Llevo casi cuarenta años de amistad con este sujeto. Estudiamos juntos en la universidad, allá por 1985, y hemos coincidido casi en todo.
El autor de este libro (ver nota lanzamiento) es consecuente en su proceder, respecto a lo que le vengo escuchando decir en estas cuatro décadas. Ya es una virtud en sí misma la coherencia.
Es difícil defender a una industria que antes desarrollaba producto, que ahora apenas si se limita a ensamblar una corta tirada de unidades; donde unas pocas se exportan y otras son destinadas al consumo local con precios (muy) altos. Pero es lo que tenemos y así ha evolucionado.
Hemos pasado de desarrollar ingeniería y algo de diseño en nuestros automóviles; al escenario actual diezmado y reducido, donde unos pocos exponentes están a la altura, o bajo estándares internacionales. Sin embargo, el componente de trabajo argentino tuerce la balanza a favor de que se mantenga esa identidad. Es esa cultura fierrera que anida y permanece en las líneas de producción, más que en las oficinas locales o foráneas donde se toman las decisiones ejecutivas que nos afectan. Basta recorrer una planta para entenderlo.
Renault Gordini/Dauphine, en la producción de la nota de Autohistoria sobre los dos modelos.
En ciclos de dos décadas se suelen producir grandes cambios, y estos últimos veinte años no han sido la excepción. Allá por 2003 Gustavo Feder emprendió el camino que lo ha traído a este presente, donde se ha vuelto un referente indiscutido de la historia de la industria automotriz argentina pasada y presente; la cual todavía tiene un signo propio y seguramente tiene mucho más para dar.
Su conocimiento y su visión son frecuentemente consultados por las mismas terminales automotrices cuando toca celebrar o recordar algún hito. Sus libros sobre la misma industria testimonian más de cien años de recorrido en la manufactura de vehículos. No suelen abundar compendios con datos claros y precisos sobre esta dinámica actividad que caracteriza a vastas regiones o zonas industrializadas de nuestro territorio.
Este libro es necesariamente auto-celebratorio, ya que resume a los más de cincuenta números de su preciado experimento editorial periódico, dedicado a la producción nacional de automotores. En casi todos esos ejemplares he tenido el privilegio de estar cerca, colaborando con la producción de imágenes que han ilustrado las notas principales o las portadas. Me se parte del proyecto, porque siento que Argentina merece su lugar en la industria automotriz mundial, por ser un país donde su gente hace gala del culto por la movilidad, y por el indisimulable aprecio por una tradición de manufactura propia de vehículos. Lo que Gustavo nos marca es que hay un camino que se puede seguir recorriendo desde esta parte del mundo.
Autohistoria como revista digital nació mucho antes de la profusión de redes sociales o modalidades online; y ninguna época resultó propicia desde entonces para poder ver su contraparte impresa en papel. La actualidad tampoco indica que este momento lo sea; pero lo importante es testimoniar este aniversario redondo: Autohistoria ya es mayor de edad y merece que estas páginas sean un perfecto resumen de este recorrido.
Si querés hacer un buen presente, o si te lo vas a autorregalar, este libro es más que recomendable.
Carlos Alfredo Pereyra / Freddycam
Las notas de tapa de Autohistoria se pueden encontrar impresas en este libro auto-homenaje.
También se incluye a clásicos producidos en serie limitada
El afuera y el adentro de productos, tal vez poco conocidos para los más jóvenes.