Aclaración: Nota publicada originalmente en octubre 2010.

Desde San Pablo (Brasil) – De todos los aspectos que abarcan el lanzamiento a la venta de un nuevo auto, ninguno me genera más curiosidad que la etapa de pruebas y desarrollo: por el secretismo que lo rodea, los riesgos que implica y porque ahí se luce como pocas veces la genialidad de los ingenieros, esos seres casi humanos –que viven en un entrañable mundo paralelo donde sólo valen las reglas de la lógica- capaces de crear maravillosas máquinas para que seres más rústicos y menos lógicos –como yo- los podamos disfrutar sin saber manejar una regla de cálculo y con sólo girar una llave.

Las pistas de pruebas de las compañías automotrices tienen algo de mística, mucho de laboratorio y también un poco de parque de diversiones. Suelen estar enclavadas en lugares alejados de las vistas de los curiosos y se esfuerzan por reproducir, en pocos kilómetros, todas las condiciones de terreno que los vehículos se van a encontrar cuando salgan al mundo real.

En la Argentina, las pistas de pruebas son una especie casi en extinción, porque hace tiempo que no se desarrolla un auto de manera íntegra en nuestro país.

Ford supo tener la pista más grande del país en Pacheco, pero fue tupacamarizada tras el fin de Autolatina, y hoy el Á“valo y VW utilizan lo poco que se pudo rescatar.

No es común que las marcas permitan el acceso de la prensa a estos campos de ensayos. De hecho, la única vez que manejé en una pista de pruebas fue en El Palomar, cuando en 1992 la gente de Peugeot me invitó a probar en el circuito que está frente a la planta los 605 y 205 CTi recién llegados de Francia. Me divertí tanto que tiempo después me compré un CTi. Mala decisión. Larga historia.

La pista de pruebas de autos más grande del Hemisferio Sur pertenece a General Motors de Brasil y está en la localidad de Cruz Alta, a unos 100 kilómetros de la ciudad de San Pablo.

Ocupa un terreno hermosamente parquizado, con muchos árboles y desniveles. En su superficie podrían caber nueve estadios de Maracaná y sus numerosos circuitos suman un total de 42 kilómetros, el doble que Nürburgring. En este predio, inaugurado hace 36 años, los pilotos de pruebas recorren más de 6 millones de kilómetros anuales.

Y no es una sola pista, sino varias. El complejo incluye una pista circular peraltada donde se han llegado a probar Corvette Z06 a más de 300 km/h, tramos bien asfaltados, sectores con asfalto tercermundista, pistas off-road y muchas combinaciones más.

GM sólo tiene cinco proving grounds en todo el mundo (los otros están en Estados Unidos, Alemania, Corea del Sur y Australia) y la tarea de Cruz Alta es ensayar las pick-ups medianas y los autos chicos para los llamados “mercados emergentes”.

Hasta el año pasado, esta pista era cedida cada tanto a las revistas brasileñas AutoEsporte y Quatro Rodas para realizar sus test drives de diferentes modelos. Pero desde agosto del 2009 se prohibió el acceso de la prensa cuando comenzó el desarrollo de los nuevos modelos que Chevrolet lanzará en la región de aquí al 2012.

Una gestión de Sergio Rocha –presidente de GM para Argentina, Uruguay y Paraguay- permitió que el domingo pasado se hiciera una excepción para que ingresáramos un grupo de periodistas para conocer el lugar y probar varios modelos de la marca.

El franqueo de las puertas tuvo sus condiciones. Hubo que dejar afuera las cámaras de fotos (las imágenes que ilustran este artículo las hizo un fotógrafo de GM) y en los teléfonos celulares con cámaras se pegaron stickers para tapar las lentes.

No hace falta decir que, apenas 100 metros después del control de seguridad, el terreno de Cruz Alta se muestra en todo su esplendor como la Tierra Prometida de cualquier paparazzo automotor. Hay más autos camuflados que sin camuflar, modelos de toda la gama internacional de GM y también varios ejemplares de su competencia, para hacer comparaciones.

Entre los prototipos en desarrollo, había varios conocidos de los lectores de Autoblog: los Corsa europeos que se utiliza como cáscara para el desarrollo del reemplazante del Astra (ver nota y fotos), las nuevas Chevrolet S-10 (ver nota y fotos), además de varios Camaro, Cruze y hasta un Cadillac CTS-V.

Por supuesto, los ingenieros de la marca no quisieron hablar de ninguno de estos modelos. Y, al mencionárselos y señalárselos con la mano, incluso negaron su existencia material.

Pero al menos nos invitaron a divertirnos un rato. Y cómo. Habilitaron especialmente para nosotros la pista D1, de nueve kilómetros de extensión, enclavada en una sierra rodeada de bosques, que reproduce con asombrosa exactitud las condiciones de un camino de montaña, con curvas y contracurvas de radios variados, y variaciones de altura de hasta 200 metros. Es decir: el lugar soñado para montar el perfecto camping fierrero.

No nos dejaron armar nuestra carpa, pero sí pusieron a nuestra disposición diez vehículos para probar, entre los que había: Celta, Classic, Montana, Vectra, Vectra GT, Malibu y Captiva (la versión mexicana, no la coreana que se vende en Argentina).

Como chico en una juguetería, lo primero que hice fue apoderarme del chiche más curioso del lote: el Malibu. Se trata de un sedán del segmento mediano, que tiene la particularidad de haber sido el primero en estrenar la parrilla partida en dos, que ya se convirtió en la seña de identidad global de todos los Chevrolet.

Tiene un motor cuatro cilindros Ecotec de 2.4 litros de cilindrada y 171 caballos de potencia, asociado a una caja secuencial de seis velocidades con levas en el volante. A pesar de estos datos, está lejos de cualquier temperamento deportivo y es más bien un sedán lujoso, con un habitáculo muy cómodo y una suspensión tan mullida que apenas se sentían los cambios de pavimento (incluyendo empedrado y zonas con baches) que tenía el circuito.

El Malibu ya se vende en Brasil, pero no tiene planes de llegar a la Argentina porque no cumple con las especificaciones europeas que exige nuestro mercado y porque además se encontraría con una competencia bastante difícil: por precio y dimensiones se ubicaría en el mismo segmento de los actuales Ford Mondeo y Volkswagen Passat, aunque con la calidad de terminación de los Mondeo y Passat de hace una década.

La lentísima caja de cambios me dio un poco de sueño y decidí buscar sensaciones un poco más fuertes. Por eso me bajé del Malibu y me subí a un Celta. No es broma: el equivalente brasileño de nuestro Suzuki Fun puede ser rústico y ruidoso, pero es muy divertido de manejar en caminos trabados, con reacciones bastante nobles, que permiten recuperarlo con facilidad cuando pierde un poco de adherencia.

Ya más en confianza con la pista, me subí a un Vectra GT con caja manual y 140 caballos de potencia cuando está alimentado con alcohol. La suspensión no es todo lo deportiva que parece indicar su sigla de Gran Turismo, pero al menos me permitió lograr los tiempos de vuelta más rápidos del día y me forzó a tomarme el atrevimiento de dar dos vueltas en lugar de una sola, como me habían indicado. Perdón, ingenieros.

Por último, me subí a la nueva Montana, la pick-up del segmento chico que comparte numerosos componentes con el Agile y que llegará a la Argentina a comienzos del 2011 para competir contra la Fiat Strada y la Volkswagen Saveiro.

Su diseño –obra también del mexicano Carlos Barba- es un poco extraño, pero uno se acostumbra a él más rápido que con el Agile, tal vez gracias a un paragolpes delantero y una toma de aire inferior mejor resueltos.

En Brasil se vende con el mismo motor 1.4 Flex del Agile, que con alcohol llega a desarrollar 102 caballos de potencia. Pero como con nafta entrega sólo 92 cv, las unidades que lleguen a la Argentina tendrán otro motor: una evolución del veterano 1.8 Powertrain, con alrededor de 110 caballos potencia. La mecánica fue trabajada para ofrecer un mejor torque y, sobre todo, minimizar su defecto más conocido: el consumo de combustible.

Tras una vuelta a fondo, hay que reconocer que la Montana se comporta más como un auto que como una pick-up, con un desempeño en curvas bastante neutro y capaz de mantener un ritmo elevado sin problemas. Aunque, eso sí, tenía la caja de carga –la más grande de su categoría, con un volumen de 1.180 litros y capacidad para 758 kilos- vacía.

Pero la estrella de la jornada de pruebas fue, una vez más, la pista. Un genial parque de diversiones para chicos crecidos que hasta se da el lujo de tener en sus bosques una reserva natural para animales exóticos.

En ese paraíso, GM está desarrollando los numerosos modelos con los que planea renovar por completo su gama de modelos regionales de aquí al 2012. Todavía no sabemos si serán buenos o malos, pero por la sonrisa que lucen los pilotos de pruebas que ya les están haciendo millones de kilómetros en la pista de Cruz Alta, se nota que esta gente no la está pasando nada mal.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

El Vectra GT manual sorprendió al convertirse en el auto más veloz para la pista D1.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

Lucha de Montana. La pick-up del Agile, que llegará a la Argentina en 2011, tiene un comportamiento muy parecido al del auto.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

Los diferentes radios de curva y tipos de pavimento de Cruz Alta dejan en evidencia las virtudes y vicios de los chasis.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

La pista que simula un camino de serranía tiene un desnivel máximo de 200 metros, con curvas que obligan a usar mucho la caja de cambios.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

Un modesto Classic (foto) o hasta un Celta pueden convertirse en juguetes divertidos cuando te invitan a acelerar en una pista sin más límites que los del propio auto.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

El Malibu tenía una caja secuencial algo lenta para el trazado, pero el confort de su andar es admirable.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

David contra Golliat. Las curvas con pavimento irregular ponen a prueba la adherencia de suspensiones y neumáticos.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

El enviado de Autoblog tuvo una conducta inusual: no sacó ninguna foto espía y tampoco rompió nada. Aburguesado.

Cruz Alta: el parque de diversiones de los futuros Chevrolet

El complejo de Cruz Alta, desde Google Earth. Se puede ver más buscando las coordenadas 23º08' S, 47º17' O.

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