Texto de Nico Nikola

Volvamos a nuestra infancia y hagamos una retrospección para recordar esto: los juguetes siempre fueron juguetes. Los útiles escolares, en cambio, sólo fueron un conjunto de adminículos funcionales (y poco atractivos), que nos ayudaron en el ámbito escolar a la vez que crecíamos y comenzábamos a perfilar nuestro futuro.

De esa manera, aprendimos desde muy temprano a diferenciar lo “útil” de lo que nos daba infinita alegría. He pasado noches sin dormir deseando un Matchbox. Nunca una escuadra.

Crecimos y mientras los útiles escolares mutaron en aparatos varios, que ofrecen múltiples soluciones necesarias, mientras los otros siguieron siendo eso: juguetes.

Como la mente humana es compleja y el camino de la evolución atraviesa necesariamente las mieles de la sofisticación, el mundo de los autos-hobby, no escapa a esa realidad.

Nuestros chiches se diferencian cada vez más del mundo de la movilidad. Quienes protagonizan la fascinante afición del coleccionismo y otras actividades adyacentes del mundo motor, no paran de ofrecer exquisitas y exclusivas alternativas que intentaremos poner en blanco sobre negro, haciendo abuso del recurso de simplificación (dejando además, abierto el debate).

Comencemos por los autos clásicos, sin distinguir ni explorar subsegmentos como “coleccionables”, “de colección”, “auténticos”, “preservados” o “restaurados”. Tampoco vamos a ahondar sobre los crecientes en protagonismo y preferencia, como lo son los “youngtimers” o si tienen o no el brevete de FIVA. Clásicos por el simple hecho de respetar “exactamente” la configuración, detalles o accesorios de época: una imagen de aquellos tiempos en que salió de la línea de montaje. Los hay valiosos y exclusivos, como también utilitarios, populares, nacionales, importados, europeos, americanos o asiáticos. Escasos o abundantes, de pequeña o gran serie: todos tienen en común el valor de lo original, de haber sido celosamente cuidados para ofrecer y lucir en apariencia y funcionalidad, como antaño.

Los clásicos ya son parte de nuestra cultura, de nuestro paisaje y entorno. Los vemos en eventos, rallys, domingueando o en museos, pidiendo a gritos ver el sol. Los encontramos en cocheras, talleres o en un aviso clasificado, en búsqueda de un cambio de amo. Otros lo harán a través de glamorosas subastas. No importa: nada afectará su condición.

¡Ya estamos listos para dar un paso más y complicarnos la vida enredados en novedosos y sofisticados segmentos, resistidos o adorados por cultores del automóvil “histórico"!

Entre los nuevos segmentos, los más sencillos de entender son los Continuation Cars. Estos son modelos que, por diversas razones -como haberse preservado partes, matrices, documentación o la matemática de los planos-, la automotriz, una vez habiendo finalizada la producción, varias décadas atrás, se estaría en condiciones de continuar con los números de serie fabricando un puñado de unidades respetando los atributos de entonces, mejorados seguramente por motivos de homologación y cumplimiento de regulaciones, por ejemplo, referidas a la seguridad.

Buscando ejemplos en tiempos cercanos nos encontramos en el DB5 James Bond Goldfinger Continuation Series -gadgets incluidos- con un valor aproximados a los 4.8 millones de euros. del cual Aston Martin ensambló 25 unidades adicionales a las 900 unidades producidas entre 1963 y 1965. Sin cruzar el Canal de la Mancha, nos encontramos con el Bentley Blower 1930, cuyo fabricante, 90 años después, ofrece una versión que huele a nuevo y se conduce como un auto de preguerra. Sólo 12 serán los afortunados en poseer alguno en su garage, por supuesto previo desembolso de 2.1 millones de dólares.

Acá no hablamos de réplicas, las cuales merecen un capítulo aparte. Hablamos de versiones originales idénticas a las series ya discontinuadas. Podemos discutir el concepto: no es la misma planta, ni son los mismos operarios o proveedores y sin duda no son los mismos materiales, pero conservan la magia de origen. ¿Es una fantasía? Posiblemente. Sin embargo, veremos más de estos ejemplos en la medida que existan billeteras urgentes, procurando hacerse de algún ejemplar. Esto es pura realidad.

Exploremos ahora el que, a mi criterio, es el más interesante y prometedor de los conceptos. Desde mi punto de vista, el mismo es una mirada al futuro, donde volviendo a las primeras líneas de esta nota, se puede ser testigo de la intención definitiva de diferenciar “juguetes” de “útiles”.

No puedo evitar primeras ni segundas intenciones. El concepto de Restomod me parece simplemente extraordinario, fascinante y deseable para un petrolhead como el que suscribe.

Aquí nos vamos a topar con muchos ejemplos, de los cuales voy a tomar apenas un puñado, comenzando con aquél que de sólo tipiar su nombre acelera mis pulsaciones y corta mi respiración: hablo de Alfaholic GTA-R, la mayor expresión en este tipo de automóviles. Rapidísimo, suspensiones perfectas, liviano y tan hermoso como su versión inspiradora, la Giulia Bertone GTA.

Lamentablemente no estuve ni cerca de subirme a uno, sin embargo, he leído cuanto he tenido a mi alcance, empezado por su principal promotor y entusiasta, Chris Harris -periodista, piloto y presentador de la televisión británica-. Lo recomiendo (ver video abajo).

No podríamos dejar de mencionar a Singer, recreador de las versiones mas emblemáticas del mítico 911. Exquisito en detalles, con niveles de producción que serían envidia de muchos pequeños fabricantes y un merecido prestigio internacional. Situado en Estados Unidos, Singer re-imagina especialmente la generación de oro del Porsche 911: la 964 (1989-1994).

Se parte de la base de un 911 de serie y se le reemplazan paneles de acero por fibra de carbono y el motor es retrabajado por Cosworth. Otros componentes son personalizados, como el instrumental, los interiores o colores del exterior, que poco y nada tienen que ver con las versiones salidas de la casa de Stuttgart.

¿Polémico? Sin duda, al igual que delicioso. Los puristas ya lo han dicho todo: los precios arrancan de 470 mil dólares y les aseguro que tienen que administrar y gestionar una creciente demanda.

Ultimo, pero no menos importante y por la friolera de 1.6 millones de dólares, nos encontramos con el producto de la marca Eagle, con su perfeccionada -a niveles demenciales- versión del icónico Jaguar E-Type, promocionada bajo en nombre de Lightweight GT. Rápido, sofisticado y confiable, con un nivel de detalle tal y como si la misma Corona Británica hubiera supervisado cada unidad producida. Con una capacidad limitada a cuatro unidades por año, la firma británica se ha convertido en un templo sagrado, capaz de poner de rodillas al más recalcitrante y conservador de los coleccionistas esperando por fin, contar uno en su cochera.

Por precios similares a Hypercars, estos “Restomods” pretenden ofrecer un regreso a las bases en conducción y disfrute. Sin ayudas electrónicas, 100% analógicos, vibrantes y desenfrenados. Cajas manuales, paneles de información con sólo lo necesario y sin una exagerada aislación térmica o acústica, apelan a nuestro lado salvaje, al costado irracional, al humano lúdico y primitivo que aún no madura y no la hará nunca, porque jamás -y bajo ninguna circunstancia- abandonará sus juguetes.

N.N.

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La columna de Nico Nikola: “Los juguetes nunca serán útiles
Continuation Car: Bentley Blower 1930, fabricado en 2021.

La columna de Nico Nikola: “Los juguetes nunca serán útiles
Continuation Car: Aston Martin DB5 James Bond Goldfinger, fabricado en 2021.

La columna de Nico Nikola: “Los juguetes nunca serán útiles
Restomod: Jaguar E-Type, reimaginado por el Eagle Lightweight GT.

La columna de Nico Nikola: “Los juguetes nunca serán útiles
Restomod: Porsche 911, reimaginado por el Singer DLS.

La columna de Nico Nikola: “Los juguetes nunca serán útiles
Restomod: Alfa Romeo Giulia GTA Bertone, reimaginado por el Alfaholic GTA-R 290.

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VIDEO: Chris Harris – Alfaholic GTA-R 290

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La columna de Nico Nikola: “Por qué Argentina nunca volverá a fabricar un Torino”
Todas las notas de Nico Nikola en Autoblog, en esta sección.

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