Ese escenario era el que la gente de Renault Trucks nos preparó en las vísperas de su participación como apoyo para los equipos participantes del Rally Dakar 2010, que competirían con camiones Kerax de la marca. Un campamento beduino nos esperaba en los médanos de Pinamar, allá por diciembre de 2009. El parque vehicular eran camiones Kerax off road para obra, que servirían para pruebas de habilidad conductiva entre choferes y competencia por equipos. Los dos camioneros ganadores serían parte de las asistencias a los camiones de carrera. También estaba presente otro Kerax, todo equipado como taller y almacén de repuestos de camión; y como vehículo de enlace/transporte para periodistas, acompañaba el vehículo militar Renault Sherpa Light, el protagonista de este fotorreportaje de hoy, 14 de julio - Día Nacional de Francia.
Al Sherpa, ya lo habíamos visto un año antes en Mendoza y Córdoba, en los campamentos (bivouacs) del primer Dakar en Sudamérica. Nos había impresionado su aspecto y su color rojo, todavía identificado con la expedición Cape to Cape, que unió Cabo Norte, en Noruega; con Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica; 14 mil kilómetros en cuatro meses. Daban muchas ganas de subirse y viajar sin parar; pero deberíamos esperar un año...
Este vehículo nació para uso militar, aunque hubo versiones civiles. Se trata de un camión ligero de 7,5 toneladas de peso y motor turbodiesel Renault MD5 4.7 L4 de 215 CV que cumplía entonces con la normativa de emisiones Euro IV. Tiene un rango operacional (autonomía) de 800-900 Km a 70 Km/h, con una velocidad máxima de 110-120 Km/h sobre asfalto, y una carga útil de 2-3 toneladas. Podía portar armamento liviano y equipo para tropas, pudiendo llevar 4/5 soldados en versión doble cabina, o bien 10 tropas en versión pickup cubierta para transporte de personal. Estaba equipado como un camión Renault off road, con tracción integral, dirección asistida, aire acondicionado y un mínimo confort. Con blindaje y diferentes configuraciones es el vehículo especialmente diseñado para acompañamiento de convoys o enlace entre campamentos.
Lo disfrutamos. Fuimos tripulantes del Sherpa en un viaje entre Buenos Aires y Córdoba, desde la largada oficial desde Palermo, pasando por un campamento nocturno en Colón (Pcia. de Buenos Aires) y llegando al predio FICO en Córdoba capital. Toda una etapa del Dakar 2010. Inolvidable.
Carlos Alfredo Pereyra
Fotos: Freddycam
En la playa y en los médanos salvajes que están en las proximidades de Pinamar el Sherpa mostró sus cualidades, y estuvo a sus anchas en la arena floja estival. Los conductores de Renault, y algunos invitados, pudieron llevarlo a rodar, trepando y vadeando.
Anduvimos trepando y metiéndonos en cada hoya que tuvimos a mano. Caminar sobre arena y con viento te deja muy cansado, pero valía la pena. Cuidamos más la Pentax y las lentes que la piel (así todo estábamos bien protegidos del sol)
Los componentes de la plancha de a bordo, instrumental, volante, leva de la caja automática, y otros comandos, provenían del Renault Kerax. Las cuatro butacas eran reglamentarias de carbono, con cinturones de cinco anclajes. Equipamiento militar y racing.
En la anchísima consola estaba la navegación, donde predominaba un compás tipo esfera flotante. Escenografía de aventura. Rústico, pero en su interior te sentís que vas a la conquista de cualquier territorio.
El tren delantero del Sherpa exhibe su fortaleza. El diferencial, la suspensión y dirección provenienen de los camiones off road de Renault. Un producto de Renault Trucks Defense.
Día de maniobras en los médanos. Competencia y exhibición de productos Renault Trucks; allá por 2009. Viento, pendientes, arena floja. La lucha por mantenerse de pie a plomo.
Al volante el campeón de IMSA, Juan Manuel Fangio (sobrino); un amigo de la casa con suficientes pergaminos para llevar contento y rápido por la arena al Sherpa.
Desde cualquier ángulo, un festival para los fotógrafos de vehículos.
PreDakar 2010: El desierto del Sherpa.
F R E D D Y C A M en plena tarea - Foto: Julitte Decré
La Rural, el centro de verificaciones para todos los pilotos y vehículos, incluidos los de asistencia del Rally Dakar, cuando tuvo epicentro en Buenos Aires durante sus primeras ediciones sudamericanas. Atrás se mueve un Tatra del equipo checo Loprais, rumbo a los controles.
El viaje por la Ruta Nacional 8 (aquí en las inmediaciones de Arrecifes). Racimo de hinchas alrededor para sacarse fotos. Inolvidable experiencia.
La estúpida selfie (flash y shutter, con una reflex) a bordo del Sherpa por la pampa húmeda. Por las ventanas pequeñas, parece que viajás en un transporte de caudales. Los cinturones de seguridad tipo Top Gun nos retenían inmóviles sobre la butaca. El vidrio corredizo solo permitía sacar una mano y tocar las de los centenares de entusiastas que se paraban en las entradas de las ciudades y pueblos. Baño de multitudes.
Viaje agotador... e irrepetible. Hicimos cena y noche en Colón, desayuno en la carpa de catering del Dakar, y almuerzo de lomitos en Villa María. En cualquier lado impresiona esta mole. Arrancamos en el asiento de atras, escuchando a tres franceses hablar entre ellos. Tras unas horas de viaje dos se durmieron, y gané la butaca del copiloto. Hice la navegación de Daniel (piloto francés con 14 dakares) me animé con mi limitada lengua a cantarle la ruta.
El Hummer francés en acción. Video