¿QUÉ FUE?: Un automóvil para el Segmento E (Grande) que produjo Chrysler-Fevre Argentina S.A. bajo licencia en el país entre 1968 y 1979 en su planta de San Justo y que venía con dos tipos de carrocería: sedán y coupé. El Polara argentino estaba basado en la cuarta generación del Dodge Dart norteamericano o del Valiant vernáculo, por lo que utilizaba la plataforma Early A Body. A lo largo de su producción, contó con cuatro variantes en sus versiones sedán y coupé: la original se llamó "Polara" a secas y luego vinieron tres evoluciones más: un sedán de lujo denominado Dodge Coronado, la coupé deportiva Dodge Polara RT y una coupé de alta performance denominada Dodge GTX, que incluso se utilizó para competencias de automovilismo. 

MECÁNICA: A lo largo del tiempo las distintas evoluciones del Polara argentino utilizaron distintos tipos de motores: diésel de 3.333cc con 71 CV de potencia (asociado a una caja de cambios manual de cuatro velocidades al volante), 3.687cc en sus tres versiones de 145 CV (caja de cambios manual de tres velocidades al volante y automática); de 155 CV y 174 CV (manual de cuatro velocidades al piso); y 5.210cc V8 en sus dos versiones de 212 CV (motor de origen mexicano) y 230 CV (origen canadiense), ambos asociados a una caja manual de cuatro velocidades al piso. En todos los casos el motor era delantero y la tracción, trasera. 

LO MÁS: Fue un automóvil fiel, cómodo y de gran andar representativo de la industria nacional, que incluso llegó a exportarse a España en stock Ckd para su posterior ensamblaje (en el país ibérico se llamó Dodge 3700). La línea del Polara en Argentina contaba con gustos para todos: un sedán tradicional y otro de lujo, además de dos coupés deportivas para los más fierreros. Era un vehículo potente y de grandes dimensiones y eso provocó un gran impacto en el público local.

LO MENOS: Cuando se sucedió la crisis del Petróleo a principios de los ´70 y se generó una inflación mundial en el rubro se volvió complicado llenar el tanque de estas "bestias", que tenían un gran consumo (durante la década del ´60 el combustible fue relativamente barato en nuestro país). 

CONTEXTO: El Polara apareció en un momento de apogeo de la industria automotriz nacional y tuvo competidores interesantes y directos como Chevrolet Chevy, Ford Falcon e IKA Torino, todos autos de culto de los argentinos y pertenecientes al Segmento E. Fue una época dorada para los fanáticos de los fierros, que podían ver circulando por las calles del país a este tipo de bestias, que incluso tuvieron su versión de pista y terminaron corriendo en el Turismo Carretera. En el caso del Polara, compitió en el TC con su versión GTX adaptada a pista y cosechó numerosos campeonatos en la década del ´80: Antonio Aventín (1980/81), Roberto Mouras (1983/84/85), Oscar Angeletti (1986) y Oscar Castellano (1988/89). A nivel policiales, el Polara es tristemente recordado a nivel nacional: en 1981 la Justicia dictaminó que los hermanos Sergio y Pablo Schocklender asesinaron a sus padres en su departamento de Belgrano y que depositaron sus cadáveres en el baúl del Polara metalizado que poseía la familia.

OPINIÓN: El Polara fue un auto noble, robusto, veloz y de gran andar que entregó la industria nacional en una época de motores vigorosos y apego de los conductores argentinos por la velocidad en las calles. Según datos históricos, la versión V8 de 5.210cc con motor de origen canadiense llegaba casi hasta los 200 km/h, una velocidad inusitada para la época y que hablaba del gran poder de fuego que tenía este auto. Además, todos los Polara eran grandes y muy cómodos, por lo que en las versiones sedán una familia tipo podía viajar relajada y con mucha holgura. 

Galería: Dodge Polara (1968-1979)

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