Escribe Jerónimo Chemes
Fundador de La Chata Solidaria
www.lachatasolidaria.org.ar
El Covid alteró todos los planes que habíamos realizado para este año. Y si bien los dos primeros dos viajes (abril y julio) fueron solamente con el objetivo de llevar alimentos a El Impenetrable –obviamente, con un estricto protocolo de seguridad, que incluyó vivir dentro de las chatas durante 5 largos días–, para el tercer viaje teníamos la obligación moral de “hacer más”, ya que habíamos superado la Fase 1 de la cuarentena y contábamos con “algo” más de libertad.
Es sabido que cuando el equipo de La Chata Solidaria piensa en qué hacer, siempre piensa en grande, en lo difícil, en mover los límites… en hacer posible lo imposible. Una vez que se fijó el objetivo, se traza el plan que comienza buscando los recursos humanos capacitados para llevar adelante el proyecto y los recursos económicos que posibiliten la concreción del mismo.
En estos 13 años llevamos realizadas 4 obras de Infraestructura Fija (IF) que quedaron para la posteridad y servirán por generaciones, porque fueron realizadas con Calidad Hijo, que no es un simple slogan, es la columna vertebral de La Chata Solidaria. Todo lo que hacemos, lo hacemos pensando en que nuestros propios hijos podrían ser los usuarios o destinatarios, por supuesto, con las obvias limitaciones del lugar.
Por ejemplo, no podemos poner aire acondicionado en los jardines de infantes porque no hay luz, pero sí podemos colocar aberturas de calidad incuestionable, y de hecho las hemos colocado. No utilizamos materiales “para la foto”, construimos con materiales nobles que nos otorguen la seguridad que van a durar.
Con este criterio decidimos encarar nuestro quinto proyecto de Infraestructura Fija (IF5). Sin dudas, el más complejo de nuestra historia, porque implicaba no sólo la obra en sí, sino además la generación, el almacenamiento y la distribución de electricidad. Decidimos dar LUZ mediante la generación solar en el puesto Los Rosales, una sala de primeros auxilios perdida en El Impenetrable.
Por supuesto, a la hora de pensar en el proyecto IF5 surgieron muchas preguntas:
1. En plena pandemia, con una cuarentena interminable, con el mundo dado vuelta, con graves problemas económicos, ¿es momento para meterse en algo nuevo y complejo? ¿Podemos hacer obra e instalar un sistema de energía solar con su correspondiente instalación eléctrica?
Sí.
2. ¿Podemos instalar una heladera y una TV con DirecTV gratis de por vida?
Sí.
3. ¿Podemos repartir 10 toneladas de alimentos –muy necesarios– en los tres parajes que ayudamos habitualmente?
Sí.
4. ¿Podemos repartir las cajas de medicamentos sumamente vitales en los tres parajes, distantes cientos y cientos de kilómetros entre sí?
Sí.
5. ¿Podemos aprovechar los trayectos entre paraje y paraje para explorar y descubrir nuevas comunidades que necesiten ayuda?
Sí
6. ¿Podemos llevar elementos de fumigación para matar a la vinchuca, que es una tragedia silenciosa?
Sí
7. ¿No será mucho?
No. Nunca es mucho cuando se trata de ayudar a personas que no tienen nada.
Por eso, además fuimos dispuestos a ponerle el alma a otro drama inimaginable para los que vivimos en la civilización: la falta de agua.
No sabíamos qué, ni cómo, ni dónde… pero sí sabíamos que íbamos a encontrar la mejor solución al tema. Y obviamente lo logramos. Quédense tranquilos, en la Chata Solidaria, cuando les decimos que “nunca esperen poco de nosotros” no es chiste, es nuestro ADN.
Con esa agenda decidimos encarar un viaje de 5 días, en el cual recorrimos unos 4.000 kilómetros (3.000 de asfalto y 1.000 dentro de la selva), del cual participaron 14 personas y cinco Ford Ranger. El equipo estuvo integrado por Addy Rossi, Alejandro Cattáneo, Braian Acosta, Claudio Albornoz, Carlos Najblat, Federico Charriere, Gabriel López, Ignacio Mayol, Jerónimo Chemes, Marcelo Bresci, Matías Corvalán, Matías Frágola y Lucas Abriata, sumado a Leonardo Valente, que si bien a último momento no pudo viajar, nos brindó todo su apoyo incondicional y sus conocimientos –en todo momento– desde Bahía Blanca.
Ahora sí… ¡Bienvenidos a un nuevo e increíble viaje de La Chata Solidaria!
1. LA LUZ.
Una vez que el Consejo Directivo de La Chata Solidaria tomó la decisión de proveer de electricidad a través de la instalación de paneles solares al Puesto Sanitario del paraje Los Rosales, en El Impenetrable, se formó el equipo que incorporó gente capacitada a tal fin para llevar adelante el proyecto.
Así fue como Leonardo Valente y Gabriel López, junto con Federico Charriere, tuvieron a cargo la dirección del proyecto y llevaron adelante la parte técnica. En total, comandaron un equipo de 13 personas y trabajaron los 45 días previos al viaje para que todo finalmente salga bien.
Durante ese lapso de tiempo, el equipo reunió todas las partes necesarias con una sola premisa: “Calidad Incuestionable y Durabilidad”: todo tenía que indestructible, porque en esa zona no hay posibilidad de llamar a un técnico que lo repare.
Como muestra de la seriedad con que nos tomamos las cosas, el equipo decidió que dada la complejidad del tema y la gran cantidad de detalles a tener en cuenta, realizar una “puesta en marcha” 15 días antes del viaje, en nuestro predio cedido por PRINA –en Escobar–, dónde se conectó todo y se controló que funcionara correctamente para evitar sorpresas. Leonardo Valente y su padre viajaron 1.200 kilómetros desde bahía Blanca para la “puesta en marcha”, dejando en claro su enorme compromiso.
A excepción de los ladrillos, todos los elementos –desde el primer hasta el último tornillo– fueron trasladados desde Buenos Aires en la Ranger roja cabina simple (los paneles solares, debido a su tamaño, fueron trasladados en el techo de la Ranger con cúpula). La Ranger cabina simple llevó todo lo delicado con la premisa que debería llegar inmaculado, por lo cual, todo se embaló con cuidado y con protecciones para evitar que un pozo en la ruta haga un desastre, o los terribles caminos del impenetrable nos pasen factura antes de llegar. Un panel roto por un pozo implicaba no poder realizar el trabajo con la calidad esperada. Por suerte, el trabajo previo rindió sus frutos y todo llegó en buen estado.
La prioridad absoluta era la instalación eléctrica, por lo cual una vez que llegamos al paraje Los Rosales, Gabriel, Federico y Marcelo Bresci “el Cóndor” –histórico encargado de obras de La Chata Solidaria– acordaron como llevar adelante la instalación y el resto del equipo quedó bajo sus órdenes, descargando de las chatas sólo los materiales relacionados con el proyecto, dejando el resto de la mercadería –alimentos, medicamentos, agua, ropa y juguetes– arriba de las chatas para que no se convirtiera en un lío total mezclando todo.
La instalación se realizó con paneles monocristalinos grado A Yingli Solar de 305W provistos por Vanacell, caños de luz y accesorios plásticos de Welt, luces led interiores, “tortugas” y proyectores Led IP65 de Akai Led, baterías Vision selladas que no requieren mantenimiento de Van Zandweghe Hnos., y el corazón del sistema, los muy robustos equipos Cargador MPPT e Inversor de QMAX fabricados en Argentina (una sugerencia muy oportuna del experto y amigo Ariel Mesch).
El resto de los elementos estuvo a la altura de las circunstancias: todos los cables y elementos de seguridad (disyuntor y llaves térmicas) fueron de primeras marcas sin excepción, insumos provistos por Electro9 y elementos de ferretería y obra de Piragine Hnos.
Así quedó conformada, gracias a nuestros proveedores, una instalación de gran calidad y durabilidad, que fue realizada durante dos intensos y arduos días de trabajo, desde el inicio hasta la entrega a sus usuarios, que sabemos le darán un gran uso, permitiéndoles asistir a la comunidad local a toda hora.
Ahora bien, imaginen la expresión en los rostros de los miembros de la comunidad cuando subimos las llaves y se hizo la luz...
A partir de la instalación eléctrica en el paraje Los Rosales, los habitantes de esa comunidad saben que Verónica (la enfermera) va a poder asistirlos a toda hora, sin limitaciones, y que además va a poder mantener aquellos medicamentos que lo requieran en la heladera.
Por otra parte, gracias a tener electricidad y a la donación de DirectTV, la comunidad va a estar conectada con el mundo.
Estamos muy orgullosos de haber podido lograrlo, con una calidad incuestionable y en poco tiempo. Este logro confirma una vez mas que nada es imposible cuando hay visión, voluntad y apoyo.
¡Hay luz limpia, ecológica, potente, duradera y gratis en El Impenetrable!
Lo logramos entre todos: dimos luz.
2. EL AGUA.
Muchas veces escuchamos que el agua vale oro. Para los que tenemos la suerte de vivir en las grandes ciudades, es imposible imaginar no tener agua. Uno simplemente abre la canilla y sale. Pero en muchas localidades de nuestro inmenso país, el agua es un problema…
La vida en El Impenetrable, como consecuencia de la sequía –entre otras tantas cosas– es verdaderamente dramática. Desde marzo que no llueve, salvo unas pocas gotas, y la sequía es de tal magnitud que ni siquiera los insectos tienen para tomar.
Para que tengan una real dimensión del drama que genera el no tener agua en El Impenetrable, vamos a explicarlo de la siguiente manera:
Ya en una situación “normal”, no hay agua. Entonces, la gente tiene tres formas de abastecerse:
1- La mayoría de la gente que vive en ranchos, cuando llueve, junta el agua de lluvia en todo tipo de recipientes (gomas de tractor usadas y cortadas al medio, bidones de 5 litros que nosotros les dejamos, toda clase de tarritos, etc.). Incluso hacen pozos en la tierra y se junta el agua allí.
2- Algunos tienen la suerte de tener aljibes para almacenar el agua. Son pozos en la tierra recubiertos de cemento que, en la mayoría de los casos, con el tiempo se fisuran, el agua entra en contacto con el suelo y se contamina. El plan Belgrano hizo bastantes aljibes y de buena calidad, incluso tienen tapas para que no se metan víboras. Pero faltan muchos, miles... Otros también tienen tanques de plástico con una capacidad de 1.000 litros. Los tienen ubicados sobre el piso (como los que están en los techos de las casas) y allí juntan el agua con la descarga de los techos.
3- Y muy pocos –los que serían los más “pudientes”–, juntaron dinero e hicieron una perforación. Según en que parte de El Impenetrable sea, esa perforación puede tener más de 150 metros de profundidad (como en Ojo de Agua) o 14 metros (como en Hacheras). El agua se extrae a través de una bomba manual o eléctrica, en el caso de quienes tienen acceso a un grupo electrógeno y nafta.
Ahora bien, el agua de perforación contiene mucho arsénico. El arsénico no se sale por filtración y es muy dañino.
También existe el problema que la napa puede ser “saladita” o “rica” y además dicha napa puede secarse.
Cuando hablamos de agua es para los animales, los insectos, para la higiene básica y, por supuesto, para cocinar y tomar. Todo lo arriba descripto nos hace ver que no es exagerado afirmar que el agua es un tema fuerte, ya que en cualquiera de los tres casos descriptos, la gente toma agua sucia sin filtrar. Y en más de una oportunidad, hemos visto personas arrodilladas para tomar agua de un pozo con un animal al lado.
La imagen es devastadora. Te parte el corazón. Es inadmisible que pase eso en nuestro país.
Salvo los que tienen suerte de estar al norte contra el río, en general, es así como se describe.
Ahora viene lo peor. Sí, lo peor… Porque aunque cueste creerlo, la situación arriba descripta es la “menos mala”.
Todas las opciones dependen del agua de lluvia. Si no llueve, no hay agua. Los pozos, tanques, tachos, aljibes y los cacharros, no se llenan solos, como por arte de magia.
Lo cierto es que desde marzo que no llueve, o caen sólo algunas gotas. Todo está seco al punto de quebrarse la tierra. No hay agua en ningún lado. Incluso los bajos que están cerca de los parajes, que siempre tienen agua, están secos como no se vio en los últimos 13 años.
¿Se quieren indignar? Ante esta situación, hay desalmados que cobran entre $ 3.000 y $ 5.000 para llevar agua a los parajes y descargar 1.000 litros de agua podrida. Se excusan que es para “pagar el gasoil”. La gente no cuenta con ese dinero, ellos lo saben, y aún así lucran con la desesperación. La maldad no tiene límites.
La Chata Solidaria debía dar una respuesta a este tema. Era tan importante como la luz. Por eso, al llegar, luego de empezar a ejecutar la obra de instalación eléctrica, el equipo se dividió en dos: 9 integrantes se quedaron a cargo de la obra y los otros 4 fueron a buscar y repartir agua.
Contábamos con un tanque para cargar el agua de 1.200 litros y en un principio pensamos que no sería algo complicado, pero lo cierto es que con el correr de las horas se transformó en una verdadera pesadilla. En El Impenetrable todo es un problema.
La comunidad, al saber que mientras un equipo de La Chata Solidaria se encargaba de llevar adelante la instalación eléctrica, otro equipo se encargaría de buscar agua, corrió la voz y se anotaron mas de 30 familias desesperadas por agua... Claramente, con un tanque de 1.200 litros íbamos a estar 15 días para abastecer a esas personas, no había forma de que alcance. Había que jugarse el todo por el todo y abastecer de agua a todos, sin excepción.
Como dos de las chatas contaban con gancho de tiro, decidimos buscar más acoplados tanque. A 60 kilómetros encontramos un tanque de 4.400 litros que subimos a un acoplado doble eje. Ese iba ser tirado en trencito con el de 1.200 litros por la Ranger cabina simple con motor chico, 2.2.
Pero en el mientras tanto… ¡se anotó más gente! ¡Tampoco alcanzaba! Y entonces decidimos ir por lo imposible… Nos enteramos que había un tanque de 10.000 litros montado en un acoplado agrario en un paraje a 70 kilómetros. Sin dudarlo y sin saber si iba a servir, fuimos a buscarlo.
Así fue como mientras la Ranger cabina simple fue a cargar agua a la laguna El Caimán, a 45 kilómetros de distancia del paraje Los Rosales, con la querida Ranger R70 y su poderoso motor 3.2 fuimos a buscar el tanque de 10.000 litros para luego dirigirnos a la laguna a cargar.
Al llegar donde estaba el acoplado, lo primero que nos sorprendió era el tamaño. Era 2.5 veces la Ranger R70 de largo, 1 vez de alto, doble eje y plato giratorio.
El que nos abre la puerta nos pregunta:
– “¿Y con que tractor lo van a llevar?”
– “No tenemos tractor, tenemos esto”, le contestamos señalando la R70
– “No mi amigo, esto es para tractor. La otra vez le pusieron 5.000 litros y en los arenales la chata que lo tiraba casi revienta”. (Para no herir susceptibilidades no vamos a decir la marca de esa chata)
Ahora bien, cuando íbamos a enganchar el acoplado a la R70, surge el primer problema: el acoplado era tan alto que el aro de la lanza no entraba en el gancho de la R70 porque la chata quedaba petisa, y además tenía 1.500 kilos arriba (mercadería y ½ metro de arena), entonces no daba el ángulo. Pero no podíamos dejarlo, lo necesitábamos.
Había que reformar el gancho. Necesitábamos un herrero con luz, amoladora, soldadora y electrodos en medio de El Impenetrable, un domingo a la tarde… ¡Es mas fácil encontrar vida fuera del sistema solar que eso! Pero no nos rendimos nunca, ese es nuestro ADN. Luego de ir de acá para allá, logramos dar con un herrero que reformó todo el brazo de tiro del gancho, nos hizo un perno nuevo macizo y quedó mejor que nuevo.
Con el flamante gancho, volvimos y enganchamos el tanque ante la mirada atónita de todo el paraje. Como estaba vacío la chata lo tiraba sin problemas. Por seguridad, a pesar de ser senderos internos sin tránsito, íbamos a 40 km/h ya que el gancho era “made in El Impenetrable” y tanto la chata como el acoplado eran prestados, y no queríamos romper nada.
Luego de 1 hora, llegamos a la laguna El Caimán, dónde la Ranger cabina simple había terminando de llenar los tanques de 4.400 y 1.200 litros.
Al llegar caímos en la cuenta de un primer problema: el lugar para cargar era muy bajo, había que estacionar muy abajo y luego subir una cuesta. La Ranger cabina simple lo logró con mucho esfuerzo –en 4x4 baja– y dio lugar a la R70. Al bajar se conectó la motobomba y empezó a llenar el tanque de 10.000. Pero en ese momento surgió “otro” problema: el tanque tenía mas agujeros que un colador y chorreaba por todas partes. Esto generaba, en primer lugar, que en dónde estaba la R70 y el acoplado se embarrara; y en segundo lugar, que íbamos a perder la mitad de la carga por goteo, ya que no había forma de ir rápido por seguridad. Había que solucionarlo o al menos minimizarlo… Así fue como Braian se metió –literalmente– dentro del tanque mientras se cargaba y, con parches de barro y madera que fabricamos, los “pegó” al fondo mientras Jero y Matías desde afuera les ponían palitos y trapos como parches. El resultado fue aceptable, las pinchaduras se redujeron 50%.
Una vez que se llenó el tanque de 10.000 litros, como consecuencia de las pérdidas de agua mencionadas, éste se enterró solo en el barro por su peso. En ese momento, en la laguna había otra chata de otra gente cargando un tanque de 1.500 litros y nos dijeron:
– “Hermano, no lo sacas más de ahí… Trae un tractor grande porque vas romper todo”.
Llevar líquido es terrible porque la carga se mueve y la inercia te vuelca. Además llevábamos 10.000 litros más el acoplado –unos 11.000 kilos en total– con algo de sólo 3500 kilos cargada. Encajados, y encima con la salida cuesta arriba... la cuenta daba “imposible”.
No había opción. Somos La Chata Solidaria. No podíamos darnos el lujo de rendirnos, y mucho menos de vaciar el tanque.
¿Solución? La R70 en 4x4 baja, diferencial bloqueado, motor a 2.000 RPM y los dientes apretados. Soltamos el embrague y el tirón fue terrible; cuando el gancho tiró se escuchó un fuerte ¡CLACK!. La chata se estremecía, temblaba y apenas movía. Jero empezó a hamacarla y dejó que volviera para atrás –medio metro– por la inercia, para luego acelerar a 3.000 vueltas. Ante la mirada atónita de todos, la R70 sacó el acoplado del pozo de barro y a paso de hombre –con el motor al límite– subió la cuesta con los 10.000 litros haciendo fuerza para abajo. Si salía mal, el acoplado al no tener freno, se caía al lago arrastrando a la R70 con él; por eso adentro sólo iba Jero y el resto esperó a distancia prudencial. Al llegar arriba, los brazos apuntado al cielo y los gritos se escuchaban desde Buenos Aires. Y la mirada de los que estaban cargando el tanque de 1.500 buscaba explicaciones de lo que habían visto. Nadie lo podía creer, no era posible. Pero nosotros lo habíamos logrado. Una vez más, lo habíamos logrado.
La fuerza que hizo el motor 3.2 de la Ranger R70 fue de tal magnitud que el perno de acero macizo se dobló como una banana, pero aguantó.
Así entonces, ambas chatas, cada una por su lado, repartieron durante ese día 15.600 litros de agua casa por casa.
Al día siguiente, mismo procedimiento. Pero debido a la cantidad de kilómetros recorridos, 10.000 litros los dejamos en el aljibe de la escuela que está al lado del Puesto Sanitario de Los Rosales, porque no teníamos más gasoil para andar… Todavía nos quedaban cientos de kilómetros dentro del monte para salir, y ya habíamos usado la reserva de 200 litros de gasoil del tambor.
En total se repartieron mas de 30.000 litros de agua en un día y medio, en un radio de 100 kilómetros desde el Puesto Sanitario de Los Rosales.
¿Parece bueno, no? Pero la realidad es que vivimos escenas tremendas. El agua que sacamos de la laguna esta podrida. Olía tan mal que había que contener las arcadas. Y la gente al recibir esa agua y ver como se llenaban los aljibes, tanques y recipientes, festejaba con alegría y alguna lágrima de emoción en sus miradas.
– “Gracias, nos salvaron la vida con esto”, “agüita rica…”
La gente estaba feliz por recibir agua podrida. Nuestros sentimientos eran ambiguos. Estábamos felices por poder ayudar, pero nos sentíamos pésimo porque esa aguas NO era calidad hijo. No le daríamos esa agua a nuestros hijos. Pero no teníamos otro lugar de dónde sacar agua… ¡era esa agua o nada!
La situación nos dejó muy, pero muy mal, y ya tenemos varias ideas para ver si las podemos ejecutar. Confíen en que La Chata Solidaria va a encontrar una buena solución. Se los debemos a ellos, y nos lo debemos a nosotros.
3. ALIMENTOS Y MEDICAMENTOS
El principal objetivo de este viaje era instalar la electricidad. Ese objetivo se logró como ya contamos y, mientras tanto, recolectamos y repartimos agua. Pero otro de los objetivos del viaje, también muy importante, era repartir los alimentos y los medicamentos.
Las empresas Pampa Rice, Molinos El Carhué, Lacteos Tregar, Maxiconsumo, Yerba La Tranquera, Sal Dos Anclas y las cebollas del puesto “El Nene” –del amigo Claudio Ruiz, junto con los medicamentos de Fundación Tzedaká, fueron repartidos en los parajes Los Rosales, Ojo de Agua y Sol de Mayo.
Como la obra y el agua en Los Rosales nos llevó dos días de trabajo, el reparto de alimentos, medicamentos, ropa y juguetes en los otros parajes, se hizo en un solo día. Lo increíble es que desde Los Rosales a Ojo de Agua, luego a Sol de Mayo y la posterior salida por el norte de El Impenetrable, implicaba cruzar de norte a sur y volver a subir para salir por el norte, en un sólo día.
Las 5 Ranger iban en caravana –con distancia por el polvo terrible que te ciega– comunicadas por radio para no perderse. El viaje lo hicimos a través de los arenales que se ponen ásperos: pinchamos tres gomas y una llanta doblada fue el saldo de casi 1.000 kilómetros dentro del monte desde que entramos hasta que salimos. Pero el saldo fue más caro… ya verán.
Nuevamente, la alegría de la gente al recibir cosas que para muchos de nosotros son básicas, es inexplicable. Toda la mercadería se repartió en forma justa a la gente sin que haya la más mínima discusión en la comunidad.
4. VINCHUCA
El Covid-19 es un problema real en todos lados, pero en El Impenetrable la realidad es que la vinchuca es un drama concreto y mayor. Nos dijeron en varios ranchos que –literalmente–, de noche, “llueven vinchucas”.
La vinchuca transmite el Mal de Chagas y una gran cantidad de gente tiene esa enfermedad terrible y poco conocida en las grandes ciudades. Por eso, La Chata Solidaria les llevó rociadores nuevos con el producto que ellos nos pidieron para matarla.
5. VACA
El último día, siendo ya de noche y faltando sólo 170 kilómetros para llegar al asfalto, después de tres largos días adentro y miles de kilómetros recorridos, íbamos despacio –como siempre– en un camino de salida, cuando un ternero salió de atrás de una arbusto y con la parte delantera del lado del acompañante, le pegamos sin querer con la R70. El animal se asustó y la cola dio contra la puerta. Paramos, chequeamos los daños y gracias a Dios sólo fueron daños menores. El paragolpes se rajó, la luz antiniebla se rompió y la puerta del acompañante se abolló. La Chata Solidaria estaba operativa 100% y volvió andando.
Para alegría de los veganos el ternero se fue como si nada. Un susto, comparado con la del camión del último viaje, ésta fue gratis. Siempre lo decimos y sostenemos: nunca hay que relajarse hasta llegar al lugar de partida en Buenos Aires.
CONCLUSIÓN
El 2020 es el peor año de este siglo, pero La Chata Solidaria no deja de viajar y crecer, haciendo cada vez mas cosas. Sostenemos miles de personas con alimentos y medicinas. Y ahora hacemos obras de infraestructura complejas que incluyen luz.
Los habitantes del paraje Los Rosales, ¡Tienen luz limpia, permanente, ecológica y a cero costo! Para ellos 2020 será recordado como el mejor año de sus vidas. (Por ahora…)
Prepárense para lo que se viene porque en diciembre volvemos a El Impenetrable. Tenemos sorpresas. Y ahora que hay luz, no se imaginan el tamaño de lo que tenemos planeado. Piensen en lo que no es posible, porque nosotros ya lo estamos armando.
Somos La Chata Solidaria. Nosotros no nos rendimos nunca.
Queremos agradecer el inmenso apoyo de todos los que nos ayudaron a que sigamos ayudando y las siguiente empresas y personas que viaje a viaje nos brindan todo su apoyo:
- Ford
- Ypf
- Pirelli
- Directv
- Autoblog
- Grupo Coria
- Fundacion Tzedaka
- Ford Simone (Conc. Oficial)
- Ford Del Sol (Conc. Oficial)
- Ford Aspen (Conc. Oficial)
- Prina
- Molino El Carhue
- Lacteos Tregar
- Maxiconsumo
- Pampa Rice
- Sal Dos Anclas
- Diego Di Vitta
- Estudio Medrano Y Asociados
- Victorio Podesta
- Zchoque Motorsport
- Pablo Castro
- Akai Led
- Qmax
- Welt
- Van Zandweghe Hnos.
- Piragine Hnos.
- Electro 9
- Prohygiene
- Aceros Co-Fer S.A.
- Danno Starc (Biela y Piston)
- Seguidores de los canales de Youtube de Lucas Abriata y Biela y Piston.
- Eduardo Valente (50 Años De Electromecanico)
ESPECIAL PARA AUTOBLOG
Estimados amigos de Autoblog. Desde que fui solo en mi chata verde en el 2008, tuve mil ideas. Mil sueños. A lo largo de 13 años, con el equipo, fuimos concretando varios. Mirando atrás, hicimos cosas increíbles, ustedes las saben mejor que nadie. Nunca bajamos los brazos. Jamás.
Hace 2 meses decidimos que 2020 debía dejar de ser un año de porquería. Estamos hartos del 2020 así como viene. Y entonces decidimos hacer lo imposible. Ir por lo más difícil. Ir por lo que nadie nunca se atreve.
El sueño más arriesgado. El sueño más complejo. Luego de haber concretado cosas inimaginables en estos 13 años, el equipo de La Chata Solidaria decidió dar luz solar, ecológica, limpia, con cero emisiones, duradera y segura, en el medio de la nada.
Esto no fue un proyecto más. Fue una pulseada al 2020. De esas que necesitas todo el torque y la potencia de tu alma.
Entiendan que el solo hecho de comerse un pozo y partir una llanta con las chatas cargadas implicaba romper algo de todo lo que llevábamos para la instalación y no poder lograrlo. ¿Se imaginan volver y decir “no lo hicimos porque se rompió un panel en un pozo en un arenal?” Jamás.
Por eso se formo otro equipo extraordinario. Pero como este tema implica manejo de energía y corriente, se sumaron a la dirección técnica del proyecto Leonardo Valente (Leov) y Gabriel López, que junto a Federico Charriere de nuestro equipo, entre los 3 llevaron adelante desde la compra de los insumos hasta levantar la térmica y que todo ande a la noche.
En comunicación se sumó Lucas Abriata que junto con Addy Rossi y Matías Frágola tomaron documento de todo. Hay videos que irán saliendo que son increíbles, drone incluido. Al resto de los gladiadores de siempre, Alejandro Cattáneo, Braian Acosta, Claudio Albornoz, Carlos Najblat, Marcelo Bresci, Matías Corvalán, se sumó también Ignacio Mayol en tareas generales que demostró tener lo que se necesita para ser parte del equipo.
En resumen, un equipo profesional, comprometido, implacable, tenaz, duro y muy, muy picante. No solo los que viajamos y salimos en las fotos, los otros de LCS que se quedan y laburan en silencio, gratis, para que esto funcione. Todos tienen el ADN de La Chata Solidaria en el corazón, nosotros no nos rendimos nunca.
El mundo se divide en dos. Parar locos o empujar boludos. O los que ponen luz en el impenetrable o los que deberían hacerlo porque es su deber y no lo hacen poniendo excusas.
Hay equipo. Hay torque. Hay chatas. Y… ¡hay luz!
Pero lo que no hay es agua.
Mientras la mayoría del equipo cumplía su deber, 4 fuimos en 2 chatas a buscar agua a la última laguna que queda.
En la nota principal está todo. Prepárense para indignarse. Prepárense para ver a que nivel forzamos las chatas para luchar contra la sed. La Roja 2.2 y la R70 hicieron tanta pero tanta fuerza durante tanto tiempo (con más de 40 grados de temperatura) que se doblaron los pernos macizos de los ganchos de tiro de los acoplados. Si, acoplados, doble eje, con plato, y por los arenales Chaqueños, nada mas y nada menos.
Las Ranger saben que no vienen a participar. Vienen a hacer historia y cambiar vidas. Y, adentro, se las exige muy por sobre el límite para tal fin.
Vi con mis ojos imágenes desesperantes. La sed desespera a la gente, los animales y los insectos.
Esto no puede seguir así. Lo que hicimos no es suficiente.
Estamos pensando soluciones mejores. Prepárense.
Lean la nota. Historia fue escrita.
En nombre de todo LCS les agradezco de corazón el permanente apoyo con dinero que hace posible todo esto. Que hace posible que hoy haya luz en Rosales.
A ustedes, a las empresas, a los amigos de siempre. A los medios que nos bancan.
Estén atentos, en diciembre volvemos. Y volveremos a hacer historia.
Nunca esperen poco de nosotros.
J.Ch.
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VIDEO: La Chata Solidaria - Octubre 2020