Cuando Sergio Massa asumió como ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández, el actual candidato a presidente les ofreció dos alternativas a las empresas que traen autos importados a la Argentina: tramitar el nuevo permiso aduanero (SIRA) con dólares del Banco Central o utilizar "dólares propios" (conocido como "Cotización Frank Sinatra").

Quienes tomaron el segundo camino pagaron un precio más alto, pero consiguieron destrabar sus importaciones. Es el sendero que eligieron la gran mayoría de las marcas de autos de lujo. Quienes apostaron por la cotización más ventajosa del Banco Central (entre las que se encuentra la gran mayoría de las terminales automotrices de Adefa) se endeudaron con sus casas matrices a cambio de una promesa de Fernández y Massa: el headquarter financiaría el envío de autos a la Argentina a cambio de que el Banco Central gire las divisas para saldar la deuda con el exterior en el plazo de un año.

El resultado de ese "rulo financiero" fue previsible: con las reservas del Banco Central en saldo negativo, con el gobierno de Fernández en retirada y con Massa luchando por llegar al ballotage en las elecciones presidenciales del 22 de octubre, las automotrices que apostaron al dólar más barato ahora acumulan una deuda millonaria con sus casas matrices y ya le piden ayuda al próximo Gobierno.

Así surge de un informe difundido por la consultora Abeceb. El estudio firmado por los investigadores Andrés Civetta y Nahuel Serrao revela que las automotrices de la Argentina tienen una deuda de 6.130 millones de dólares con el exterior. Es el monto más grande de la deuda total acumulada por empresas de distintos rubros, que según Abeceb ronda los 43.097 millones de dólares.

"El sector automotor argentino fue uno de los sectores económicos más golpeados por la política implementada de postergar los pagos de importaciones", dice el informe de Abeceb. "Hasta 2021, el 10,6% de la deuda correspondía a esta industria. Los últimos datos oficiales muestran que esa ratio se amplió hasta alcanzar el 14,6% el primer trimestre de 2023 y se estima que se mantendrá en torno del 14,2% hacia fin de año”, agrega.

Esta deuda fue tomada por las terminales automotrices, pero también por las empresas autopartistas y algunos importadores de autos sin fábricas en el país: “Considerando la participación de las terminales en las importaciones totales y las condiciones de pago establecidas para las grandes empresas, el 80% de la deuda comercial mencionada correspondería a las terminales automotrices, mientras que el restante 20% corresponde a las empresas autopartistas”, estimó Abeceb.

¿Pero acaso las terminales automotrices no baten récords de producción y exportaciones? Esas cifras son las que suelen reflejar los informes de Adefa (ver acá) y de funcionarios del Gobierno, como el secretario de Producción, José Ignacio De Mendiguren (leer acá). Sin embargo, se trata de una industria deficitaria, con balanza comercial negativa. Según el más reciente informe de Comercio Exterior de la asociación de autopartistas (AFAC), la balanza comercial del sector presentó un déficit de 4.349 millones de dólares sólo durante el primer semestre de 2023 (7.1% más que en el mismo período del 2022). 

En el cierre de su informe sobre la gigantesca deuda del sector automotor, los investigadores de Abeceb trasladan un pedido de ayuda de las empresas para el próximo Gobierno: "La situación que atraviesa el sector enfrenta a las empresas a muchos interrogantes. En primer lugar, la falta de credibilidad en el cumplimiento de los pagos externos acorta los plazos de los proveedores del exterior y encarece el crédito. En segundo lugar, ¿hasta dónde podrá seguir creciendo el endeudamiento comercial sin que afecte a la producción y el empleo industrial? Las preocupaciones entre los fabricantes pasan por el temor a que el incumplimiento en los compromisos comerciales detenga el aprovisionamiento de insumos y componentes para la producción, generando consecuentemente paradas de planta. La situación descripta aumenta las contingencias del riesgo cambiario. ¿Cómo afrontarán las empresas del sector (sobre todo las más pequeñas) un salto el tipo de cambio cuando tengan que cumplir con sus compromisos? No hay respuesta aun para estos interrogantes, pero sí la certeza de que frente al advenimiento de una nueva gestión de gobierno tal vez este sea uno de los principales aspectos a solucionar si se quiere continuar en el camino de la producción automotriz”.

Hay grandes dudas que nadie puede responder hoy: ¿el próximo Gobierno asumirá como propias las deudas que tomaron estas empresas privadas? ¿El modelo industrial del futuro presidente será similar o completamente opuesto al que impulsaron Fernández y Massa?

La deuda millonaria del sector automotor es una de las tantas bombas que activó un modelo económico a punto de estallar.

C.C.

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