En una breve prueba de contacto de 20 kilómetros por autopista y ciudad, el Chevrolet Cruze confirma que el motor turbodiesel y el comportamiento dinámico serán sus principales argumentos de venta. No así su espacio interior.

Por fuera

Desde los tiempos del Vectra europeo, Chevrolet no vendía en la Argentina un sedán con un diseño tan elegante como el Cruze. La tarea de crear un auto con un diseño global, que sea del agrado de todo el mundo, no es sencilla. Pero los diseñadores de GM lo resolvieron con un vehículo de líneas modernas, coherentes y cierto toque deportivo.
Esto último se aprecia de manera especial en la trompa, con un spoiler delantero bien marcado y grandes faros que imitan a un felino enojado.

Su origen Chevrolet queda en claro con la parrilla partida al medio, seña de identidad global, que acá ya se vio en el Agile producido en Rosario. La vista trasera es la más conservadora e impersonal. El catálogo de accesorios incluye un labio inferior para remarcar aún más el spoiler delantero y un pequeño deflector para la tapa del baúl. No se informaron los precios de estos opcionales.

Las versiones LTZ (tope de gama) vienen con llantas de aleación de 17 pulgadas, mientras que las LT se conforman con 16”.

Por dentro

El diseño interior es uno de los grandes atractivos del Cruze. La plancha de instrumentos partida en dos, divide con claridad el espacio del conductor y el del acompañante, como suele ocurrir en los autos más deportivos.

La consola central es moderna y clara, con comandos sencillos y ubicados bien a mano. El tablero de instrumentos también se destaca por su diseño y por la claridad de sus cuatro relojes.

El volante se regula en altura y profundidad. Encontrar la posición correcta de manejo no es difícil, aunque las personas más altas sentirán que quedan muy cerca de tocar el techo.

La calidad de terminación es muy buena a la vista, aunque no tanto al tacto. Todos los paneles de puertas y consolas son en plástico duro, aunque muchos de ellos intentan solventar este detalle con un recubrimiento en cuero sintético. Las butacas están tapizadas con este mismo material.

El espacio para los pasajeros traseros es algo limitado y esto quedará aún más en evidencia cuando a fin de año se lance a la venta la nueva generación de sedanes compactos (Peugeot 408, Renault Fluence y nuevo VW Vento), que tendrán dimensiones mucho más generosas que el Cruze. Lo mismo ocurrirá con el baúl de 450 litros de capacidad. Tiene un tamaño correcto para una familia, pero perderá con sus nuevos rivales a la hora de las comparaciones.

El equipamiento de seguridad es remarcable. De serie se ofrece con cuatro airbags y frenos ABS, mientras que la versión LTZ suma los airbags de cortina, el control de tracción y el control de estabilidad.

Motor y transmisión

La unidad probada tenía el excelente motor turbodiesel 2.0 de 150 caballos de potencia, combinado con una muy suave caja manual de cinco velocidades. A esta altura la transmisión podría ser de seis marchas, pero hay que destacar que su funcionamiento es muy suave y correcto.

El motor se destaca por su excelente torque de 320 Nm a partir de las 2.000 revoluciones por minuto. A modo de comparación, el mejor turbodiesel del segmento lo ofrecía hasta ahora el Ford Focus Exe 1.8 Duratorq, con 115 caballos de potencia y 280 Nm de torque.

Comportamiento

Este es tal vez el aspecto más destacado del nuevo Cruze. La combinación de un motor potente, silencioso y con buen par lo convierten en una excelente opción en su segmento. El silencio de la mecánica es remarcable, incluso a muy altas velocidades, lo cual a su vez deja expuestos ciertos excesos de los ruidos aerodinámicos que se cuelan en el habitáculo.

El andar es confortable, sin llegar a ser blando. El Cruze dobla con precisión, sin inclinaciones de la carrocería, y los frenos responden de manera muy eficiente y lineal. El tacto del pedal de freno también es muy bueno, fruto de una generación de pastillas de freno que GM asegura son de desarrollo exclusivo.

Conclusión

Para quienes el espacio interior no sea un aspecto fundamental a la hora de buscar un sedán del segmento compacto, el Cruze tiene muchos argumentos para convertirse en una opción recomendable.

Aunque su condición de importado le puede jugar en contra en materia de precio (la unidad probada cuesta 121.700 pesos), por andar, motor y equipamiento de seguridad el Cruze se convierte en un nuevo referente de nuestro mercado. Pero, como ya se mencionó, esta opinión tiene fecha de vencimiento. A fin de año el Cruze se enfrentará con nuevos y duros rivales, con la llegada de los Peugeot 408 y Renault Fluence producidos en la Argentina. La pelea se pondrá aún más interesante en el 2011, para cuando está previsto el arribo del nuevo Volkswagen Vento.

Crítica: Chevrolet Cruze 2.0 VCDi LTZ
Crítica: Chevrolet Cruze 2.0 VCDi LTZ
Crítica: Chevrolet Cruze 2.0 VCDi LTZ

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com