Texto de Denis Alejandro Mio
Fotos de Martín Gómez (marmez123@gmail.com)
El 2020 fue un año para el olvido: la pandemia nos golpeó de maneras impensadas y nos obligó a reprogramar nuestras vidas. Las redes se saturaban y los autos empezaban a juntar polvo. Nos encontramos con baterías muertas, combustibles podridos y neumáticos desinflados.
Al año siguiente el panorama mejoró un poco y lentamente empezamos a retomar nuestras actividades usuales y a tener más contacto con otras personas, y también con nuestros vehículos. No hablo del auto o la moto que usamos a diario para nuestras faenas, hablo de esos autos que nos llenan de orgullo y que atesoramos como si fuesen huevos de Fabergé. Estoy hablando de los autos de colección, aquellos clásicos y antiguos que se ganaron un lugar en nuestros corazones.
En el ambiente de los clásicos, el 2022 es sinónimo del regreso a las pistas y del retome de los tan esperados eventos que nos congregan a los fierreros, sin distinción de marcas ni nacionalidades. Entre esos eventos, se destaca el 9º Salón del automóvil y moto clásica que desde 2012 organiza Autoclub Berazategui.
Como de costumbre, el salón se realiza en el Centro de Actividades “Roberto de Vicenzo” y durante cuatro días del receso escolar invernal: esta vez fue entre el 21 y el 24 de julio. Tampoco es novedad que el mismo es llevado a cabo en un predio cerrado y calefaccionado, donde los vehículos no sufren y los visitantes se refugian de las inclemencias del tiempo que suelen haber en esta época del año.
Los espectadores no sólo fueron encantados por esas máquinas motorizadas o por los stands que vendían memorabilia y repuestos, sino también por la presencia de grandes personajes como el diseñador y constructor Heriberto Pronello quien disertó en el área técnica, mientras que Gustavo Feder (Autohistoria) y Martín Glas (Libros del Torino) lo hicieron en el área histórica.
Más allá de los autos, el arte fue una de las principales protagonistas del salón, representada por la presencia de artistas plásticos de envergadura internacional como Rafael y Ángel Varela, Mario Tagliavini, Nicky Chiarello, Rubén Vinyolas y Salvador Crespo. Sin mencionar el hecho de que la imagen principal del evento es obra del recordado y aclamado Jorge Ferreyra Basso.
Sin más preámbulos, vamos a lo que nos atañe: se exhibieron más de una centena de vehículos -entre autos y camionetas, motos y motonetas-, todos en perfecto estado de uso y conservación. De hecho, la gran mayoría de los vehículos llegaron rodando, incluyendo un Ford T de 1917 que viajó desde la ciudad de La Plata o una Fiat 800 Spider desde Tandil. Por supuesto, no faltaron los más celados que se trasladaron en plancha o tráiler y sus ruedas pisaron directamente las alfombras del salón.
A continuación los diez favoritos de Motor1 Argentina:
No son todos negros

El vehículo más antiguo del salón fue este Ford T Comercial Roadster de 1912, cuando la producción aún era artesanal y había colores para elegir. La iluminación de los faros delanteros era a carburo de calcio, mientras que los laterales y traseros a kerosene. Los colores dejaron de ser opción en 1914 cuando Henry Ford rezó “Un cliente puede tener su automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro”.
Tres ruedas y dos cilindros

Cosas raras sí las hay: este peculiar auto (¿o triciclo?) es un Morgan Super Sport de 1932, con la particularidad de tener una rueda central trasera y un motor bicilíndrico refrigerado por aire de la marca J.A.P. Se los conocía como “Three wheelers”.
Poca cilindrada, mucha potencia

Esta Suzuki RGV 250 de 1989 es una moto deportiva con motor bicilíndrico en V, dos tiempos. Suena a poca cilindrada, pero cuenta con una potencia de 58 CV a 11.000 RPM. Sumada a la caja de seis velocidades, esta mecánica combinada con una carrocería liviana, hacen una combinación realmente explosiva.
Nacimiento, muerte y resurrección

En los años 70’s la industria nacional comenzó a jugar con el PRFV (Plástico Reforzado de Fibra de Vidrio) y a “revivir” a los Gordini y R4, cuyas carrocerías estaban cayéndose a pedazos por falta del proceso de cataforesis. Las mecánicas se recuperaban y servían para que el usuario compre un kit de un buggy y lo arme en la cochera de su casa, o comprarlo terminado y funcionando.
En 1973 nace este Puelche Iguana, desarrollado sobre la plataforma de los Renault 4 y 6, pero no pudo ver la luz a pesar de la buena voluntad de muchas personas. La entretenida historia del auto que incluye al Rodrigazo y a un avión en llamas se puede leer acá.
Graham a secas

Este sobrio y elegante vehículo, es el precursor de los Graham Paige que conocemos, marca conocida por su lujo y calidad. Decimos que es un precursor, porque para ese momento, la empresa Graham Brothers aún no había adquirido a la Paige-Detroit Motor Company. Este ejemplar es un Graham Special Six de 1928.
Una inglesa emplumada

Si bien a esta motocicleta puede considerársela como una de las vedettes del salón, no por eso decimos que esté emplumada, ni porque vaya a salir volando o a poner huevos. Esta Norton Dominator de 1962 tiene un motor de 4 tiempos y 500 CC de cilindrada, pero lo más interesante es que a este cuadro se lo conoce como Featherbed (colchón de plumas), por ser más rígido y más liviano que sus predecesores. Su desarrollo fue realizado a fin de mejorar el rendimiento en la exigente carrera del Toutist Trophy de la Isla de Man.
Dupla de coupés Fiat Sport

Una de las carrocerías con diseño más atractivo de todo el salón es el de estas cupecitas setentosas de Fiat, con cola tipo fastback y un frontal semejante al IKA Torino. La de la izquierda y color rojo coral es una Fiat 1600 Sport, con doble faro frontal y luces traseras verticales, y el viejo conocido motor varillero del Fiat 1500.
La de la derecha es una Fiat 125 S color verde lago, con sutiles diferencias estéticas respecto de la 1600: paragolpes sin defensa, faros traseros horizontales, pérdida de los faros centrales delanteros, parilla tipo panal de abeja, tapizados en pana, entre muchos otros cambios. Pero el cambio más destacable era mecánico: traía el mismo motor “bialbero “del Fiat 125, doble árbol de levas a la cabeza, comandado por correa, y por supuesto, mucho más brío.
Si me preguntan, quiero una Fiat 1600 sport con la mecánica de la Fiat 125 S.
Pony Car

No será refinado como un europeo ni confiable como un japonés, pero este Camaro es un verdadero Pony car. ¿Por qué no decirle Muscle car? Cuando nació el Mustang en 1964 junto con su emblema de un potro (de allí la idea de pony), nació un auto compacto y poderoso, orientado a un público joven. Se inauguró esta nueva categoría y segmento de vehículos y la rápida respuesta fueron el Plymouth Barracuda y el Chevrolet Camaro. Los muscle car también eran bestias con un V8 bajo el capot, pero pertenecían a un segmento superior, con mayores dimensiones y prestaciones.
Este Camaro porta un humilde V8 de 350 pulgadas cúbicas (5.7 litros) con nada menos que 450 CV, y una combinación de colores para lucirse y no pasar desapercibido. Podrán inventar motores más potentes y eficientes, pero al sonido de un V8 yankee no hay con qué darle.
Francés italianizado

El Peugeot 404 supo conquistar al público argentino entre 1962 y 1980, con su producción iniciada por DAPASA, continuada por SAFRAR y finalizada con SEVEL. Aquí conocimos la berlina 4 puertas y la pick-up, con mecánicas nafteras y gasoleras. Hemos avistado alguna rural perdida, pero ningún cabriolet como este.
Del año 1962 y origen francés, esta versión del 404 pasó por el lápiz del reconocido estudio italiano Pininfarina, obteniendo un auto delicado y elegante, manteniendo las mismas características mecánicas de sus otras versiones. Actualmente, este es el único ejemplar en el país que se encuentra en funcionamiento, y sabe de otro en proceso de restauración.
RennSport Rennwagen

Este ejemplar de 1974 se trata de un Porsche 911 Carrera RSR 3.0, creado para competir en las carreras internacionales de larga distancia, siendo uno de los autos deportivos del Grupo 4 más exitosos de la historia.
Su ficha técnica asusta: 3 litros de cilindrada en el conocido motor bóxer 6 cilindros refrigerado por aire, ni más ni menos que 300 CV a 8.000 RPM, aceleración de 0-100 en 5.6 segundos y velocidad máxima de 288 km/h. ¿Lo mejor? Se produjeron sólo 52 unidades.
Bonus track I: Ford T Delivery 1912 (Réplica a escala)

Esta réplica realizada a escala 1:5 de un Ford T Delivery de 1912 simplemente nos dejó sin palabras. No sólo por el hecho de ser una obra de arte sin igual, con un detalle y prolijidad únicos, sino porque arranca. Sí, leyó bien, ese autito –que claramente no es un juguete-, ARRANCA. ¿No me cree? Mire este video y despeje sus dudas con su creador Rubén Vinyolas.
Bonus track II: Hiperrealismo

Entre las tres japonesas, se asoma la inglesa Triumph. Lo que pueden ver no es una fotografía, sino una pintura bautizada “Resplandores de Triumph”. Se trata de un acrílico sobre tela, representando una cacha metálica cromada, del lateral del tanque de una vieja motocicleta Triumph. La técnica utilizada fue el hiperrealismo que cobró vida bajo el pincel del artista plástico Salvador Crespo.