Stellantis presentó resultados mixtos en 2022. Por un lado, el nuevo gigante automotor fue capaz de aumentar su margen operativo en 1.2 puntos porcentuales entre 2021 y 2022, convirtiéndose en uno de los fabricantes de autos más rentables del mundo. Por el otro lado, siguió vendiendo menos autos, no sólo en comparación con 2021 (cuando se llevó a cabo la fusión), sino también en comparación con los años previos.
Esta investigación se hizo analizando las ventas combinadas de los antiguos grupos FCA (Fiat-Chrysler), PSA (Peugeot-Citroën) y las marcas abandonadas por General Motors (Opel/Vauxhall, que ahora también integran Stellantis). Los resultados son interesantes.
Todos las marcas que conforman ahora Stellantis vieron bajar sus volúmenes de ventas globales. Esta tendencia confirma el temor de muchas fusiones: hacerse más competitivo al reducir costos y, al mismo tiempo, vender menos autos por la potencial canibalización.
Stellantis, en un 58% de su récord de ventas
El año pasado Stellantis vendió 5.84 millones de vehículos en todo el mundo. Fue el cuarto mayor fabricante tras Toyota, Volkswagen y Hyundai-Kia. Además de su fuerte posición en Europa y Norteamérica, fue el mayor fabricante de Latinoamérica (leer informe especial). Aun así, sigue teniendo un papel marginal en Asia, el mercado de automóviles más importante del mundo.
El volumen de ventas en 2022 contrasta con lo que los cuatro grupos que hoy integran Stellantis vendían por separado hace años. De hecho, la cifra de 2022 representa apenas el 58% del récord de volumen registrado en 2007 cuando, de forma combinada, vendieron 10,04 millones de autos. Dicho de otro modo, las ventas combinadas de las marcas que hoy integran Stellantis cayeron un enorme 42% en 15 años. Por el contrario, las ventas del Grupo Volkswagen pasaron de 6.2 millones de unidades en 2007 a 8.3 millones el último año (leer informe especial).
¿Por qué?
El principal objetivo de una fusión es incrementar la rentabilidad al ahorrar dinero mediante un recorte de costos. En lugar de gastarse miles de millones en el desarrollo de un modelo, pueden emplear la mitad y desarrollar dos o más modelos para diferentes marcas. Las plataformas compartidas y el desarrollo conjunto de software son dos de las principales ventajas de trabajar juntos, en lugar de competir entre sí.
Pero entre los efectos secundarios de una fusión están las consecuencias en producción y ventas. Dado que hay menos competencia, el reposicionamiento de marcas dentro del nuevo grupo puede forzar a la eliminación de algunos modelos (para evitar la redundancia o la canibalización).
Además, también hay condiciones cambiantes en los mercados globales. China ahora juega un papel principal. Tesla revolucionó la industria con sus autos eléctricos (leer informe especial). La cadena de suministros es ahora más importante que nunca y, en muchos casos, el software importa más que las prestaciones del auto. En otras palabras, la industria cambió mucho en los últimos 20 años.
El volumen de ventas no es tan importante como lo era antes. Los recién llegados (marcas chinas, Tesla, Lucid o Rivian) necesitan crecer, pero la industria ya establecida, como Stellantis, necesita transformarse.
¿Valió la pena esta fusión?
Creo que sí. El objetivo de cualquier compañía en el mundo capitalista es generar beneficios para sus accionistas. Los resultados de 2022 confirman que esto ocurre en Stellantis. Venden menos autos y ganan más dinero. Aun así, que se reduzca el volumen de ventas los hace más vulnerables frente a la creciente competencia de las marcas chinas. Están creciendo muy rápido y sus planes de expansión global podrían incluir la adquisición de fabricantes occidentales que sean vulnerables. El tiempo dirá.
* El autor es especialista en la industria del automóvil en JATO Dynamics.
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