Citroën celebra en este 2019 sus 100 años de historia y, en la Argentina, los festejos vendrán acompañados por un acontecimiento especial: la inauguración del Museo Citroën.

Le exhibición permanente con la historia de la marca francesa estará en una estancia ubicada en la localidad bonaerense de Carmen de Areco. La exposición es una iniciativa privada del Club Citroën de Buenos Aires.

La inauguración se realizará la semana que viene, con la presencia de directivos internacionales de Citroën y el lanzamiento de las series especiales Origins, sobre la base de los actuales C3, C4 Cactus y C4 Lounge.

Algunos de los modelos que se exhibirán en el Museo Citroën pertenecen a Enrique Bazterrica, el mayor coleccionista de modelos del Doble Chevrón en nuestro país. Autoblog lo entrevistó en octubre de 2016. En la siguiente nota de archivo, contó cómo nació su pasión por coleccionar modelos de Citroën.

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NOTA DE ARCHIVO – Octubre 2016 Entrevista a Enrique Bazterrica


Citroën tendrá su propio museo en la Argentina

-¿Cuál es la historia de este DS ID19 de 1960?

-Se lo compré a la hija de un ingeniero que lo había adquirido después de que el auto se exhibiera en el Salón de Buenos Aires de 1960, que se hizo en La Rural.

-¿Era de esos salones donde se subastaban los autos al terminar la exposición?
-Exactamente, se remataban a beneficio de entidades de bien público. En este caso, lo recaudado se donó al Patronato de la Infancia. Ahí lo compró este ingeniero, quien tiene el mayor mérito por el estado de conservación que tiene el vehículo. Era un verdadero obsesivo del mantenimiento y el cuidado del DS. El auto estaba así, como lo ves hoy, cuando lo compré en los años ‘90. Lo único que hice fue continuar el mantenimiento que le había realizado este hombre, que por esa fecha ya había fallecido. La hija lo puso en venta y ahí estaba yo, que me había enterado de su existencia por el dato de un vecino.

-¿Este fue tu primer DS?
-Sí, siempre fui un enfermito de Citroën. Ya en aquél entonces tenía dos Traction Avant, que en Argentina se conocieron como 11 Ligero. Además, tenía varios libros y sólo era cuestión de que apareciera un DS para decidirme a comprarlo.

-¿De dónde viene tu pasión por Citroën?
-Me viene de chico. En mi casa siempre hubo autos franceses. Mi viejo arrancó primero con un 2CV y después tuvo un 3CV. Más tarde se pasó a Peugeot, el muy traidor, pero a mí me quedó para siempre el virus de Citroën. A los 20 años, con un amigo juntamos unos mangos y nos compramos a media el primer 11 Ligero. Al poco tiempo me abandonó, el auto me lo quedé yo y de a poco me fui metiendo en la marca. Y apasionándome cada vez más.

-¿Cuántos Citroën tenés en la actualidad?
-Tengo como 25.

-¿Veinticinco? El primero que compraste fue el Traction Avant. ¿Y el último?
-El último que compré es un Citroën nuevo. Bueno, nuevo para mi forma de verlo. Es un XM V6 24 válvulas. Es un auto que, para el público en general, ya es viejo. Pero para mí todavía es nuevo.

-¿Y cuál es tu favorito?
-El que más me gusta, que a su vez es el que más me costó lograr, fue un Traction Avant Cabriolet. Me costó conseguirlo, me costó restaurarlo. Fue mi proyecto más importante.

-¿Qué uso le das a los autos?
-Los uso todos los días. Los autos los tengo en un campo de mi familia, que está a 140 kilómetros de Buenos Aires. Siempre voy con uno y vuelvo con otro, nunca el mismo. Salvo los más viejitos, que los uso por el pueblo. Son autos de los años ’20, que ya resultan peligrosos para la ruta.

-Me llama la atención que este DS no tenga la pintura inmaculada, como muchos autos de exposición.
-No, y es por eso mismo que te cuento. No está en show-condition porque los uso todos los días. La pintura es la original de fábrica todavía. El auto tiene los golpes de la vida.

-¿En qué se diferenció en su momento el DS, frente a los otros autos que había en la calle?
-Principalmente, el diseño. El DS tiene muchas innovaciones tecnológicas, pero conquistó a todo el mundo porque tuvo un diseño que atrapaba con sólo verlo. Y después, por supuesto, se diferencia por la suspensión. Con la tecnología hidroneumática Citroën pegó un salto notable en su época, al ofrecer un confort de marcha único en su tipo. Además, era un auto muy seguro para su época, con excelentes frenos, dirección y hasta el detalle curioso de que puede circular sin una de las dos ruedas traseras, porque el sistema hidroneumático se encarga de compensar todo el tiempo el desempeño del chasis.

-¿Cómo explicarías el sistema hidroneumático, con palabras simples?
-Es un circuito de aceite a alta presión, comandado por una bomba. Cada rueda tiene su bocha de aceite y su suspensión independiente, de manera que el sistema mantiene el auto siempre a la misma altura y derecho, de manera independiente de la carga o de si le falta una rueda trasera. La dinámica del auto no la comanda el peso ni la fuerza de gravedad: es todo trabajo de la presión de la bomba. Obviamente, el andar gracias a esto es soberbio. A no ser que el camino tenga grandes irregularidades, la carrocería siempre está ubicada a la misma altura, dejando todo el trabajo a las ruedas y a la suspensión.

-Se dice que el desarrollo del DS demandó 18 años de trabajo a Citroën. ¿Por qué tanto tiempo?
-Porque la marca trabajó desde el primer día con la idea de crear un auto adelantado a su tiempo. Y, de hecho, la inversión le dio resultado. El DS estuvo 20 años en producción, hasta que fue reemplazado por el CX. Lo mismo pasó con el Traction Avant y el 2CV, todos autos muy longevos en términos de producción.

-Otra leyenda del DS es que, el día de su develación en el Salón de París de 1955, se vendieron 743 autos en los primeros 15 minutos y 12 mil al final del primer día. ¿Es cierto? ¿Por qué semejante locura?
-Sí, es cierto. De hecho, Citroën tuvo que habilitar un turno noche en su stand para cumplir con todos los pedidos de los clientes. No era un auto barato, pero sí era absolutamente revolucionario para su época. Uno de los directivos de Renault se cuenta que dijo en aquella ocasión: “La gente de Citroën siempre nos hace quedar viejos a todos”.

-¿Cómo era el mercado automotor francés de aquellos años?
-Estamos hablando de una Francia que se estaba recuperando de la guerra, donde no había mucha gente con gran poder adquisitivo. Pero Citroën conquistó a todos con este proyecto que, antes de llamarse DS, ya era conocido con el código VGD: “Véhicule de Grande Diffusion”. Es decir, un auto pensado para ser bien masivo. Si bien era un auto con una gran tecnología, crearon esta versión ID, como el mío, que no tenía el mayor equipamiento de confort, aunque sí venía con los dispositivos innovadores que lo caracterizaron: como la suspensión hidroneumática, la rueda con una sola tuerca central y el diseño del italiano Flaminio Bertoni. Después estaba la versión tope de gama, donde el sistema hidroneumático también trabajaba sobre la caja de cambios y la dirección, para lograr un manejo de una suavidad inédita para su época. Y podemos decir que se logró el objetivo de difusión: se fabricaron 1,3 millones de unidades, fue un auto muy innovador, pero también muy exitoso.

-¿Este es un hobby que se comparte en familia?
-Sí, esto es lo más lindo de la pasión por los autos. Tengo mi mujer que es una santa. Trabaja de lunes a viernes para una automotriz alemana, pero los fines de semana pasea en Citroën. Es la primera fanática de la marca. Además, a mis chicos les encanta pasear en auto viejo.

Entrevista de C.C.
Fotos: Luciano Cianni

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