Llegan los últimos capítulos de “Herencia Citroën”, una serie de videos producidos por la filial local del doble chevron en el museo privado de Carmen de Areco, donde Valere Lurme, Responsable de Desarrollo de Citroën para América Latina, repasa la historia de los principales modelos de la marca y su valor histórico. En esta ocasión vamos tocan dos autos importantísimos para la marca y para toda la industria automotriz, el 5CV y el CX.
Citroën 5CV
Galería: Citroën 5CV
El Citroën 5CV es un auto que tiene muchas características únicas. Presentado en 1922 fue el primer modelo de la marca en llegar al país, y además, el primer auto pensado para que el público femenino lo pudiera usar.
Si bien el primer viaje en la historia de un auto lo realizó Bertha Benz sobre el rudimentario Benz Motorwagen Patente 1, los autos siguieron evolucionando y a inicios del Sigo XX eran pesados, sin asistencias y tan difíciles de manejar (había que prestar atención a muchas variables mecánicas como el avance) que solo profesionales podían manejarlos… y en esa época los conductores profesionales eran solo hombres.
Mientras los fabricantes apuntaban cada vez más al lujo y la complejidad, André Citroën tuvo la brillante idea de hacer un vehículo más ligero, compacto y que se pudiera manejar fácilmente. Así nació el 5CV, bautizado Petit Citron (pequeño limón en español) debido a que la mayoría de las unidades venían en amarillo punzante con guardabarros en negro, y de paso, haciendo un juego de palabras con la marca.
El Citroën 5CV contaba con un motor de 4 cilindros y 5 caballos, de ahí su nombre, y entre sus características estaban sus ruedas finas que facilitaban mover el volante, frenos que no requerían mucho esfuerzo y bajo mantenimiento. El limoncito se diferenció y eso le permitió lograr no solo un gran suceso de ventas y sino una revolución social pudiendo incluir al público femenino entre sus usuarios.
Citroën CX
Galería: Citroën CX (1975-1990)
El recorrido desde el 5CV hasta el CX fue largo, no solo en los años que separan sus lanzamientos, también en la evolución del auto, incluyendo a la propia Citroën que ya había lanzado al Traction Avant y al DS, que aún hoy sigue siendo una nave espacial. Justo sobre el último modelo es que el CX cimentó gran parte de su encanto heredando las suspensiones hidroneumáticas, pero esa es solo parte de la historia. Producido entre 1974 y 1991, lo vimos en Argentina a partir de 1979 (se importó hasta 1982) y si te cruzabas uno, no dejabas de mirarlo.
¿Qué hace tan especial al CX? Todo. El buque insignia de Citroën ofrecía un diseño aerodinámico que le permitía un coeficiente de penetración de 0,35, de ahí su nombre, pero que además lucía genial. El interior también era muy especial, espacioso, y con un tablero único que llegó a ofrecer velocímetro y tacómetro digitales por medio de cilindros que giraban. Además de ser el primer Citroën con motor transversal, llegó a ser el auto gasolero más rápido del mundo. Y el CX tuvo soluciones que llegaron hasta, por ejemplo, el C4 Lounge, como la luneta trasera cóncava.
Para hacerse una idea de lo importante que era el CX, fue el auto presidencial de la época en Francia. Su encanto no se limitó a su tierra natal, fue elegido Auto del Año de Europa en 1975. Entre tantas historias, cuando Paul Mc Cartney visitó la Argentina en 1993 pidió un Citroën CX para que lo fueran a buscar al aeropuerto y para usarlo junto a su mujer e hijos durante su estadía en el país. Tan genial era el CX que su sucesor el XM nunca logró opacarlo, y muchos años después el C6 retomó gran parte de su estilo que le quedaba muy, pero muy, bien.