Texto de Paul “Coloflow” Szebesta
Piloto oficial de Motor1 Argentina y creador de Racing Films.
Desde hace un tiempo hasta acá se convirtió en moda agasajar a los clientes compradores de autos deportivos, con días de actividad en pista a modo de Track Day privado. Es así que el sábado 21 de Mayo se celebró en el Autódromo de San Nicolás el encuentro con más pistones y cilindros per cápita que jamás se haya dado en nuestro país: el Mustang Track Day.
Todo empezó a principios de abril con un mensaje de C.C.: "te van a contactar de Ford Argentina para un evento". Y nada más. Para los que no lo conocen, C.C. suele ser muy misterioso y escueto a la hora de dar información. Días más tarde se celebró un asado en el Quincho de Autoblog, ocasión ideal para sacarle el tema y ver si largaba más info.
"¿Che, qué onda lo de Ford? No me contactó nadie aún".
CC: "Es un Track Day en San Nicolás, ya te van a escribir."
"No, yo para ver que no me coincida con alguna carrera..."
Silencio...
A los pocos días me llamaron para hacerme una pregunta muy fácil de responder: "¿te interesa ser piloto Ford por un día y llevar pasajeros a bordo de un Mustang?" ¡Pero claro, rey! ¿Acaso alguien te respondería que no?
Así, luego de certificar que ese fin de semana no tenía actividad con RacingFilms (milagro), pude dar rienda suelta a mi ansiedad y manija respecto al evento. Luego de una insufrible espera, EL día llegó. La noche previa solo pude dormir cuatro horas.
Los clientes e invitados estaban citados a las 8 a.m. en Pacheco, para ir en caravana hasta el circuito. Pasé 8.20 por ahí y desde la autopista pude ver muchos Ponys estacionados mientras otros llegaban.
Llegué al Autódromo y allí me encontré con Gustavo Der Ohanessian y Tato Machuca, quienes serían mis compañeros de pista en las vueltas rápidas. Gustavo me entregó mi buzo antiflama, con el logo de Mustang en la espalda y mi apellido con la bandera Argentina en el cinturón. Ya estaba feliz, pero cada minuto que pasaba ocurrían cosas que hacían que incrementara mi felicidad.
En cuanto a Tato, muchos la deben conocer, pero para quienes no, les cuento un poco. Ella es pilota, actualmente esta compitiendo en la Formula 1100, además de haber pasado por varias categorías. También es organizadora de Speed Club, donde no se baja de su BMW ni con la orden de un juez. ¡Gracias a ambos por la buena onda!
Por otro lado, si bien estaba hiper nervioso había algo que me dejaba tranquilo: esta vez no iba a tener que generar contenido fotográfico y audiovisual ya que de eso se iba a estar encargando Magali Flaks, mi pareja. Ella es profesora de fotografía, por lo cual ya me había sacado un enorme peso de encima y podía dedicarme íntegramente a disfrutar de la jornada. Sus fotos están al final de la nota.
De a poco empezaron a llegar los invitados, quienes fueron recibidos con un frondoso catering a cargo de Café San Juan, con Lele a cargo de todos los detalles. Yo nunca fui de comer demasiado en este tipo de eventos y mucho menos en este donde estaba con la cabeza en otra galaxia. No llevé la cuenta de cuantos litros de café tomé.
Una vez que todos los Mustang clásicos y modernos llegaron, se dio inicio al evento. Allí Sebastián, gerente de Marketing de Ford, brindó una cordial bienvenida y detalló la jornada. Primero habría una carrera de regularidad, donde todos los participantes girarían. Luego, el almuerzo, finalizando con las vueltas rápidas. Me encontré con algunos que decidieron no participar en la carrera. Sus comentarios fueron: "no sirvo para andar despacio". Me cayeron bien.
Mientras los autos giraban aproveché para hablar con Rosario, prensa de Ford. La pregunta era obvia: "¿Habrá más eventos de este tipo?" La respuesta fue un sí rotundo. Ford planea en el futuro acercarse cada vez más a sus clientes y este tipo de experiencias, al igual que la de Raza Fuerte en la que participo Orly hace unos días en Córdoba, son el contexto ideal para que puedan vivir todas las virtudes de sus vehículos bajo la tutela de expertos en la materia. Rosario: si te falta un piloto, sabés que estoy.
Finalizada la competencia llegó nuestro turno. Gustavo, Tato y yo nos presentamos frente a los invitados y les contamos nuestras apreciaciones sobre el auto. La mía fue bastante sencilla: el Mustang Mach 1 tiene la Pole Position de Ranking Motor1. El porqué de esa situación se van a enterar en un ratito.
Los autos disponibles para girar eran tres: dos Mach 1 y un GT. Tato nunca había girado en ninguno, ni de acompañante, por lo cual, decidimos que ella se lleve un Mach 1 y Gus el otro, mientras que a mi me tocó el GT. Esto no me represento ningún sacrificio: ambos modelos son tremendamente buenos en pista y, salvo algunos detalles, no iba a encontrar diferencias en el trabajo de mostrarle a los pasajeros sus capacidades.
Empezó a subir gente, algunos invitados, pero en su mayoría propietarios de otros Mustang, (GT y Mach 1). Lo único que salió mal del evento fue que la Go Pro que estaba grabando las caras de los pasajeros crasheó y se perdió el material. No les puedo explicar lo asombrados, felices, contentos, adrenalínicos y un sinfín de sensaciones más con las que se bajaban cada uno de los que lleve a fondo por el circuito. Para colmo me felicitaban a mí, jaja. "Solo soy un chofer, la maravilla es este auto, que le estoy dando murra sin parar y frena, acelera y dobla igual que en la primera vuelta".
¿Y del auto y el circuito no vas a hablar nada? Eso lo dejo para el Ranking Motor1, chicos. Pero bueno, algo les cuento. El Autódromo de San Nicolás es sumamente técnico. No lo conocía mucho, ya que la única vez que había manejado en él fue en otro evento y a muy poca velocidad. Ni bien me enteré de que iba a tener que manejar estas bestias ahí me puse en contacto con mi ingeniero de cabecera, Matias Muchi, quien me pasó varias cámaras a bordo y me explicó todos los secretos del circuito.
Me adapte bastante rápido aunque los márgenes que dejaba en cada sector eran amplios. Las vueltas las hice con el ESP desactivado, pero con el control de tracción en ON. Dada la temperatura que iban adquiriendo los neumáticos no era para nada recomendable desconectarlo. Aun así, si lo aceleraba temprano se ponía de cola. A casi todos los frenajes estaba llegando a 200 km/h. Y el auto frenaba. Frenaba siempre. Recién en la Curva 1, en la segunda vuelta, se notaba una pérdida de rendimiento. Pero era cuestión de llevarlo tranqui hasta boxes, que suba el siguiente pasajero. Al volver a salir los frenos respondían igual que en la primer vuelta. Tremendo.
En total manejé treinta nueve vueltas, una hora y cuarenta y dos minutos arriba del auto. En realidad fueron menos. Promediando la jornada el Mustang me avisó que me quedaba poca nafta. Al terminar la vuelta me dirigí al recinto técnico del circuito. Allí se encontraba un camión de combustible para cargar. Ah, todos los invitados se fueron con el tanque lleno antes de emprender su regreso. Un día en Disney se queda corto al lado de lo increíble que fue esta jornada.
Se terminaban el tiempo de pista y solo quedaba relajar y disfrutar. Ya lo dije en varios videos: no tengo palabras que describan lo que viví esa jornada. Todas quedan chicas. Sin dudas que este día quedara como uno de los mejores de mi vida. Ojalá con esta crónica, video y fotos puedan darse una idea de lo que sentí.
No me quedan palabras de agradecimiento hacia Ford Argentina, Motor1 Argentina y cada uno de los que se subió conmigo por haberme hecho tan feliz. Gracias.
























