Si existe alguna razón por la que la industria automotriz ha sido capaz de superar tantas crisis durante los últimos años, una de ellas sin dudas es por el boom de las SUVs. Más que los autos eléctricos, las pick-ups o el impulso de los mercados emergentes, este tipo de siluetas ya es mucho más que una moda: es la carrocería favorita de los consumidores de autos en todo el mundo.

Las SUVs se convirtieron en vehículos muy demandados por los usuarios, pero también son las responsables del crecimiento de la facturación de las automotrices, por el mayor margen de ganancia que ofrecen a los fabricantes (leer nota). La cuestión es si esta tendencia continuará para siempre o si -en cambio- existen amenazas que pongan en peligro el auge de este importante segmento.


"Todo el mundo quiere SUVs"

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En 2021, las SUVs representaron casi el 42% de las ventas mundiales de vehículos nuevos, incluyendo a las pick-ups (aunque excluyendo los comerciales ligeros, como furgones y camiones livianos). Los consumidores de todo el mundo compraron casi 31.9 millones de estos automóviles con silueta aventurera, un 13% más que en 2020. El crecimiento ha sido impresionante sobre todo en comparación con el del resto de segmentos: los autos tradicionales (hatchbacks y sedanes, desde el Segmentos A al Segmento F) aumentaron un 1%. Las pick-ups crecieron un 3%.

Las razones para este boom son bien conocidas: una más amplia oferta de productos que incluye desde los modelos más pequeños (A-SUV y B-SUV) hasta los más lujosos (F-SUV), además de modelos electrificados y la idea general de que la posición elevada de conducción aporta una "mayor sensación de seguridad", junto al hecho de que es más fácil entrar y salir de estos vehículos (especialmente cuando se trata de pasajeros de edad avanzada).

El año pasado, los datos preliminares indican que las SUV supusieron entre el 45% y el 46% de las ventas de autos de pasajeros globales. Hubo un gran crecimiento en países como India, Alemania, Reino Unido, México, Indonesia, Turquía, Malasia, Vietnam, Sudáfrica, Tailandia y Filipinas. No obstante, la demanda cayó un 7% en Estados Unidos, el segundo mayor mercado del mundo, mientras que en China (el mayor) cayó un 2%, hasta las 10.4 millones de unidades.


La amenaza

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El rápido crecimiento de este segmento podría estar amenazado por normativas más severas en materia de contaminación y restricciones sobre el peso de los vehículos.

Incluso a pesar de que las SUV han mejorado mucho en términos de emisiones, todavía son vehículos pesados y que requieren motores más grandes. Los datos de emisiones de JATO  Dynamics muestran que todas las categorías de SUVs (excepto las de lujo) rebajaron su media de emisiones en Europa entre 2020 y 2021. Aun así, su media total es de 107.9 g/km de CO2, claramente más alta que la de los autos urbanos, utilitarios, compactos o incluso los sedanes del Segmento E, con 76.9, 97.7, 97.6 y 100.8 g/km, respectivamente.

Si esta brecha se mantiene en el tiempo, los gobiernos de regiones como Europa podrían empezar a penalizar a las SUVs, no sólo por motivos relacionados con las emisiones sino también por el tema espacio. Una SUV siempre es más grande y pesada que un sedán o un hatchback equivalentes. En Europa, por ejemplo, una SUV es un 27% más pesada que un hatch, mientras que en Estados Unidos es un 22% más pesada que un sedán.

El aumento de impuestos a las SUVs para castigar este exceso de peso podría sin duda hacer daño a la demanda y convertirse en una seria amenaza para la rentabilidad de los fabricantes. Las automotrices ahora mismo están ganando más dinero que nunca gracias a su capacidad de capear el temporal de la falta de semiconductores, dando prioridad a las SUV y a las eléctricos, que son los vehículos que pueden vender con mayor facilidad y que mayor rentabilidad ofrecen (incluso por encima del precio de lista).

Al mismo tiempo, las SUVs han financiado las enormes inversiones necesarias de los fabricantes para realizar la transición desde el motor de combustión interna a los eléctricos puros. Los diferentes planes de electrificación anunciados por marcas de Europa, Estados Unidos y Asia no se podrían haber logrado sin el dinero que generaron las SUV de nafta y diesel.

Pero, ¿tendrán en cuenta las autoridades la importancia de este hecho cuando comiencen a discutir sobre potenciales prohibiciones o impuestos especiales para vehículos más pesados? Eso aún está por verse.

* El autor de este artículo es especialista en la industria del automóvil en JATO Dynamics, leer sus otras notas en Motor1.

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