Si hay un tema recurrente por el que recibimos consultas en nuestros distintos canales de comunicación, está relacionado con el aprendizaje arriba de la moto. Las preguntas llegan con distintas temáticas, pero nuestra respuesta reiterada es que se tomen el tiempo e inviertan en aprender a andar bien arriba de la moto, de la mano de un instructor profesional que les enseñe en vivo la técnica correcta para que no solo puedan manejar de forma más segura, sino también para que puedan exprimir cada vez más el potencial de la máquina que manejan.

A veces leemos comentarios de que tal o cual moto tiene poca potencia, o que tal otra es un calefón, una torta, que es muy pesada o que no levanta más de tal velocidad, pero en la práctica la experiencia nos ha demostrado que en la gran mayoría de los casos, no todos, pesa mucho más la incapacidad del usuario de explotar al máximo el potencial de su máquina, que las limitaciones reales que la moto puede tener.

Aprender a andar en moto abre un montón de puertas. La primera y más importante es la de la seguridad. Una persona que aprende a manejar bien una moto es mucho disminuye mucho el riesgo de tener un accidente. Y manejar bien no es solo tener mejor técnica para doblar y frenar mejor, también es conocer sus propias limitaciones y las capacidades del vehículo que maneja. La segunda puerta tiene que ver con el disfrute. Cuando mejor andas arriba de la moto, más podés disfrutar de la experiencia de manejarla, del vínculo con el entorno donde te movés y menos esfuerzo te lleva la tarea en sí. Y, por último, está la puerta de los límites. A medida que vas progresando arriba de la moto, te encontrás con la posibilidad de ir más lejos, de explorar terrenos de mayor dificultad o caminos más exigentes, lugares a los que antes no podías pensar en ir o que seguramente no la pasarías tan bien.

Si, es verdad, la práctica hace a la perfección, pero si nadie te enseña y no aprendes a hacerlo de la forma correcta, la práctica lo único que va a lograr es que te aferres cada vez más todos los defectos y vicios que vas desarrollando por tu cuenta y que cada vez te sea más difícil deshacerte de ellos. Además, si te gusta tanto la moto y realizaste una inversión importante para comprarte una, por qué no harías un desembolso infinitamente menor para aprender a operarla de la mejor manera. Hay gente muy buena, que se a preparado toda su vida y ha competido al máximo nivel dispuesta a hacerte la vida más fácil arriba de tu moto, para que puedas disfrutarla más y de una forma más segura.

Para las marcas esto no es filantropía, es parte de su estrategia de marketing. El objetivo siempre está detrás de vender más, pero dentro del mismo también hay beneficios para vos. ¿Qué gana Royal Enfield con esta movida? Seguramente imagen de marca, presencia en los medios, difusión, fidelización de los clientes; alentarte a que uses la moto cada vez más para que cambies cubiertas, pastillas de freno, que tengas que llevar la moto al service, que te calientes con accesorios, que gastes la moto para que tengas que cambiarla, que le cuentes a tus amigos lo bien que la pasaste y que tan buena es la moto para que ellos quieran ser parte de esto. En fin, la lista es interminable.

Pero dentro de esta vil misión que tiene como objetivo final incrementar ventas, rentabilidad, etc. se desprende el beneficio que el usuario recibe como contraprestación. Y lo interesante es que es algo que se lleva consigo, independientemente de la moto que maneje en el futuro. La competencia es sana, dicen, y en la batalla que las distintas marcas libran por ganarse al cliente, cada vez deben ofrecer más valor para captar su atención.

Royal Enfield decidió apuntar a la capacitación de sus usuarios de Interceptor y Continental GT, sobre todo a los de ésta última, como parte de su estrategia comercial. Y está muy bien que así sea. La Conti es una moto que en el mix de ventas de las twins se lleva la menor parte, seguramente por tratarse de una moto menos versátil y porque vivimos en un país con grandes extensiones en donde una curva parece ciencia ficción, pero que llevada al lugar indicado es una máquina mucho más disfrutable. Me acuerdo de aquél primer contacto en California por las curvas de Big Basin Redwoods y me agarra nostalgia, fue una experiencia inolvidable con una moto que estaba a la altura del escenario.

Pero habiendo participado del evento y con la posibilidad de mostrar la experiencia desde adentro no hace falta extenderse mucho más con palabras.

Fueron días intensos. Nos bajamos de la KTM 250 acalambrados después de tres días de enduro y motocross con Luciano Benavides en Salta y volvimos a Buenos Aires para asistir al Autódromo Oscar y Juan Gálvez de la Ciudad de Buenos Aires en ocasión del inicio de las clínicas de manejo de la Royal Enfield Academy. De la mano de Marcelo Oso Marsán haciendo las veces de coordinador, y con Ariel Buba Ramirez y Horacio Chuliver como instructores, la marca representada por Grupo Simpa en Argentina decidió iniciar sus clínicas de manejo para los usuarios de sus Interceptor y Continental GT 650.

Importante: los que estén interesados en participar de la próxima fecha, el 24 de junio, pueden inscribirse aquí.

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Galería: En el Gálvez: Royal Enfield Academy abrió su clínica de manejo para usuarios de Continental GT

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