Hace un poco más de dos años organizamos el primer Mundial de Autos de la historia. O bueno, al menos el primero que haya quedado registrado en una revista y la web (ver acá). Lo que hicimos fue preguntarnos cómo sería la selección de Alemania, o la de Italia, o la de Japón, si en lugar de jugadores de fútbol fuesen autos. Y también qué posición le tocaría jugar a cada modelo, de acuerdo a sus aptitudes: potencia y capacidades dinámicas (para los delanteros), polivalencia (los volantes), capacidad de trabajo y seguridad (los defensores y arqueros).

Así que armamos un equipo de 11 jugadores por cada uno de los 16 mayores países fabricantes de autos, incluida la Argentina. Y no solo eso, también lo “jugamos” en la red social Twitter, donde nuestros seguidores tuvieron la oportunidad de decidir el resultado de cada partido, según un prolijo fixture. El campeón fue Alemania, que venció a Italia en una cerradísima final, y fue todo tan divertido –en clave nerd, recordalo acá–, que en este nuevo año mundialista decidimos repetirlo.

Solo que cambiamos un poco las reglas para no hacerlo tan repetitivo: en esta edición, decidimos privilegiar la tradición por sobre la fabricación. ¿Qué quiere decir esto? Que los países participantes este año son solo aquellos con una cultura automotriz y marcas propias, con la suficiente cantidad de modelos actualmente en producción como para armar un 11 titular. Eso deja afuera a varios participantes de 2018 –como México, Canadá o Brasil–, que tienen un volumen relevante de producción, pero nunca tuvieron (ni tienen) marcas importantes propias. Y también a otros países que sí las tienen –como España con Seat, o República Checa con Skoda– pero que no llegan a armar un seleccionado completo.

El caso contrario es el de Suecia, que no llegaba a fabricar 11 modelos en su territorio, pero contando sus tres marcas actuales llega (con lo justo) a presentar un equipo completo. Para esto se puede valer, como todo el resto de los países participantes, de convocar jugadores nacidos en otros países, siempre y cuando lleven un “apellido” sueco.

Este nuevo planteo no es un capricho. La idea de estas locuras editoriales también es aportar información y concepto. Y si en aquel entonces quisimos poner en relevancia dónde se fabrican los autos, en esta ocasión se trata de brindar otro enfoque, más identitario. Porque un Volvo es un auto sueco, por más que se fabrique en Estados Unidos o en Bélgica, un BMW es un auto alemán, no importa si se fabrica en México, y un Toyota siempre será un auto japonés, no importa el lugar en el mundo de donde haya salido.

Eso, sí, no pudimos con nuestro genio, y también armamos un equipo argentino. Es cierto que no tenemos marcas relevantes locales, apenas un puñado de fabricantes artesanales, pero un “resquicio reglamentario” nos permitió armar –con lo justo– un once titular. Porque es un Mundial, y la celeste y blanca no podía estar ausente.

La semana que comienza publicaremos la formación de cada uno de los equipos del Mundial de los Autos 2022.

R.T.

Hoy empieza el Mundial de los Autos: el juego online de MiuraMag

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