Texto de Carlos Cristófalo

Mi padre, Orlando “Poroto” Cristófalo, era un vendedor nato. A lo largo de su vida tuvo almacenes, comercializó vinos, tuvo su propia marca de comida y –además- fundó su propia concesionaria de autos. Oralpe Automotores funcionaba en Laboulaye (Córdoba) y representaba a las marcas Peugeot, Fiat y Chevrolet.

Poroto era un tipo bastante lector. Es una de las herencias que más le agradezco. Y, durante buena parte de los años ’80, mi pasatiempo favorito fue revisar su mesita de luz, para ver qué estaba leyendo en ese momento. Por ahí pasaban best-sellers, revistas de política y recorte de diarios, pero durante años tuvo siempre bien a mano: “Autobiografía de un triunfador”, la autobiografía que Lee Iacocca publicó en 1984.

Era lógico que ese libro estuviera ahí. Mi viejo se dedicaba a los negocios y -entre todos ellos- sus favoritos eran los autos. Era lógico que ese libro estuviera ahí porque, en los ’80, no hubo ningún otro ejecutivo más grande en la industria automotriz que Lee Iacocca. Mucho antes de que surgieran el eléctrico Elon Musk, el tifoso Sergio Marchionne y el convicto Carlos Ghosn, Iacocca fue la primera “rock star” de la industria automotriz.

Iacocca trabajó entre 1946 y 1979 para Ford. Su creación más recordada fue el Mustang, un auto compacto (para la época) y ligeramente deportivo (para la época), que nació para ser un vehículo accesible y doméstico, pero que terminó convirtiéndose en el máximo ícono de los muscle-cars norteamericanos. Batió todos los récords de ventas.

En 1978, Iacocca se peleó con Henry Ford II y fue despedido. Un año después, lo contrataron de Chrysler, una empresa que estaba al borde de la quiebra. Con creaciones ingeniosas como la Voyager –precursora entre las minivans monovolumen- Iacocca rescató a la compañía y la convirtió en un ejemplo de rentabilidad.

A mis diez años, nunca tuve la capacidad de concentración suficiente para leer la biografía completa de Iacocca. Pero sí recuerdo haber leído y releído más de una vez el apéndice de ese libro: ahí estaban las “20 frases de Lee Iacocca”. Una especie de guía de autoayuda para ejecutivos de la industria automotriz -en particular- y para cualquier persona de negocios en general.

C.C.

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Del libro “Autobiografía de un triunfador” Veinte frases de Lee Iacocca

1. Las cosas hay que decirlas con claridad y de manera breve.

2. Administración no es más que motivar a otras personas.

3. Aprende de tus errores, pero no dejes de intentarlo.

4. No queremos ser los más grandes, sólo queremos ser los mejores.

5. No olvides nunca que los de "la línea de producción" son los que ganan el dinero. Y lo merecen.

6. La gente desea ahorrar dinero y pagará casi cualquier precio para conseguirlo.

7. Procura tener claras las prioridades y mantén al día la lista de urgencias.

8. Hasta una decisión correcta resulta equivocada cuando se toma demasiado tarde.

9. Siempre hay que subir un escalón más, por fatigoso que parezca.

10. Es una responsabilidad clave de garantizar la maximización del beneficio, día a día.

11. Encontramos permanentemente grandes oportunidades disfrazadas de problemas insolubles.

12. Contrate a los mejores: nada honra tanto a un director general como poder presentar un equipo directivo brillante.

13. A veces hasta el mejor gerente es como aquél niño que pasea un perro grande y espera a ver dónde quiere ir el animal para entonces llevarlo allá.

14. Nada hay más importante en la gestión empresarial como el saber motivar a la gente. Una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos.

15. ¿Que cómo he conseguido mis éxitos? Aplíquese con esfuerzo al trabajo. Procúrese toda la educación que pueda, pero después, por lo que más quiera, ¡haga algo!

16. Cuando tengas que tomar una decisión, no dejes que te crezca la barba. Naturalmente, no siempre será la decisión perfecta y seguramente podrás meter la pata alguna vez, pero no por eso dejes de tomar tu decisión.

17. La dirección de una empresa se reduce a un sistema de códigos y juicios de valor. Por eso uno debe permanecer fiel a sí mismo. Elijan el estilo de dirección que mejor les cuadre y manténgase firmes en esa dirección.

18. Aprendí a continuar adelante aún en los malos momentos. Aprendí a no desesperarme, aún cuando mi mundo se estaba destruyendo. Aprendí que no existen los almuerzos gratuitos. Y aprendí el valor del trabajo duro.

19. Todo director general debería desconfiar cuando recibe sólo un punto de vista. Para evitar este peligro, yo siempre he sido partidario de tener a mi alrededor algunos tipos agudos, de esos que son amigos de llevar la contraria y que, por uno u otro motivo, desconfían de las apariencias y no se dejan impresionar por el argumento de que hay que seguir haciendo las cosas así porque siempre se hicieron así.

20. El que no se desafía a sí mismo, envejece.

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Cable de la Agencia Reuters Muere Lee Iacocca, padre del Mustang

La industria automotriz perdió una de sus grandes leyendas. Lee Iacocca se convirtió en toda una celebridad en Detroit gracias al lanzamiento del Mustang en 1964, el deportivo para las masas de Ford Motor. Y unos años después, a comienzos de la década de 1980, logró salvar a su rival Chrysler de la destrucción total. El ejecutivo ha fallecido a los 94 años de edad en su residencia de Bel Air, en Los Ángeles, por complicaciones del Parkinson, este martes.

Iacocca es conocido como el padre del Mustang cuando presidía Ford. Con el “Pony car” creó una nueva categoría. Se decía por eso que tenía un instinto para entender lo que la gente esperaba de un coche. Esa visión no solo le permitió crear nuevos segmentos, también dio una segunda vida a los moribundos, como hizo con el minivan y el convertible como consejero delegado de Chrysler.

Quizás lo más sorprendente es que hizo estas apuestas sin dejarse guiar por estudios de mercado. Ocupó varias portadas de la revista Time y se convirtió en el único ejecutivo de Detroit que logró tener su autobiografía entre los éxitos de ventas. Iacocca protagonizó incluso los anuncios de sus coches, algo impensable estos días. “Si puede encontrar un coche mejor, cómprelo”, retaba a la audiencia.

Gracias a su ego, visibilidad y autoestima, llegó incluso a convencer al Congreso para que le diera prestado 1.500 millones de dólares para poder reflotar Chrysler. El rescate de la compañía fue sin duda su mayor reto y también su mayor éxito, junto al lanzamiento del popular Mustang. El contribuyente estadounidense recibió todos los fondos de vuelta con intereses, siete años antes de lo previsto.

Iacocca fue muy crítico también con la política comercial de EE UU, por el impacto que estaba teniendo en las fábricas en Detroit. Eso alzó aún más su figura de patriota y defensor de los trabajadores frente a la competencia creciente de los coches importados japoneses y europeos. Era tan reconocido, que importantes figuras del Partido Demócrata le plantearon que presentara su candidatura a la Casa Blanca.

Lee Iacocca nació en Allentown (Pensilvania) en octubre de 1924. Estudió ingeniería y se hizo con un máster por la Universidad de Princeton. Empezó su carrera en la industria en 1946, como aprendiz en Ford. De ahí a llegar a dominar como nadie el sector de la automoción desde Henry Ford, hasta el punto convertirse en un referente para millones de estadounidenses. Se retiró en diciembre de 1992.

Chrysler era rentable cuando la dejó, aunque solía decir que sería recordado por sus anuncios. Ya jubilado, se alió con el inversor Kirk Kerkorian para hacerse con el control de la compañía. Era el poder en la sombra durante la época del tercer fabricante de coches de EE UU. La compañía acabó fusionándose con la alemana Daimler. Tras la última crisis económica forma parte del grupo Fiat.

“Desempeñó un papel histórico al dirigir Chrysler durante la crisis y convertirla en una verdadera fuerza competitiva”, le reconoce el grupo FCA. Al margen de la industria, el presidente Ronald Reagan le puso al frente de la fundación que recaudó fondos para restaurar la Estatua de la Libertad y creo su propia empresa dedicada a la producción de aceite de oliva. Durante los últimos años vivió en Los Ángeles.

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En la portada, Lee Iacocca con su creación más famosa, el Ford Mustang. Sobre estas líneas, con otro de sus íconos: la Chrysler Voyager.

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