Texto y fotos de Carlos Cristófalo
En 1987, como muchos fanáticos, viajé a Córdoba para ver el Rally de Argentina. Tenía sólo 13 años, así que fue un viaje familiar. Ver los autos del Mundial de Rally en las Sierras, después de haberlos espiado durante años apenas en la largada del ACA en Buenos Aires, había sido un sueño de toda mi vida.
El resultado de 1987 fue un calco de 1986: ganó el italiano Massimo Biasion, con un Lancia Delta. En el '86, Mikki había triunfado con un Delta S4 del Grupo B, mientras que un año después lo hacía con un Delta HF 4WD más modesto, del Grupo A.
Sin embargo, yo no hinchaba por Biasion, a quien los cordobeses habían apodado "El Piloto de A-Biación". Mi ídolo era un argentino: el cordobés Jorge Raúl Recalde.
El piloto de Mina Clavero había salido cuarto en 1986 con un Delta S4 y quedó muy cerca de la victoria en el '87, con un segundo lugar sobre un Delta HF 4WD (y la mayoría de triunfos en pruebas especiales).
Por eso, cuando en 1988 se anunció que Recalde volvería a ser piloto oficial de Lancia en el Rally de Argentina, muchos volvimos a soñar con una victoria del cordobés.
En 1988, con mi hermano Orly y mi papá Poroto, no viajamos hasta Córdoba: fue suficiente con el espanto que presenciamos en el Superprime del Hipódromo de Palermo, en Buenos Aires. Un salto cambiado de lugar a último momento hizo que los tres Lancia se clavaran de trompa a 120 km/h frente a nuestros ojos, apenas 500 metros después de largar la carrera. Los tres pilotos (Biasion, Recalde y el austríaco Franz Wittmann) rompieron los radiadores y estuvieron a punto de abandonar.
Por suerte, los tanos arreglaron todo a tiempo y los tres Delta pudieron hacer el larguísimo tramo de enlace de 700 kilómetros hasta Córdoba.
Ese año, Lancia había llegado a la Argentina con los nuevos Delta Integrale 8v, una evolución más potente de los primeros Delta HF 4WD. El auto que le tocó a Recalde tenía el chasis ZLA831AB000417887 y era una unidad usada: era el mismo auto que había manejado Biasion para ganar el Rally de Acrópolis 1988 (sobre los caminos de tierra y ripio de Grecia, que eran muy similares a los cordobeses). Y era el mismo auto que usó el italiano para hacer el reconocimiento de los tramos del Rally de Argentina.
Cuando terminó de hacer uso y abuso de ese chasis, Biasion se pasó a un Delta Integrale 0km y el baqueteado auto de "segunda mano" quedó a disposición de Recalde, que se había conformado con entrenar sobre un humilde Fiat Regata.
Biasion, que a esa altura ya tenía casi asegurado el primero de sus dos títulos mundiales, sabía que en Argentina era muy difícil manejar más rápido que Recalde. Por más que el cordobés tuviera un auto inferior, no había forma de superar su experiencia en las Sierras. En 1987, Biasion había vencido gracias a una siempre sospechada "orden de equipo", porque necesitaba los puntos para pelear el campeonato. Pero en 1988, cómodo en la punta de la tabla, esa orden nunca llegó.
El propio Recalde y su navegante Jorge "Bicho" Del Buono admitieron que estuvieron esperando hasta el último minuto que el jefe de equipo, Cesare Fiorio, les ordenara "levantar el pie derecho" para dejar ganar a Biasion. Pero el capo nunca se pronunció y el dúo Recalde-Del Buono entró en la historia para siempre: fue la primera y única vez que un binomio argentino (y americano) ganó una prueba del Mundial de Rally. Es un récord que se mantiene hasta hoy.
Recalde conservó durante los años siguientes una excelente relación con Lancia: era el piloto encargado de desarrollar todos los componentes y la puesta a punto del auto durante las pretemporadas. Su especialidad eran las preparaciones para las carreras sobre caminos de tierra más exigentes: Kenia, Grecia y Argentina.
Martín Christie, el navegante que reemplazó a Del Buono tiempo después, lo contó en esta nota con Autoblog: "Llegamos a pasar hasta dos meses en África probando autos y piezas. Nos pagaban para probar los Lancia hasta romperlos. Ese era nuestro trabajo" (leer más).
Recalde falleció en marzo de 2001 y su hazaña no volvió a ser igualada por ningún otro americano.
¿Pero qué pasó con aquél famoso Lancia Delta Integrale?
Después de los dos triunfos en los rallys de Grecia y Argentina, el chasis ZLA831AB000417887 regresó a los talleres del Lancia-Abarth Rally Team en Italia. No volvió a correr para el equipo oficial, porque el equipo ya trabajaba en la evolución: el Delta Integrale 16v.
El Delta fue reacondicionado y vendido a Fiatorque -importador de Lancia en Australia- para correr en el campeonato de rally local. Con este mismo auto, el piloto Greg Carr ganó el título australiano de 1989, después de triunfar en los rallys de Tasmania, BP Alpine, Forest, Festival State y Caltex Queensland.
El chasis ZLA831AB000417887 era una verdadera máquina de ganar, pero no era invencible. Cuando comenzaron a surgir los problemas mecánicos y empezaron a aparecer rivales con máquinas más modernas, el Lancia volvió a los talleres del importador oficial Fiatorque y permaneció abandonado durante años en Australia. Quedó tapado con una funda y en el fondo de un galpón, en el estado en que quedó tras su última carrera: el Rally de Nueva Zelanda, donde abandonó por problemas mecánicos.
En 2013, el Lancia Delta ex Recalde fue comprado por el coleccionista norteamericano John Campion, quien se había lanzado a la caza de todos los Lancia de competición que encontrara abandonados o a la venta. La llamada Campion Collection -integrada por 037 Rally, Delta S4 y varios prototipos de Le Mans, además del Delta Integrale de esta historia- se exhibió en varios eventos de clásicos.
John Campion le cambió los colores al Delta Integrale. Borró todo los rasgo de decoración australiana y lo volvió a pintar con el mismo livery que usó Biasion para ganar en Acrópolis '88.
Ahí es donde irrumpe un coleccionista argentino, que desde hacía tiempo le venía siguiendo el rastro a este Lancia: "Es el auto de rally más importante de la historia argentina y americana. Siempre quise comprarlo para volver a traerlo a nuestro país", dice este verdadero apasionado de los rallys, cuyo nombre permanecerá por el momento en reserva.
La idea es presentarlo pronto en público, para compartir con otros aficionados el regreso del Lancia de Recalde a la Argentina: "¡Qué lindo es hacer real el sueño mío y de muchos, de recuperar la historia argentina de la época más emotiva del rally!", agregó.
El precio de la transacción no fue informado: "No fue sencillo, porque el dueño anterior primero se interesó en cambiarlo por otro auto, pero finalmente llegamos a un acuerdo económico".
El mundo de los autos clásicos de rally es bastante particular: "En los últimos tiempos surgió un interés muy grande por estos modelos. Los precios subieron bastante, porque siempre estuvieron rezagados con respecto a otros clásicos, pero creo que son autos fabulosos para tener y disfrutar: ofrecen sensaciones al volante únicas, que no brindan otros autos deportivos. Además, Argentina es un país muy difícil para disfrutar una Ferrari, un Jaguar o cualquier otro deportivo de asfalto: nuestros caminos están en muy mal estado. Un auto de rally, en cambio, se siente más a gusto cuanto peor es el camino", añadió el nuevo dueño argentino.
La compra del Lancia se cerró en Estados Unidos, a fines de 2019, y el auto llegó a la Argentina hace poco meses. En el transcurso de casi un año de pandemia, FCA Heritage (la división de autos clásicos de Fiat, Lancia y Abarth) certificó en Italia la autenticidad del auto, su historial deportivo, el número del chasis y la originalidad de todos sus componentes.
Esto incluye a la mecánica: conserva el motor original Lancia-Abarth 2.0 8v con turbo Garrett T3 de competición. Este es un detalle importante, porque muchos de los Delta Integrale de competición de la época fueron modificados con el paso del tiempo, para recibir una más moderna tapa de 16 válvulas (aunque perdiendo las especificaciones de origen). Así y todo, el 8v rinde casi 280 caballos de potencia.
Se combina con caja manual Abarth-Brena de seis velocidades y tracción permanente en las cuatro ruedas, con tres diferenciales bloqueables (el central es del tipo Torsen). Con respecto al Delta HF 4WD, tiene tomas de aire más grandes y trochas ensanchadas (así nacieron sus famoso guardabarros inflados). Los neumáticos son de Michelin, que fue el proveedor de Lancia en 1988, después de haber tenido algunos problemas con las Pirelli en 1987.
Con respecto a la restauración realizada por John Campion, sólo cambió la decoración: "Le quitamos el livery de Biasion y Acrópolis para devolverle la imagen con la que ganó el Rally de Argentina de 1988. Muy pronto lo vamos a compartir con otros apasionados del país. La idea es exponerlo en Autoclásica, cuando se vuelva a realizar, o en el Museo Recalde que se está construyendo en Mina Clavero".
"Este auto merecía volver a la Argentina", le dijo a Autoblog su nuevo propietario.
No podríamos estar más de acuerdo.
C.C.
***
Jorge Recalde ganó el Rally de Argentina de 1988 con este Lancia Delta Integrale 8v (leer crónica original de la Revista Parabrisas).
***
VIDEO: El Lancia Delta de Recalde volvió a Argentina
***
VIDEO: Rally de Argentina 1988 - Campeones
***
VIDEO: Homenaje del Mundial de Rally a Jorge Recalde