El nombre Sputnik está hoy en boca de todos en la Argentina. Sputnik V se llama la vacuna contra el Coronavirus que el presidente Alberto Fernández anunció ayer que guarda en su heladera personal y de la cual ya encargó millones de dosis al país productor, Rusia. Según el Gobierno argentino, la vacuna comenzaría a suministrarse entre la población nacional antes de fin de año.
Más allá de esta noticia sobre la pandemia, para los integrantes del llamado “grupo de riesgo”, el nombre Sputnik remite a un famoso satélite. Y es que eso mismo -“satélite” o "compañero de viaje"- es lo que significa Sputnik en ruso.
El revolucionario Sputnik 1 fue el primer satélite artificial en orbitar alrededor de la Tierra. Fue lanzado al espacio el 4 de octubre de 1957. En 92 días, completó 1.440 vueltas al planeta y recorrió una distancia de 70 millones de kilómetros. En ese período, sus equipos de radio enviaron información sobre la temperatura, la presión y la concentración de los electrones en la ionosfera. Se incineró al reingresar a la atmósfera el 4 de enero de 1958.
Hubo en total cuatro satélites llamados Sputnik. El Sputnik 2 también fue famoso por haber llevado al espacio a la perra Laika (el primer ser viviente en ser puesto en órbita, que falleciera horas después del despegue). Los Sputnik 3 y Sputnik 4 no fueron tan famosos como los dos primeros, pero ese es el motivo por el cual la vacuna recibió el nombre de Sputnik V.
Sin embargo, en el medio hay dos autos.
En la ola triunfalista por el logro de los satélites, las dos marcas de autos más famosas de la región soviética lanzaron en su momento dos modelos con el nombre Sputnik.
El Trabant se comenzó a fabricar en Alemania en 1957 y se presentó en la Unión Soviética a comienzos de 1958. Se lo conoció como Trabant Ñпутник (“Sputnik”). El nombre aprovechaba la conquista espacial, aunque resultaba una verdadera redundancia, gracias a una mezcla de idiomas. En alemán, la palabra “Trabant” deriva del vocablo antiguo “drabant”, que se puede utilizar tanto para definir a un “satélite” como a un “compañero de viaje”.
Ese no fue problema para que los ciudadanos rusos se convirtieran en sus principales clientes. El Trabant se compraba mediante un sistema de cuotas mensuales, donde el cliente podía llegar a pagar durante varios años importantes sumas -actualizadas de manera periódica por la inflación- antes de recibir la unidad asignada a su cupo. Fue el antecedente soviético de los planes de ahorro argentinos.
El Trabant pasó a la historia con apodos más amistosos, como “Trabbi” o “Trabi”. Se fabricó en Alemania Oriental durante casi 30 años y se convirtió en un símbolo de la reunificación alemana, tras la caída del Muro de Berlín, en 1989.
Un poco más cerca en el tiempo, la automotriz rusa Lada presentó en 1984 el modelo Samara. Fue el primer auto ruso pensado para exportar desde la Unión Soviética a todo el mundo. Sin embargo, su nombre comercial para el mercado interno volvió a ser un homenaje al satélite más famoso: se llamó Lada Ñпутник (“Sputnik”).
La anunciada vacuna rusa, ¿caminará sobre ruedas?
C.C.
***