Sir Frank Williams falleció el pasado 28 de noviembre, a los 79 años de edad dejando a sus espaldas un legado impresionante en la historia de la F1. Pero este legado tuvo su llegada a las calles y el mejor recuerdo está en el Clio Williams. Creado en 1992 para celebrar el título de constructores de Fórmula 1 del equipo Williams-Renault, el tremendo V10 del rombo no entraba en el Clio, por más grande por dentro que fuera, así que los ingenieros británicos fueron por otro camino.

Galería: Renault Clio 16V Williams (1994-1997)

La estética y el impulsor corrieron a cargo íntegramente de la división Renault Sport dejando algunas marcas inconfundibles y muy populares al punto de ver por las calles a muchos R9 que trataban de replicar el azul metalizado Sports Blue y las llantas Speedline doradas.

Debajo del capot se escondía un 2.0L atmosférico de 147 caballos que solo tenía que mover 1.035 kilos. Asociado a una caja manual de 5 marchas el resultado era un 0 a 100 km/h de 7,6 segundos y 215 km/h. Si las cifras te parecen poco, en los 90s esto era un cohete sobre ruedas. Las mayores prestaciones fueron acompañadas por el resto del auto con guardabarros y trochas más anchos, así como suspensiones más firmes, cuatro discos de freno, y la entrada de aire del capot tipo NACA.

Pautado para una serie limitada, el éxito del Clio bendecido por Williams pasó las 12.000 ventas y tres series que se extendieron hasta 1996. En Argentina supimos tener a este cohete azul y dorado que se importó entre 1994 y 1995 en versiones de la fase 2. Sin saberlo, Frank Williams puso su apellido en un auto que se transformó de culto.

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com