está en el tablero: se incluye una flecha indicadora para realizar el cambio de marcha en el momento más apropiado.

Por lo demás, sigue siendo el Fluence de siempre: ofrece una habitáculo amplio, luminoso y con espacio cómodo para cinco personas. La única limitación, como ya es sabido, está en la altura del techo de las plazas traseras.

La posición de manejo es muy cómoda. La butaca se regula en altura y el volante se mueve en altura y profundidad. Por sus prestaciones, podría pedirse una butaca con más agarre lateral para el cuerpo, pero queda claro que el Fluence es un auto concebido para ofrecer, ante todo, confort.

Los ítems más destacados de su equipamiento son: tarjeta-llave tipo “manos libres”, techo corredizo, climatizador bizona con salidas traseras, sensores de estacionamiento traseros, espejos retrovisores de plegado eléctrico, sensores de lluvia/luz y equipo de audio Arkamys con doble antena/CD/MP3/USB/Bluetooth.

El principal defecto está en el navegador satelital. El GPS Carminat TomTom es muy preciso en la información, pero la pantalla no se pliega y no es táctil. Y, para operarlo, hay que utilizar un control remoto muy incómodo: obliga a concentrarse en el camino, en la pantalla y en los botoncitos del comando.

Efecto inesperado: a falta de otro entretenimiento, puede ser útil para que los chicos jueguen con el GPS sin moverse del asiento trasero.

Seguridad

No hay nada para reprochar en este aspecto. El Fluence Sport viene con cinco apoyacabezas y cinco cinturones inerciales de tres puntos (los dos delanteros, con pretensionadores).

Las puertas se traban de manera automática al superar los 30 km/h y tiene alerta de cinturón de seguridad no abrochado: primero es una alarma suave y después es una bocina ensordecedora. Si no te ponés el cinturón, se va a enterar todo el barrio.

Viene de serie con seis airbags, frenos ABS con EBD, control de estabilidad y control de tracción. Estos últimos tienen un botón para desconectarlos, pero en la práctica siempre están alertas y corrigen los excesos.

Motor y transmisión

El motor es el 2.0 TCe (conocido internamente como F4R Turbo) que utilizan el Mégane III y otros Renault en Europa. De hecho, todo el conjunto de motor y transmisión llega importado del Viejo Continente.

Tiene 1.998 centímetros cúbicos de cilindrada, 16 válvulas y su rasgo distintivo es el turbocompresor, con intercooler. La admisión forzada que proporciona este caracol permite alcanzar una potencia de 180 caballos a 5.500 rpm y un torque máximo de 300 Nm a 2.250 rpm.

La caja es manual, de seis velocidades, y la tracción es delantera.

Comportamiento

El Fluence se caracteriza por ser un sedán con muy buen andar, confortable, silencioso y con buena aislación del exterior. Todos esos valores permanecen en el Fluence Sport, siempre y cuando el motor trabaje por debajo de las 2.250 rpm.

A partir de ese punto, el turbo comienza a soplar con decisión y todo se acelera. El sonido que llega desde el motor es agradable, aunque algo lejano. La caja tiene un tacto muy bueno y es precisa: permite que el motor se luzca sin estorbos.

La suspensión es la misma que en sus otros hermanos de gama: pseudo McPherson adelante, con triángulo inferior, y eje semirrígido atrás. El Fluence Sport tan sólo recibió unos espirales un poco más duros, para que tome las curvas con menos inclinación de la carrocería.

Sin embargo, su andar es confortable y está lejos del planteo extremadamente deportivo del otro Renault Sport que se vende en la Argentina, el Mégane III RS. Incluso, en el Fluence Sport se podrían pedir unos amortiguadores delanteros con más resistencia a la expansión: acelerando a fondo, la trompa tiende a levantarse bastante, aunque sin despegar las ruedas del suelo.

En ciudad es cómodo, silencioso y con un consumo razonable. Gasta 11,2 litros cada 100 kilómetros. En el tránsito urbano tan sólo hay que acostumbrarse a sus grandes dimensiones: esos 4,62 metros de largo no se cuelan en cualquier hueco ni se estacionan en una baldosa.

El lugar donde se siente más a gusto es fuera de la ciudad. Y no estoy hablando de rutas reviradas, donde el Fluence padece su gran tamaño y aún conserva cierto rolido.

Me refiero a las autopistas con largas rectas, donde se puede viajar a buen ritmo y con el motor desahogado. A 120 km/h, el motor trabaja a 2.500 rpm en sexta velocidad. A ese ritmo consume 7,1 litros cada 100 kilómetros. El tanque de 60 litros garantiza una excelente autonomía.

Exprimiéndolo a fondo, los 180 caballos no defraudan. Acelera de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 218 km/h. Esto lo convierte en el auto de producción nacional más veloz del momento, algo que no conseguía un Renault desde los tiempos de la Fuego GTA Max.

Con esto, por supuesto, no estamos invitando a nadie a volar todo el tiempo a casi 220. Pero nos encontramos ante un auto con prestaciones contundentes, que adelanta con autoridad en ruta y que transmite una tranquilizadora sensación de solvencia en las maniobras.

En la opinión de Autoblog, la potencia –siempre utilizada con responsabilidad- también debería ser considerada un ítem de seguridad activa. Y en el Fluence Sport, comparándolo con el motor 2.0 de 143 caballos, esto se aprecia de manera formidable.

Conclusión

El Fluence Sport tiene la principal contra en su nombre. No es un auto deportivo. Ni siquiera aparenta serlo. Pero es, sin dudas, un auto de alta performance, como no se fabricaba uno en Santa Isabel desde hace dos décadas.

Sus tres competidores de segmento ofrecen potencia y discreción en términos similares. Los interesados tendrán que analizar con detenimiento las fichas de equipamiento para quedarse con la relación precio/producto más conveniente.

El Fluence Sport no es un auto para ser llevado a los autódromos, pero es una máquina ideal para viajar. Sólo o en familia.

En apenas seis meses, los dos modelos que Renault Sport presentó en nuestro país se convirtieron -con autoridad- en los dos productos más recomendables y carismáticos de la actual gama argentina del Rombo.

La gente de Renault dice que esto es sólo el comienzo.

Me carcome la intriga por saber qué vendrá a continuación.

C.C.
Fotos: Alberdan Producciones / 3PM Producciones

Por fuera, sólo los entendidos distinguirán al Fluence Sport de los otros Fluence normales.

Los únicos dos detalles que lo diferencian son las llantas de aleación Schuss 17pulgadas y los faros de Xenón.

La gran diferencia está bajo el capot. El 4FR Turbo tiene 180 caballos y 300 Nm de torque.

Por dentro, el equipamiento es casi igual al Fluence Privilège CVT. Aunque el tapizado en cuero es más oscuro en el Fluence Sport.

No hay más novedades en el interior.

Excepto por la flecha en el tacómetro que sugiere el cambio de marcha.

El navegador TomTom sigue con el control remoto. Incómodo y anticuado.

"Me compré un Fluence Sport." / "¿En serio? ¿Dónde dice que es Sport?"

En ruta es donde se siente más cómodo. Sus prestaciones desahogadas pagan la diferencia de precio con el Fluence de 143 cv.

Acelera de 0 a 100 en 8,5 y alcanza los 218 km/h.

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FICHA TECNICA

Modelo probado: Renault Fluence Sport
Precio: 162.100 pesos.
Garantía: Tres años o 100 mil kilómetros
Comercializa: Renault Argentina (www.renault.com.ar)

MOTOR
Tipo: delantero transversal, naftero, cuatro cilindros en línea, 16 válvulas, inyección indirecta secuencial multipunto, turbocompresor e intercooler.
Cilindrada: 1.998 cc
Potencia: 180 cv a 5.500 rpm
Torque: 300 Nm a 2.250 rpm

TRANSMISIÁ“N
Tipo: tracción delantera, con control electrónico.
Caja: manual, de seis velocidades.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, pseudo McPherson con triángulo inferior
Suspensión trasera: independiente, eje semirrígido
Frenos delanteros: discos ventilados
Frenos traseros: discos macizos
Dirección: piñón y cremallera, asistencia eléctrica y variable
Neumáticos: 205/55R17 (auxilio homogéneo, con llanta de acero)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 218 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 8,5 segundos
Consumo urbano: 11,2 l/100km
Consumo extraurbano: 7,1 l/100km
Consumo medio: 9,3 l/100km

MEDICIONES
Largo / ancho / alto: 4.618 mm / 1.852 mm / 1.479 mm
Distancia entre ejes: 2.702 mm
Peso en vacío: 1.326 kg
Capacidad de baúl: 530 litros
Capacidad de combustible: 60 litros

EQUIPAMIENTO
Dos airbags frontales adaptativos para el conductor y el pasajero
Dos airbags laterales de tórax, en plazas delanteras
Dos airbags de cortina para plazas delanteras y traseras
Alarma periférica
Alerta para el olvido de luces encendidas y cinturón de seguridad
Tres apoyacabezas traseros
Frenos con ABS y distribución electrónica de frenado (EBD)
Asistencia al Frenado de Urgencia (AFU) y encendido automático de balizas
Cierre automático en rodaje
Cinturones de seguridad delanteros de 3 puntos, regulables en altura, con pretensionador ventral y limitador de esfuerzo
Cinturones traseros de 3 puntos con limitador de esfuerzo
Control de tracción (ASR)
Control de estabilidad (ESP)
Computadora de a bordo
Control de velocidad regulable y limitador de velocidad
Dirección eléctrica con asistencia variable
Indicador de la temperatura exterior
Navegador satelital integrado Carminat TomTom con control remoto
Retrovisor con sensor para antiencandilamiento
Sensores de estacionamiento traseros
Tarjeta llave “manos libres” para arranque, apertura y cierre de puertas
Volante regulable en altura y profundidad
Iluminación exterior de acompañamiento “Follow me home”
Limpiaparabrisas con temporizador y cadencia variable de control inteligente
Plegado eléctrico de los retrovisores exteriores
Proyectores antiniebla
Proyectores de xenón con lavafaros
Retrovisores exteriores con comando eléctrico
Sensor de lluvia para encendido automático del limpiaparabrisas
Sensor de luminosidad exterior para encendido automático de luces
Asiento del conductor, regulable en altura
Cierre eléctrico de puertas, tapa del combustible y baúl
Climatizador automático bizona con salidas traseras
Guantera refrigerada
Levantavidrios delanteros y traseros con comando eléctrico, función impulsión y sistema antipinzamiento
Sistema de audio 3D Sound Arkamys con doble antena, MP3, USB y Bluetooth
Sistema de audio con radio, CD, lector de MP3, comando satelital
Techo solar eléctrico
Llantas de aluminio “Schuss” de 17 pulgadas
Manijas de las puertas cromadas
Asiento trasero rebatible 1/3 - 2/3
Tapizado, volante, palanca de cambios y freno de mano revestidos en cuero

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