Ayer, en una presentación donde no faltó ni siquiera el saludo del Agente Screto de Su Majestad, 007 James Bond, se mostró el nuevo fórmula uno Aston Martin AMR21, motorizado por Mercedes-Benz. Un nombre legendario que retorna después de una pausa de 62 años a la categoría reina. Lo hace basado en el monoplaza y en equipo Racing Point, el cual funcionó hasta 2020 regenteado por Lawrence Stroll (padre), que competirá a los mandos de su hijo Lance Stroll; y del tetracampeón Sebastian Vettel.
Un entorno british para la presentación, todo verde inglés y con un aire entre refinado y anticuado. El aspecto del nuevo auto es muy atractivo, y entre los sponsors se destaca la compañía británica de máquinaria JCB, con su logo encerrado en un rectángulo amarillo, el cual se resalta al lado del cockpit, debajo del halo, y en los laterales del alerón trasero.
JCB, la tercera marca de equipos de construcción más grande del mundo, tiene 22 plantas en cuatro continentes: 12 en el Reino Unido y otras en India, Brasil, Estados Unidos y China. La empresa emplea a unas 14.000 personas en todo el mundo. JCB es propiedad privada de la familia Bamford y la empresa fue fundada el 23 de octubre de 1945 por el difunto Joseph Cyril Bamford. Su hijo Anthony nació el mismo día en que se fundó la empresa y ha estado al frente como presidente desde 1975. Ahora es Lord Bamford después de que Su Majestad la Reina le confiriera el honor de Nobleza Vitalicia en 2013.
No es la primera incursion de la marca en las carreras de automóviles, así como tampoco la única experiencia patrocinando una prueba de velocidad. Hace un tiempo (2017) JCB logró en el aeródromo de Elvington, cerca de York (Inglaterra), superar un viejo record de velocidad para máquinas de construcción modificadas, alcanzando con una versión especial de su Fastrac 8000 nada menos que 166,7 km/h.
La Fastrac 8000 de JCB alcanzando 166,7 km/h en la pista.
JCB rodea el cockpit del nuevo Aston Martin de Vettel y Stroll