El diseñador y artista plástico Jorge Ferreyra Basso falleció hoy en Buenos Aires. Nació en Argentina en 1943 y trabajó para General Motors en Sudamérica y Europa. Ferreyra Basso se desempeñó como diseñador de Chevrolet, fue autor de la Chevy Serie 2 y diseñador de interiores de Opel en Alemania.
Al jubilarse, se radicó en Buenos Aires, donde se dedicó a su otra pasión: las artes plásticas. Se convirtió en un referente de la pintura relacionada con los autos y fue impulsor de homenajes a los grandes pilotos argentinos: el Paseo Fangio, en Palermo, fue una idea suya.
Ferreyra Basso falleció víctima de complicaciones de salud relacionadas con el Covid-19. Estuvo internado los últimos dos meses. La Revista Miura lo entrevistó meses atrás en su atelier de Buenos Aires.
Este último reportaje, nuestro homenaje a Jorge, se reproduce acá abajo.
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DEL DISEÑO A LA PINTURA
Texto y fotos de Renato Tarditti
Obras de Jorge Ferreyra Basso
Nota publicada originalmente en la Revista Miura
Del diseño a la pintura. Ese es –en cinco palabras– el recorrido del gran Jorge Ferreyra Basso, uno de los “artistas del auto” más reconocidos de la Argentina, cuyo talento ha trascendido largamente nuestras fronteras. Pero vale la pena detenerse un poco más en la historia de este porteño nacido en 1942, que ya lleva casi de 60 vinculado a los autos. O más de 70, si tenemos en cuenta que desde los 5 ya se la pasaba dibujando los autos que veía en la concesionaria Chevrolet de su padre, o en la Ford de su abuelo materno.
En las épocas del joven Ferreyra Basso las carreras de diseño no existían, así que terminó estudiando ingeniería porque era “lo más cerca que había de los autos”. Igual no pasó mucho tiempo hasta que su espíritu inquieto lo llevara a trabajar en Baufer, un constructor de autos de carrera de la época (1964 circa) donde colaboró en la adaptación para la pista de varios modelos, entre ellos el Chevytú. De hecho, fue el primero en ponerle una trompa aerodinámica a un auto para que corriera en TC (2 años antes de las famosas “Liebres” de Oreste Berta). A los 24 ganó por concurso el puesto de gerente de diseño de General Motors Ar-gentina, donde permaneció hasta 1978, cuando la compañía decidió irse del país. Igual su carrera en el Grupo GM continuó en Alemania, ahora trabajando para Opel, primero en diseño exterior y luego a cargo del área de color&trim (diseño interior y terminaciones). Tal fue su éxito en ese área, que en 1993 fue convocado por los cuarteles generales de Detroit para reorganizar el departamento de color&trim en EE.UU.
Hasta aquí con el diseño... ¿pero qué hay del arte?, que es lo que nos convoca en esta nota.
Bueno, Jorge siempre fue un gran dibujante y ya durante su estancia en GM Argentina comenzó a “despuntar el vicio” pintan-do escenas de autos al pastel, una técnica que ya conocía bien porque era parte de sus herramientas de diseño. La cuestión es que se dedicó a hacer “retratos de autos” para coleccionistas, y antes de volver de Europa ya había vendido ¡más de 700 cuadros al pastel!
De vuelta en Buenos Aires, y ya retirado de la actividad profesional en el diseño, comenzó a experimentar con la técnica del acrílico, lo cual incorporó una explosión de color a su obra. Pero ese no fue el único cambio en su aproximación al arte. En 2012 sintió la necesidad de “despegarse de lo figurativo”, dar una vuelta de rosca y pasar al “expresionismo”, sobre todo para expresar la adrenalina de la velocidad. Para Jorge fue una suerte de reaprendizaje, pero le permitió explorar otras formas de expresión. Este cambio de técnica fue coincidente (y complementario) con un problema que empezó a sufrir en la visión. Fue un paso desde la perfección en los detalles hacia una forma mucho más emocional e intuitiva de expresarse.
Eso es lo que hace que hoy por hoy la obra de Ferreyra Basso sea tan especial. Mucho más crudo y expresivo que antaño, es imposible no ser conmovido por la sensación de movimiento cuando uno está parado delante de sus cuadros.
“Para el año 2011 éramos varios artistas que veníamos pintando autos en forma figurativa. Distintos estilos, pero siempre muy figurativo. Así que ahí empecé a madurar la idea de “despegarme” y darle una vuelta de rosca para el lado del expresionismo, con el objetivo de mostrar la velocidad. Quería que cuando alguien vea un cuadro mío ‘sienta’ la adrenalina de la velocidad. Esta forma de pintar, mucho más intuitiva, compensa en parte las deficiencias de visión que vengo teniendo en los últimos años. Puedo decir que abandoné casi completamente los detalles y siento que avanzo hacia una forma de abstracción.”
“La obra que nunca vendería es el pastel del Dürkopp 1924. Fue mi primera obra en Alemania, mientras me adecuaba a mi nueva vida de argentino teniendo que lidiar con diseñadores alemanes y americanos. Amo es cuadro porque es muy sencillo, prácticamente lo hice sustrayendo material con una goma de borrar. Y cuando lo terminé me gustó tanto que sentí que podía hacer cualquier cosa.”
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ADEMÁS La trayectoria
Jorge piensa que su pasión por el automóvil nació con él, en 1943, en Buenos Aires. Su vocación se vio satisfecha cuando en 1964 se constituyó en diseñador de Baufer, carroceros dedicados a la construcción de automóviles de competición. De su tablero salieron hitos como el Chevitú, el Chevitry y tantos otros. A los 24 años de edad, deja sus estudios de 5º año de Ingeniería para ocupar la Gerencia de Diseño de General Motors Argentina.
Con sus pasteles y dibujos sobre automovilismo deportivo realiza en 1978, una exposición en el Hall Central del ACA, despidiéndose de su país y continuando su carrera en Alemania en el Centro de Diseño de Opel. Ya en Europa retoma sus pasteles y desarrolla sus inquietudes por plasmar la velocidad y emoción.
Autor de más de 60 posters originales para diversos eventos: Mille Miglia y Targa Florio (Italia) Oldtimer GP Nürburgring, Langenburg Classic, Rally Wiesbaden (Alemania) California Mille, Monterrey Historics (USA) y por supuesto para las Mil Millas Sport (Argentina).
Desde su primer “vernissage” en los antiguos boxes de Nürburgring en 1983, expuso en Retromobile, Meadow Brook, Laguna Seca, Detroit (1994-1997) donde reorganizó y dirigió los Estudios de Colores, Tapizados y Diseño de asientos para todos los productos Chevrolet, Pontiac, Oldsmobile, Cadillac y GMC.
Se retira como Chef Designer, Design Quality, General Motors Europa para regresar a su ciudad natal, Buenos Aires, y dedicar la mayor parte de su tiempo a seguir plasmando el vértigo en una tela y ver la puesta del sol desde su estudio -loft en un octavo piso- que cambió por su amado DB4.
- Texto de FerreyraBasso.com
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