Texto de Carlos Cristófalo
“Pobre Carlitos: si lo choca, no le va a alcanzar la vida para pagarlo. Pero no le podía negar una vueltita...”. Son los años ’90 y el que dice esa frase -asomado a la ventana de su oficina en la localidad bonaerense de Acassuso- es Rubén Daray, conductor del legendario programa de autos A Todo Motor (ATM) y mi jefe por aquél entonces.
La frase -una mezcla de compasión, comprensión y pavor- la soltó mientras me veía alejarme por la Avenida del Libertador, rumbo a Vicente López, en un bólido rojo. Me había dado las llaves para ir a devolver uno de los autos más alucinantes del momento: un coupé Honda NSX, la primera unidad que había llegado a la Argentina.
Era el auto personal del empresario Hugo Pulenta, que por aquél entonces todavía no vendía Porsche: era el representante en la Argentina de Honda, a través de Surauto, y había traído esa NSX para que fuera su vehículo de todos los días. Se la había prestado a Rubén para que la probara en ATM (y creo que recién ahora Pulenta se está enterando de que Daray le confió las llaves de su juguete a un imberbe como yo).
La NSX tenía un motor V6 3.0 central, con 270 caballos de potencia y había sido bautizada como “la Ferrari japonesa”. Nunca antes Honda había fabricado un deportivo de ese nivel.
El chasis, la dirección y la posición de manejo se habían puesto a punto gracias a los consejos de Ayrton Senna, que trabajó junto a Honda a su paso por las escuderías Lotus y McLaren. La NSX era una coupé muy ágil, muy veloz, muy liviana. Pero, lo que más recuerdo de aquella experiencia, fueron dos cosas: lo fácil que era manejarla y lo rápido que aceleraba.
Después de pisarla un poquito, la entregué enterita en Vicente López. Y me volví a la oficina de ATM, en el colectivo 60.
Esa es apenas una de las muchas anécdotas de 30 años de trabajar de periodista. Hoy tengo 47 años y nunca voy a olvidar que Daray me dio mi primer trabajo, cuando tenía apenas 17. Fue en diciembre de 1990. ATM estaba en pleno crecimiento y necesitaban cubrir dos puestos: productor periodístico y cadete. Como el presupuesto no daba para mucho, Rubén me ofreció hacerme cargo de las dos tareas.
Yo todavía ni había terminado el colegio secundario. Pero ya tenía en claro qué quería hacer con mi vida: “Ser periodista y, si se puede, periodista de autos”. Por eso, me devoraba con fanatismo cada revista de autos que conseguía y miraba con devoción cada emisión de ATM. A Rubén lo conocí gracias a la gestión de un conocido en común, mi amigo de la escuela Juan Meyrelles.
Por eso, cuando Daray me propuso el puesto en la oficina de la calle Almafuerte, acepté enseguida. Mi trabajo era genial: durante dos días de la semana escribía el guión de ATM. Y, los otros tres, hacía todo tipo de trámites: cobranzas, mandados, cambios de correa de persianas, un poco de plomería y también preparaba el café más horrible del planeta.
Todo el mundo odiaba mi café. Pero yo no podía ser más feliz.
Mi caso no fue el único. Varios de los periodistas que hoy trabajan en el mundo de los autos dieron sus primeros pasos en ATM. Somos muchos los que le debemos el inicio de nuestra carrera a Rubén.
Con el paso de los años, trabajé en redacciones de todo tipo. Y no siempre informando sobre autos. Escribí sobre Política, Economía, Información General y Policiales en los diarios La Zona, El Expreso, La Mañana de Córdoba, Ámbito Financiero y Perfil. Hasta que, en enero de 2006, me animé a crear mi propio medio: Autoblog, este blogcito que el mes que viene cumplirá 15 años.
Siempre digo que me encantan los autos y el periodismo, por partes iguales. Por eso, pienso que la vida no pudo haber sido más generosa conmigo: hace 30 años que laburo en el mejor oficio del mundo.
En este tiempo, hubo mucha gente que confió en mí, me enseñó y me inspiró para construir mi propio camino. Hoy quiero agradecer en especial a tres de ellos: Rubén Daray (A Todo Motor), Julio Ramos (Ámbito Financiero) y Néstor Martínez (Lubri-Press).
Creo que estas fechas de fin de año también son el momento oportuno para agradecer a los que me ayudan todos los días a hacer Autoblog.
Críticos de Autos: Orly Cristófalo, Jerónimo Chemes, Jacinto Campos y Leonardo Valente.
Ranking Autoblog: Paul Szebesta, Hernando Pollicelli y Julián Podestá.
Focus Group y AutoAdvisor: Carlos Sueldo.
Corresponsal en Uruguay: Rodrigo Barcia (AutoblogUY).
Motoblog: Matías Albín y Máximo Forcieri.
Pesadoblog: Carlos Alfredo Pereyra.
MiuraMag: Renato Tarditti, Rafael Delceggio y Esteban Maidana.
Logística: Lola Tyrrell, Kieran Ballesty y Vito Cristófalo.
Sistemas: Marcela Ploetz y NutHost.
Defensora del Lector: Martha “The Boss” Torres.
Gracias a los lectores que nos acompañan todos los días.
Y felices fiestas.
C.C.
***
En el garage retro de Autoblog de 1990: Ford F-100 y Honda Civic VTi (leer nota de archivo).
***
En el garage retro de Autoblog de 1996: Toyota Land Cruiser (leer nota de archivo).
***
En el garage retro de Autoblog de 1998: Peugeot 205 CTi (leer nota de archivo).
***
En el garage retro de Autoblog de 2000: Peugeot 205 Turbo 16 y Autoclásica (leer nota de archivo).
***
VIDEO: Lucas Abriata entrevista a Carlos Cristófalo (1/7/2018)