Hace muchos años, para aquellos amantes de la velocidad y no tanto de los límites de velocidad, apareció el primer sistema de multas automáticas a partir de las denominadas fotomultas. Radares equipados con cámaras capaces de captar vehículos circulando por encima de los límites establecidos y con esto multando a sus propietarios.

Ahora, para aquellos que gustan de llamar la atención con el sonido de sus máquinas y que lo primero que hacen al comprarse un vehículo nuevo es ir derecho a ponerle un sistema de escape que suene fete fete, está comenzando a aflorar su némesis: cámaras acústicas, y ya están funcionando en la tierra del champagne, el fromage y el eau de toilette. Les llaman medusas, por la forma que le dan sus micrófonos.

Un sistema bastante Orwelliano pero que funciona a la perfección, ya que con sus micrófonos apuntados en distintas direcciones puede determinar la ubicación exacta del vehículo para tomarle la foto siempre que se excedan los niveles de ruido permitidos. Según informan, una unidad de prueba instalada en Francia el pasado domingo pudo detectar 450 infracciones, aunque no informaron qué tan fuertes fueron esos rugidos.

El hecho de que esta cantidad se haya hecho pública es claramente para que la gente sepa que esta tecnología está llegando y que es la forma de combatir la amenaza que significan aquellos que producen ruidos molestos.

 

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