Nuestro lector/colaborador Oscar Palacios acercó esta nota en oportunidad de los 48 años de la fecha en que el avión uruguayo cayó en la Cordillera de los Andes. Por razones de programación la nota estuvo lista algo tarde, por lo que en Pesadoblog decidimos que había otra oportunidad: el aniversario 48 del rescate de los sobrevivientes. Así que hoy llegamos a tiempo.

 

Por Oscar Palacios, desde Uruguay

Por estas fechas, ocurre cada año un aniversario particular. El 13 de octubre pero de 1972, al atardecer, la Cordillera de los Andes parió una historia inolvidable por estremecedora, que aún hoy es enseñanza para la humanidad por su asombrosa  dimensión en cuanto a experiencia de supervivencia, una tragedia aérea en un ambiente hostil, la nieve, pero también, que roza lo ético desde que se acabaron los alimentos, vitales,  y hubo que tomar decisiones difíciles. Alimentarse de los pasajeros fallecidos que, por si fuera poco fácil decisión, eran amigos, madres, hermanas, hermanos, de los sobrevivientes. Claro, con un matiz, si es que se le puede llamar así: los fallecidos habrían dado su consentimiento antes de morir. Los matices de esa parte de la historia que por supuesto se fueron conociendo en cuentagotas, en una sociedad llena de prejuicios como la de los años 70s no quitan lo estremecedor.

Un error de navegación hizo que el avión Fairchild Hiller FH 227 de la Fuerza Aérea Uruguaya, con jóvenes del equipo de Rugby Old Christians a bordo, y muchos de sus familiares y amigos, cruzara la cordillera de los Andes 15 km al norte de la ruta habitual de cruce. Pero no lo sabía su tripulación, menos sus pasajeros. La gran nubosidad actuó como cómplice en la tragedia haciendo la navegación visual confusa. El avión volaba a altura más baja que la montaña. Y  la montaña no tardó en presentarse a la “Tragedia de los Andes”. Pero era tarde para una reacción. Los motores a fondo en desesperada intentona de ganar altura no fueron suficientes para que el avión evitara estrellar su parte trasera con un pico rocoso, se partiera en dos, perdiera el control y se deslizara por la ladera nevada una larga distancia. En el medio de la confusión, pronto cayó la noche, como una morfina de oscuridad que hasta el amanecer ocultó la real dimensión de lo ocurrido. Y luego comenzaron dos meses de supervivencia en la “Sociedad De La Nieve” como le llaman algunos supervivientes. Una sociedad de respeto, de roles, de humor también, como reacción, de racionamientos alimenticios, de exploración, pero sobre todo de esperanza. En la que no voy a ahondar porque es un tema muy vasto así que se los dejo como tarea PARA LA VIDA aunque seguramente muchos de ustedes la han ido incorporando de diversas fuentes.

El avión Fairchild de cuyo fuselaje aun se encuentran partes en la montaña, en el sitio de homenaje a las víctimas que es un sitio de peregrinaje anual para sobrevivientes y exploradores, se convirtió en un ícono inesperado, histórico, un refugio. Las partes de su fuselaje sirvieron para abrigo, para construir plataformas para los pies y así poder caminar sobre la nieve, y hasta para generar agua bebible mediante el uso de la escasa radiación solar y el doblado parabólico de algunas chapas con fin de derretir la nieve. Y por supuesto, el avión, su fuselaje, siempre estuvo presente en la historia, en las reelaboraciones fílmicas, y cuando no, se recurrió a otros aviones similares. En las afueras del aeropuerto de Carrasco en la zona militar, existe otro Fairchild similar a modo exhibición, pero también hay un tercero en un museo particular, privado, que despierta la curiosidad de los viajeros pues está elevado y visible desde la conocida ruta IB (Inter-Balnearia) que une Montevideo con Punta Del Este.  A pesar de que su actual dueño lo compró como chatarra hace muchos años, no lo vende. Es el buque insignia de su museo. Y ha servido de escenario para entrevistas con efecto, donde sobrevivientes son entrevistados en el habitáculo de un avión igual al accidentado, acondicionado efímeramente como estudio de TV en las alturas. La montaña, no cesa de parir historias. En cada aniversario los diferentes sobrevivientes aportan su relato de los hechos, con nuevos detalles, pero también su reflexión, dinámica, sobre la experiencia, y así recorren el mundo dando conferencias en las que el mensaje común es que se puede. Que cada uno de nosotros puede vencer su cordillera. Esa que nos desafía, y que es parte de la vida misma.  Esa fue la buena enseñanza motivacional que nos dejó aquella tragedia, aquella montaña. En una historia en la que sumergirse cada vez, nos hace más fuertes.

Mañana continuamos con este tema.

 

 

Viven! El recuerdo del Milagro de los Andes
Viven! El recuerdo del Milagro de los Andes

La estadía en la cordillera, según los sobrevivientes del accidente aéreo más conocido de la historia.

 

Viven! El recuerdo del Milagro de los Andes

Un avión, diseñado para volar, aún destruido, brindó protección y refugio para los sobrevivientes. Pero quedarse hubiera sido perjudicial para el grupo. Tres emprendieron la marcha a pie por la montaña.

 


Viven! El recuerdo del Milagro de los Andes

En febrero de este año murió el arriero Sergio Catalán (centro) que avistó a Nando Parrado (izq) y a Roberto Canessa (der) al pie de un río de montaña en Chile.

 

Simulación del choque del Fairchild en los Andes -  Video


 

Roberto Canessa cuenta su experiencia para la TV española - Video

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