Voy a contar una infidencia de nuestro trabajo. Las reuniones laborales de Motor1 Argentina siempre son con comida de por medio. Lo hacemos así por dos motivos. En primer lugar, porque así siempre logramos una asistencia perfecta. Y, en segundo lugar, porque nos encanta comer mientras discutimos sobre autos.
Los encuentros suelen ser en el “Quincho de Autoblog”, en la República de Béccar, y el menú por lo general es asado (aunque en invierno salieron también algunos buenos guisos). El problema suele llegar a la hora de la sobremesa, cuando los "conductores no-designados" comienzan a tener acaloradas discusiones sobre curiosas, recónditas e incomprobables historias acerca de autos argentinos.
Así nació la idea de crear una sección especial que sirviera de refugio para chequear o descartar las afirmaciones del “dateado” (o “bolacero”) de turno. Algo así como quien tiene un diccionario a mano a la hora del Scrable cuando se enfrenta a alguien que quiere imponer la palabra “Kwyjibo”.
En “Autos Históricos Argentinos” vamos a recordar las historias de autos poco conocidos y a reflotar las historias poco conocidas de autos muy famosos.
La primera nota se publicará esta semana y tal vez sea un auto con un nombre que suene tan tramposo como “Kwyjibo”.
C.C.
PD : ¿Te gustaría que contemos la historia de algún auto argentino en particular? Te leemos en los comentarios de acá abajo. Tendrán prioridad quienes nos digan el nombre del auto argentino que ilustra la portada de esta nota. ¡Gracias!