"La Clase X nos iba a costar 26 mil dólares por unidad, pero Nissan la aumentó de pronto a 35 mil dólares y nunca nos dijeron por qué".

Con estas palabras, tres altos ejecutivos que participaron desde el primer día en el proyecto de la pick-up, que Mercedes-Benz estuvo a punto de fabricar en la Argentina, resumieron la crisis de alianzas que terminó por estallar ayer: Daimler anunció oficialmente que canceló la producción de la pick-up Clase X en la planta que Nissan-Renault-Mitsubishi tiene en Córdoba. (ver comunicado)

El anuncio de ayer le puso fin a casi un año de rumores, versiones cruzadas e incertidumbre sobre uno de los proyectos más ambiciosos de la industria automotriz argentina: producir tres pick-ups -Nissan Frontier, Renault Alaskan y Mercedes Clase X- en la histórica fábrica de Santa Isabel.

La historia oficial nació en abril de 2015, con el anuncio de una inversión de 600 millones de dólares para fabricar 70 mil pick-ups al año en Córdoba. De ese proyecto original, apenas se cumplió un tercio: sólo Nissan cumplió en tiempo y forma con el lanzamiento de la Frontier local. Mercedes-Benz canceló la Clase X y Renault dijo que recién fabricará su Alaskan cuando llegue "un buen momento del mercado", que hoy parece lejano.

"La cancelación de la Clase X fue el resultado de una conducta imprevisible de los japoneses, mucha ingenuidad de los alemanes y los franceses... muy franceses", graficó ante Autoblog uno de los ejecutivos que participó en junio de 2012 de las primeras reuniones para desarrollar la Clase X, en un campo de la familia Güiraldes, en la provincia de Buenos Aires (leer historia de la primicia de Autoblog).

"No recuerdo un caso así en la historia de la industria automotriz", relató ayer otro informante, al recordar todos los años de trabajo para el llamado Project Andrew, que terminó por convertirse en la Clase X. "Se invirtió muchísima plata en desarrollo, en capacitación de personal, los concesionarios gastaron millones para prepararse para vender una pick-up, hablamos de muchísimo dinero que no sirvió para nada", agregó.

A continuación, Autoblog transcribe un resumen de los diálogos mantenidos ayer con estas tres fuentes que trabajaron para la Clase X de Mercedes-Benz Argentina. A la espera de una declaración oficial de la filial local, que todavía no se pronunció, solicitaron mantener sus nombres en reserva.

-¿Por qué se canceló la Mercedes-Benz Clase X? ¿Cuándo comenzaron los problemas?
-Problemas hubo siempre, pero desde el primer día pensábamos que se iban a resolver. Sin embargo, la verdadera crisis se desencadenó hace un año, en mayo o junio de 2018.

-¿Fue por el comienzo de la devaluación del peso en la Argentina?
-No, eso sólo contribuyó a enrarecer el clima. El tema es que la Clase X nos iba a costar 26 mil dólares por unidad, pero de pronto Nissan la aumentó a 35 mil dólares. Y nunca nos dijeron por qué.

-¿Y desde Mercedes-Benz no pudieron reclamar?
-Reclamamos, muchas veces, en todos lados: en Argentina, en Brasil, en Alemania, en Francia y en Japón. Pero la ingenuidad de parte nuestra fue haber anunciado el lanzamiento sin haber firmado todos los detalles del acuerdo de producción. Nissan sería nuestro proveedor. Ellos fabricarían la pick-up y nosotros les pagaríamos por ese trabajo. Siempre hablamos de 26 mil dólares promedio por cada Clase X fabricada. Era el valor del costo de producción, con la pick-up puesta al final de la línea de montaje, sin impuestos ni comisiones. Cuando nos dijeron 35 mil, nos asustamos, pero en un principio pensábamos que era parte de la negociación. Creímos que podríamos bajar el precio a 28 mil o 30 mil. Venderíamos muchas menos unidades de las previstas, pero seguimos adelante. Sin embargo, cuando se mantuvieron firmes con 35 mil dólares, el proyecto se volvió inviable. Es más barata traer la pick-up desde España, pagando todos los impuestos y fletes, que producirla en Córdoba. Inviable.

-¿Por qué este conflicto no se produjo en Europa, donde Mercedes-Benz ya fabrica y vende la Clase X española?
-Porque el mercado europeo de pick-ups es apenas simbólico. El volumen de ventas no se iba a lograr ahí. El negocio grande de pick-ups está en el Hemisferio Sur, en Sudamérica, en Australia y en Sudáfrica. La planta de Córdoba era la que iba a lograr el volumen grande para la Clase X.

-¿Por qué hubo concesionarios de Mercedes-Benz Argentina que se lanzaron a vender planes de ahorro de la Clase X cuando todavía estaban negociando el precio de la producción de la pick-up con Nissan?
-Porque pecaron de ansiosos. Y nosotros fallamos en controlarlos. No van a encontrar ningún plan de ahorro vendido que diga expresamente "Clase X" y que tenga el aval de Mercedes-Benz Argentina. Son planes de Vito y Sprinter, que se vendían con la promesa de palabra del concesionario de entregar una Clase X. Pero la marca va a responder ante esos clientes. No sabemos si vamos a traer algunas Clase X importadas de España, porque todavía no se definió cómo ni a qué costo.

-¿Por qué Mercedes-Benz, con toda la historia y trayectoria que tiene en el segmento de vehículos comerciales, no decidió desarrollar y fabricar su propia pick-up? Hasta tienen una planta propia en Virrey del Pino, provincia de Buenos Aires.
-Fue una decisión de Alemania. Y de Japón. Fue parte de la alianza que se firmó en 2010 entre Carlos Ghosn (Nissan-Renault) y Dieter Zetsche (Daimler). Hoy Ghosn está con serios problemas legales en Japón y Zetsche se está jubilando. Eso también contribuyó a enrarecer el clima.

-¿Mercedes-Benz pierde dinero al cancelar la producción de la Clase X en Córdoba?
-Sí, pero es difícil decir cuánto, porque venimos trabajando en este proyecto desde el año 2012 o antes. Fueron muchos años de estudios de mercado, desarrollo, adaptaciones de la Frontier y ensayos con mecánicas propias. También se invirtió muchísimo dinero en capacitación del personal y en mejorar las instalaciones de concesionarios, para atender un producto que hasta ahora no vendíamos, como es una pick-up. Se invirtió muchísima plata y los concesionarios gastaron millones para prepararse. Hablamos de muchísimo dinero que no sirvió para nada. No recordamos un caso así en toda la historia de la industria automotriz argentina.

-Pero no tiene lógica. Nissan invirtió 600 millones de dólares para tener una planta de pick-ups en Córdoba y ustedes dicen que los japoneses forzaron una situación para que su principal cliente, Mercedes-Benz, cancelara la producción de la Clase X. Ellos también pierden.
-Es el motivo por el cual pasamos casi un año negociando. Nosotros tampoco lo podíamos creer. No tenía lógica. Hasta llegamos a pensar que la llegada de Mitsubishi podía llegar a tener algo que ver con todo esto.

-¿Por qué Mitsubishi?
-En octubre de 2016, cuando el Project Andrew ya estaba en marcha, Nissan compró Mitsubishi. Fue la última gran jugada de Ghosn. Y todos sabemos que Mitsubishi es especialista en pick-ups. Nos preguntamos si el lugar que la Clase X deja vacante no será ocupado por otra marca en Santa Isabel.

-¿Qué balance hacen de esta experiencia?
-La cancelación de la Clase X fue el resultado de una conducta imprevisible de los japoneses, mucha ingenuidad de los alemanes y los franceses... muy franceses.

Entrevistas de Carlos Cristófalo

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