Texto de Javier "Nemo" Dobalo
Media vuelta al corte de corriente tipo “bayoneta”, activar la tecla maestra tipo avión y presionar el pulsador que hace estallar los escapes del V8. La paz de la mañana campestre junto al Río Baradero no volverá a reinar sino hasta caer el sol en el Autódromo de esa ciudad.
Mientras el motor toma temperatura, me ajusto el casco -obligadamente abierto para mantener la estirpe- y me coloco parsimoniosamente los guantes de palma de cuero, que aseguren un matrimonio perfecto con la madera (auténtica) del volante remachado en aluminio. La primera clase del día está por comenzar.
El sábado pasado comenzó el primer Cobra Top Driver Experience, un curso de conducción deportiva reservado exclusivamente para los recientes propietarios del nuevo Cobra argentino, que ya está siendo producido por Cobra Motorsport en Pilar (ver nota de lanzamiento).
Hugo Gallego -creador del auto y “arquitecto” de la idea- sorprendió a sus nuevos clientes con este curso, para lograr consolidar dos aspectos fundamentales que siempre deben acompañar a sus autos: seguridad y diversión.
Producido y coordinado por el experimentado Pablo Ciaglia (Pronto Rotulo, en la esquina más tuerca de todo Buenos Aires), este curso se compuso de una masterclass teórica en la fábrica de los bólidos en Pilar y una jornada completa de prácticas en circuito para poder aplicar en pista todos los conceptos del pilotaje: gestión de la mirada, trayectorias, puntos de cuerda y el equilibrio entre el volante y acelerador fueron algunas de las habilidades más relevantes adquiridas por los participantes durante el día.
La correcta posición de manejo y el uso del freno en situaciones de emergencia contribuyeron a elevar el nivel promedio (alto de por sí) de los involucrados, quienes ahora también son conductores más seguros en la vía pública.
En la última parte de la tarde, ya con la confianza de saberse hábiles para domar los casi 400 caballos sobre los 900 kilos de peso, los nóveles drivers fueron en la búsqueda de los límites de adherencia, pudiendo realizar deliciosos derrapes controlados y algún que otro trompo, para dejar en claro los límites de la física.
Bien por la iniciativa: n auto es tan seguro como lo es la capacidad de su conductor.
J.D. ("El humilde instructor")