Texto de Carlos Cristófalo
Fotos de Marcelo Ingaramo y C.C.

Desde Alta Gracia (Córdoba) - Hyundai Argentina presentó el lunes en la pista de la Fortaleza de Alta Gracia el nuevo Veloster N (ver equipamiento y precio). También realizó una exhibición con el i20 WRC, ganador del Rally de Argentina 2019 (ver nota aparte).

Sobre todo eso se publicarán notas en los próximos días. Sin embargo, acá voy a hablar sobre un encuentro Mágico. La Fortaleza es la sede histórica de Berta Competición, la empresa fundada por el famoso preparador Oreste Berta, que hoy continúan sus hijos Oreste (hijo) y Brian.

Temprano, por la mañana, Brian nos había contado a un grupo de periodistas sobre una nueva actividad que se realiza en La Fortaleza. A pedido de los coleccionistas de los vehículos de competición históricos fabricados por Berta -cada vez más apreciados y cada vez más frecuentes en eventos como Autoclásica y las 1000 Millas Sport- en los talleres de Alta Gracia se comenzó a ofrecer un servicio de restauración y certificación de esos ejemplares.

La idea es devolverlos a su condición original, con la firma de autenticidad del fabricante. Es un servicio que ayuda a preservar el parque de vehículos históricos de Berta Competición y que, sin dudas, aumenta el valor de esos clásicos.

Más tarde, cuando el evento de Hyundai ya había terminado y mientras esperaba el bus que me llevaría hasta el Aeropuerto, Marcelo Ingaramo me ofreció recorrer los talleres históricos de La Fortaleza. Ingaramo es un periodista especializado en rally, con una amplia trayectoria en Córdoba. También trabaja para Berta y es uno de los encargados de organizar -junto al periodista Raúl Barceló- las celebraciones por los 50 años de la Misión Argentina a Nürburgring, que se realizarán el en agosto próximo (ver agenda del evento).

Marcelo me mostró la réplica del Torino Número 3 propiedad de Horacio Pagani, que se guarda en Alta Gracia (ver nota). Vimos el Renault 9 Súper Turismo (leer nota). Y entramos al taller principal.

"No puedo creer la suerte que tenés, Carlos", me dijo Ingaramo, apenas cruzamos la puerta. "Nadie sabe cuándo viene de visita a la Fortaleza ni cuánto tiempo se queda. Pero hoy está acá", agregó.

Marcelo no tuvo que explicarme mucho. Parado en el centro del taller, vestido con un jean negro y un suéter gris; iluminado por un rayo de sol epifánico que atravesaba el tragaluz del taller, estaba él: Oreste Berta, en persona.

A los 80 años, Oreste pasa buena parte del mes en su campo de las sierras cordobesas. Apenas visita el taller un par de días al mes.

Oreste estaba charlando con otra persona, así que sólo dijimos "buenas tardes" y nos pusimos a ver el casco de un Torino 380W, en construcción. Es una nueva réplica de los Torino de Nürburgring, que tal vez se estrene en el evento de agosto.

Uno minutos después, Oreste se despidió de la otra persona y se acercó a saludar. Ahí mismo, yo podría haber sacado el grabador y hacerle una entrevista extensa: un largo, profundo y sesudo reportaje periodístico sobre pasado, presente y futuro del mejor preparador de autos de la historia argentina. Sin embargo, no lo hice: hubiese arruinado esa casualidad mágica.

Así que, simplemente, me presenté en nombre de Autoblog, le agradecí por permitirme recorrer su taller y lo felicité por su libro "Motores, autos y sueños", que editó en 2017 (ver nota de lanzamiento). Entonces, el diálogo se fue dando de manera informal.

No lo grabé, pero lo pongo por escrito acá (aunque sé que nunca me lo voy a olvidar).

-Tu libro es la guía definitiva para todos los que te admiramos, pero especialmente para los periodistas, así -de una vez por todas- dejamos de hacerte una y otra vez siempre las mismas preguntas.
-No, eso nunca es una molestia. Lo que pasa es que yo paso mucho tiempo en el campo y es comprensible que todos quieran charlar cuando vengo a Alta Gracia.

-Lo que me llamó la atención del libro es que está muy bien redactado. Es claro y ameno. ¿Ya habías escrito otras obras?
-Sí, pero nunca un libro. Me encanta leer. Cuando viajo a Estados Unidos, uno de mis pasatiempos favoritos es irme a una librería, pedirme un café, agarrar una gran pila de libros y ponerme a hojearlos, mientras pasa el tiempo. Siempre me termino comprando alguno, pero me encanta eso de tener una pila de libros sobre la mesa y un café.

-¿Qué tipo de libros leés? ¿Técnicos?
-Sí, la mayoría de las veces son libros técnicos, pero también me gusta mucho leer sobre Medicina, Naturaleza e Historia. Me encantan las biografías, sobre todo las de algunos personajes malvados de la historia. Uno aprende cosas apasionantes sobre la psicología humana.

-¿Te quedaron muchas cosas sin contar en tu autobiografía?
-Sí, la verdad es que tengo material como para escribir otro libro completo. También me sobraron muchísimas fotos. En un momento tuve la idea de incluir un pendrive con fotos para acompañar el libro. Incluso me fui a Estados Unidos, para visitar al fabricante de los pendrives. Pero la editorial Eudeba rechazó esa idea.

-¿Por qué?
-No sé muy bien por qué. Ellos son los especialistas. El tema es que hoy mucha gente me dice que quiere comprar el libro y no lo consigue, pero en una librería de Estados Unidos lo encontré: costaba 100 dólares, una locura. Para el próximo libro vamos a hacer las cosas de mejor manera.

-Muchas veces contaste que, cuando no encontrabas la herramienta necesaria para resolver un problema, la inventabas y fabricabas. Tal vez te tengas que convertir en tu propio editor.
-No es mala idea. Igual, fue de gran ayuda el aporte de muchos de mis colaboradores y del historiador Martín Glas, que me dieron una mano enorme para darle forma al libro. Mi esposa también me ayudó mucho. Fue muy divertido, pero cuando terminé, quedé agotado. Fue un trabajo de mucho tiempo, de hacer memoria y recuperar recuerdos perdidos.

-¿Fue como vaciar el disco rígido de tu memoria?
-Algo así. Terminé física y mentalmente agotado. Pero me divertí mucho.

-Esta es la segunda vez que vengo a La Fortaleza. La primera fue en 1993, cuando trabajaba en el programa "A Todo Motor", de Rubén Daray. Y vine a Córdoba con el equipo Renault, para la inauguración del túnel de viento. Fue la primera vez que te entrevisté.
-¿Lo inauguramos en 1993? Sí, ¡tenés razón! Y pensar que después me prohibieron usarlo en el desarrollo de autos para las categorías nacionales. La idea era ofrecer el servicio del túnel a todos los equipos, para elevar el nivel de profesionalismo del automovilismo, pero me lo prohibieron. Ahí quedó. Lo mismo pasó con el Berta LR Maverick, que estamos restaurando ahí (ver fotos abajo). Lo fabricamos para el automovilismo brasileño, era un auto hermoso, todo pintado con los colores de los cigarrillos Hollywood. Pero los otros equipos se quejaron, porque era muy potente y veloz. Tenía un motor Ford V8, que me había vendido Dan Gurney. Era realmente muy rapidísimo, pero terminó matando a su propia categoría en Brasil. ¿Querés ver los Fórmula 5000?

-¡Sí, claro!
-Vení que te muestro.

***

Pasamos a otro galpón, un poco más desordenado que el principal, donde hay algunos autos abandonados. También hay muchas piezas: neumáticos, motores, herramientas.

Los Berta Fórmula 5000 nacieron para correr en el automovilismo norteamericano. Eran angulosos, agresivos y con dos grandes tomas de aire en el alerón delantero.

Siempre me maravillaron las formas de esos autos. Pero cuando los vi en el galpón, sucios, despintados, sin ruedas ni motores, me pareció ver dos autitos de juguete, de plástico.

-¿Estos también los vas a restaurar?
-Sí, pero cuando termine el LR Maverick. No podemos encarar muchos proyectos al mismo tiempo. Pensar que estos autos, en su momento, los regalé.

-¿Por que los regalaste?
-Porque no me servían para nada. Nunca fui de guardar los autos que fabricaba. Ocupan mucho lugar y acá necesitamos el espacio para hacer otras cosas. Entonces, un día lo llamé a Juan Manuel Fangio y le dije: "Tengo estos Fórmula 5000 para el Museo de Balcarce". Juan me dijo: "Perfecto, pero entregámelos armados, acá no tenemos a nadie que restaure autos". Yo no tenía tiempo para restaurarlos y pensé en sacarlos a la calle, para que se los llevara alguien. Hasta que vino una persona que me preguntó si se los podía llevar. Le dije que, si se los llevaba, le pagaba por despejarme el lugar.

-¿Y cómo volvieron acá?
-Los encontró un coleccionista de autos. Y me los trajo acá para que se lo restauremos. Con historias así nació esto de los servicios de restauración. Pero de eso se ocupan mis hijos.

-¿Es cierto que Horacio Pagani te encargó la restauración de uno de los Berta LR?
-Sí, es uno de los cuatro LR que fabricamos (ver foto abajo). Horacio lo quiere con un motor Berta V8. Pero también está en lista de espera.

-Este año habrá varios festejos por los 50 años de la Misión Argentina a Nürburgring. ¿Vas a asistir a todos los eventos que se están anunciando?
-No, por ahora voy a estar en el que se va a hacer acá, en La Fortaleza. Tengo muchas cosas que hacer y ando complicado con el campo.

-¿Problemas?
-Sí, falleció hace poco el encargado del campo, que se ocupaba de todo. Era una persona muy querida. Mi esposa y yo estamos bastante bajoneados. Ahora estoy buscando a una persona que haga ese trabajo, pero no es fácil encontrar gente capaz y de confianza. También estoy teniendo problema con los animales.

-Sabía que eras un apasionado del conservacionismo, ¿pero qué problemas generan los animales?
-Se pelean. Los carpinchos y los ciervos pueden ser muy violentos cuando entran en celo. Cada tanto alguno mata a otro y es un lío. Los ciervos también se extravían y vuelven todos lastimados. Pero la naturaleza es así.

Marcelo Ingaramo me dice que el bus se está yendo al aeropuerto. Me despido de Oreste. Marcelo nos saca una linda foto, que voy a guardar para siempre como la imagen de uno de los días más felices de mi carrera periodística.

Hasta hacía unas horas, el lunes 29 de abril de 2019 no podría haber sido mejor: había manejado en pista el nuevo Veloster N de 250 caballos y Dani Sordo me había llevado a fondo, en su i20 WRC, por la pista de rallycross de la Fortaleza.

Ahora todo eso me parecía lejano. Y algo trivial. Había charlado durante una hora, sobre bueyes perdidos (en realidad, ciervos), con Oreste Berta.

Carlos Cristófalo

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Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
En el estacionamiento de la Fortaleza, algunos juguetes geniales.

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
Como la réplica del Torino 380W Número 3 de Nürburgring, propiedad de Horacio Pagani.

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
El fundador de Pagani Automobili lo usa cuando viene de visita a la Argentina (ver nota).

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
También está el Renault 9 Súper Turismo (ver nota).

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
Un encuentro mágico con Oreste Berta, junto a una nueva réplica oficial de la Número 3, que está en proceso de construcción.

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
Nuevo servicio de restauración de Oreste Berta S.A.: Berta LR Maverick, en pleno proceso.

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
El túnel de viento que le prohibieron utilizar, con los modelos a escala de los autos que se llegaron a ensayar.

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
Otro Berta LR en espera de ser restaurado y uno de los dos Fórmula 5000 Berta.

Oreste Berta inauguró su taller de restauración de autos clásicos (y Horacio Pagani ya encargó un LR V8)
¡Gracias, Oreste Berta!

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