Los Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción, ADAS, funcionan de una manera muy compleja y reciben datos de múltiples fuentes, los cuales procesan para generar un reconocimiento fiable del entorno con el fin de detectar posibles situaciones de riesgo y ofrecer más seguridad al conductor al conductor.

Algunas de las ADAS más conocidas son el Frenado Autónomo de Emergencia, el Alerta de Riesgos de Colisión, Sistema de Mantenimiento de Carril, Luces Adaptativas, Alerta de Atención, Alerta de Tráfico Cruzado y Sistema de Reconocimiento de Señales. La información detallada de cada una se puede ver en esta nota.   

Estas ADAS -que son consideradas tecnologías semi-autónomas porque complementan y asisten el trabajo del conductor pero no lo reemplazan- crean una "imagen virtual" que se genera sobre el entorno y se obtiene de una "batería" de sensores que poseen cámaras, radar, ultrasonidos y láser. Estos luego se combinan con información tridimensional sobre la ruta que proviene del sistema de navegación y luego se transmiten al manejo.

A continuación, se detalla cómo funciona cada sensor que provee de datos a los Sistemas ADAS y de qué manera se complementan para generar datos fiables sobre el entorno. 

Cámaras

Es el componente principal del sistema y suelen estar montadas en la parte superior central del parabrisas. Por este motivo, cuando se sustituye un parabrisas, hay que desmontar las cámaras del cristal roto, montarlas en el nuevo y recalibrarlas para asegurarse que funcionen con la máxima precisión para proporcionar la información correcta a los sistemas de seguridad.

Las cámaras tienen muchas ventajas, como su amplio rango de visión (de 50 a 500 metros, y de hasta 180 grados) y su posibilidad de reconocer colores. Las cámaras registran los objetos espacialmente, determinan su distancia y reconocen espacios vacíos. Además, con la ayuda de diferentes algoritmos y el uso de la Inteligencia Artificial (IA), son capaces de ofrecer un reconocimiento fiable de peatones, animales y objetos; y de leer letras y números en las señales de tránsito. Eso sí, las cámaras solo pueden “entender” lo que haya sido previamente clasificado en su software.

A pesar de su capacidad de visión, las cámaras no podrían alimentar de información por sí solas a los sistemas de seguridad ADAS: ofrecen problemas de visión cuando están sucias, llueve, nieva o hay niebla; y también están sujetas a ilusiones ópticas naturales.

Radar

El radar –que suele estar instalado detrás de la parrilla delantera del vehículo, tras un plástico de protección- sirve como apoyo para localizar objetos, tanto estáticos como en movimiento. Gracias al efecto Doppler, es capaz de determinar con precisión la velocidad relativa, distancia y posición de los objetos que se encuentran en los alrededores del vehículo.

Tiene un elevado alcance (250 metros y 360 grados), no se ve afectado por las inclemencias meteorológicas y mide todos los valores relevantes (ángulo, distancia, velocidad, parámetros del material), sin necesidad de realizar cálculos. La debilidad del radar es que no tiene “capacidad semántica”; es decir, no puede reconocer formas, colores y objetos determinados.

Laser LIDAR

Se trata de un sensor caro y complejo, que será clave en la futura conducción autónoma, pero que en la actualidad montan muy pocos modelos. El punto fuerte del láser LIDAR (acrónimo, en inglés, de Light Detection and Ranging) es su capacidad para medir con precisión en 3D (distancia, posición y altura) a mucha distancia (200 metros de alcance). Pero también necesita el apoyo de otros sensores porque su alcance se reduce drásticamente en condiciones de niebla, lluvia o cuando está sucio. No reconoce colores aunque sí materiales.

Ultrasonidos

Van instalados en los paragolpes y son muy fiables. Funcionan con la técnica del sonar (al igual que los murciélagos), enviando impulsos ultrasónicos que rebotan en los objetos y cuyos ecos son analizados para obtener información. Eso sí, solo sirven para los sistemas de asistencia a la conducción relacionados con el estacionamiento del vehículo, ya que tienen un alcance de seis metros y solo funcionan a bajas velocidades.

Sistema de Navegación

Algunos automóviles también emplean los datos de los mapas digitales tridimensionales generados por los sistemas de navegación. Su gran ventaja es que no dependen, como los sensores, de un alcance determinado: su información (la cartografía 3D de toda la red vial) está ya registrada, lo que permite generar un horizonte virtual con la ruta que hay por delante de nosotros, con todos sus atributos relevantes.

Los mapas ADAS de algunos sistemas de navegación proporcionan información de elevada calidad sobre el camino, con datos precisos de la pendiente, los carriles, la curvatura o los límites de velocidad. Además, esos mapas se alimentan y actualizan constantemente con la información de millones de vehículos que los equipan.

Por ejemplo, los datos de alta precisión sobre la curvatura y la pendiente de la ruta ayudan a los sistemas de control de crucero predictivo a frenar y acelerar de forma proactiva. También ayudan a los sistemas ADAS de guiado y el mantenimiento del carril en tramos de autopista y en cruces complejos, proporcionando una valiosa información del número de carriles, sus conexiones, el tipo de divisor entre ellos o la forma de los cruces. Los mapas de los sistemas de navegación también ofrecen información a los sistemas ADAS sobre los límites de velocidad de las vías, semáforos o señales de tráfico.

En nuestro país, cada vez más vehículos ofrecen ADAS, independientemente del segmento o la marca. Por ejemplo de los últimos lanzamientos, Kia Sorento (ver nota), Mercedes-Benz Clase C (ver nota) y Fiat Pulse (ver nota), las traen, y también otros como Peugeot 208 (ver nota) y Toyota Corolla (ver nota). 

(*) Con información de Newsroom España y Carglass


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