Texto y fotos de Leonardo Valente
@LeonardoValente

Hace ya mucho tiempo que está “de moda” hacer un viaje a China, tras la búsqueda del qué puedo traer de allá y hacer una diferencia con un proceso de importación. Nada nuevo. Sin embargo, en un espacio mucho más reciente, el lejano país (para la Argentina) se ha convertido en un proveedor relevante del mercado de movilidad local. No sólo en autos y motos: también en trenes, camiones y muy pronto en buses. Esto lo convierte en un destino muy interesante para saber para dónde va la cosa en este aspecto.

Con una combinación de esas motivaciones, teniendo como excusa la famosa Feria de Cantón y aprovechando la cercanía geográfica para recorrer la ciudad de Shenzhen (anche una escapadita a Hong Kong) nos dirigimos con un par de amigos a explorar nuevas oportunidades para Innobattery, EMC-EcoCar y por qué no, ratificar o desmentir eso de que “tu próximo auto será eléctrico y/o chino”.

Estas son algunas anécdotas y reflexiones que guardé a cada paso, pensando en compartir con los lectores de Autoblog.

MUY GRANDE

La primera es una aclaración: China es un país enorme y, por lo tanto, muy diverso. Mi visita abarcó sólo un par de ciudades del extremo Sur, que si bien son diferentes en términos de edad (Guangzhou tiene más de 2.200 años, y Shenzen hace sólo 30 que dejó de ser una aldea de pescadores), son muy relevantes en el contexto chino, configurando la conurbación más grande del mundo con casi 47 millones de habitantes, o sea más chi… personas que en toda la Argentina.

Si bien no representan en absoluto la compleja realidad de un país que tiene 30 veces esa población, son una referencia interesante de sus tendencias. Me parece razonable pensar que estuve en la “California China”, donde Cantón sería Los Ángeles, y sin duda Shenzhen, San Francisco con su Silicon Valley.

MUY GRIS

No quiero resultar ofensivo, pero lo primero que uno nota es la suciedad del aire, consecuencia de la actividad industrial intensa de los últimos 30 o 40 años, que se nota a simple vista en la ausencia de un cielo que contemplar. Salvo un par de claros en 12 días de visita, el azul es una rara avis en el día a día. La visibilidad se agota a los cuatro o cinco kilómetros en el mejor de los casos e incluso había sido peor. A pesar de las advertencias de muchos -incluido C.C., que ya estuvo en Beijing-, no tuvimos mayores dificultades respiratorias, pero parece ser que esto es consecuencia de acciones muy fuertes en sentido de revertir esta tendencia.

MUY MODERNO

Esta actividad, “milagro”, explosión o como quieran llamarlo se traduce en un enorme crecimiento económico, que se refleja en cientos de obras en construcción, tanto fábricas como vivienda a lo largo de kilómetros y kilómetros, conectados por diferentes herramientas de movilidad, desde trenes bala, pasando por automóviles de todo tipo y origen, hasta ingeniosas soluciones para el uso particular.

Todo en China es nuevo, reciente. No diría que flamante, pero sí actual. Y, en ese punto, quisiera destacar algunas cosas.

MUY CHINO

En primer lugar, me sorprendió la cantidad de vehículos chinos que circulan por las calles. Salvo en las zonas más ricas de las ciudades que visité, donde se aprecia el aspiracional de mostrar el éxito económico (hay más de un millón de millonarios en el país) subido arriba de un auto alemán versión alargada o una de las incontables Maserati, la presencia e impacto de las marcas chinas es contundente. Ya existen más de 170 fabricantes locales, muchos nacidos de alianzas previas con las automotrices internacionales, y otros tanto que empiezan a surgir de manera autónoma, con productos que pueden competir completamente en tamaño, prestaciones e incluso calidad al menos con cualquier generalista que estamos acostumbrados a ver, y por qué no con algunas que tienen esa pretensión como DS o Lexus, en el caso de productos como Wey que ya nos mostró C.C. (ver nota).

Un par que me llamaron poderosamente la atención son Trumpchi -una marca de Guangzhou, el localismo parece determinar en parte el market share, que sería invendible por razones obvias en Estados Unidos, con productos de muy buena calidad- y Soueast, otra marca regional con presencia en la feria impulsada por Mitsubishi y con diseño Pininfarina, que ofrecía productos excelentes desde los 8.000 dólares.

Definitivamente hay dos cosas en las que han sido particularmente lúcidos los chinos. Primero, en evitar el costoso y complicado desarrollo de motores de combustión y tercerizarlos en europeos (como lo hace Chery) o japoneses. ¿Para qué desarrollar una tecnología que tiene los años contados? Segundo, en levantar rápidamente el teléfono y llamar a carroceros italianos para que les den una impronta de buen gusto a productos nacidos bajo la abulia regional y el dominio japonés, ganando tiempo mucho más rápidamente que sus vecinos coreanos.

MUY ELÉCTRICO

Existen versiones de estos vehículos en una importante cantidad de fabricantes, incluyendo la mayoría de los que venden en nuestro país, las flotas de Geely 100% eléctricos (con su correspondiente patente verde) son una visión habitual en los lugares visitados, pero realmente quien merece una mención especial es BYD, la marca nacida en Shenzhen que probablemente lleve el mayor nivel de desarrollo, tanto en buses como en autos particulares, siendo toda la flota de micros y taxis de esta ciudad provista por ellos. En el segundo, caso su modelo e6, un hatch muy espacioso del segmento C con un diseño que recuerda al Fiat Stilo y sorprendentes 400 kilómetros de autonomía urbana. Créanme, mientras todo el mundo mira a Tesla, BYD entrega enormes volúmenes de eléctricos con un pragmatismo y una velocidad de incorporación de nuevas tecnologías que realmente no tiene que envidiarle. Es una marca que nadie debería perder de vista.

MUY LIVIANO

Sin embargo, las novedades no se agotan en este punto. Tanto en la exposición como en la calle se puede ver un número creciente de citycars eléctricos (del tipo L4-L6) con muy buenos niveles de equipamiento, aire acondicionado, enormes tablets con toda la información y capacidad entre dos y cuatro personas, aunque las estrellas de la movilidad personal son las motos y ciclomotores.

En concreto: en ambas ciudades, y probablemente en la mayoría de los centros urbanos, las motos a explosión están prohibidas e incluso acaban de aprobar una cuarta evolución de normas ambientales que dejó afuera una parte importante de los modelos de venta local. Esas motos, que en Argentina se pueden comprar por 20 mil pesos en cualquier lado, y que denunciamos hace unos meses en esta nota, no se pueden usar en su país de origen, porque han sido en parte responsables de la calamitosa situación ambiental.

Sinceramente, me hizo acordar a aquel video del Dr. Miroli, en el que les explicaba a Fleco y Male que los narcotraficantes “no se drogan, ni dejan que sus hijos se droguen”. Básicamente, los chinos hacen lo mismo: prohíben un producto inviable a todas luces.

Como reemplazo, reinan las bicicletas (con varios programas de sharing), y fundamentalmente los ciclomotores eléctricos, con pedales, baterías de litio, dos asientos para adultos y un tercero opcional para un menor de edad: van de aquí para allá, de a miles, en cualquier sentido, llevando personas, pero también siete bidones de agua de 20 litros o garrafas de gas envasado. Tienen puntos de recarga en la calle (lentos) o la opción de la mayoría: llevarse la batería para cargarla por la noche en casa. También existen los scooters o cubs, con asientos alargados para usarse como mototaxi.

En todos los casos, las eléctricas que se venden en Argentina, son una Erre Uno al lado de estas.

MUY PORFIADO

Podría escribir una nota dos o tres veces más larga, pero las anécdotas que no entraron serán carne de asador. La experiencia china es tan agotadora como fascinante, y si bien probablemente no la repetiría año tras año, es un esfuerzo que realmente vale la pena para seguir tratando de entender el mundo actual.

¿Sigue en pie eso de que tu próximo auto será eléctrico y/o chino? Totalmente, vengan de a uno, pero no se puede tapar el sol con una mano. Las capacidades industriales y tecnológicas de China hacen que sólo las medidas proteccionistas, o mejor aún, el enorme volumen de demanda local insatisfecha eviten por el momento que mercados como el nuestro tengan una presencia hegemónica de sus productos.

Un acuerdo estratégico de compra de commodities es una posibilidad inexorable, que en algún momento pueda acelerar esta tendencia.

Pero aún sin llegar del todo a recibir barco tras barco de marcas impronunciables ya estamos viendo el impacto de este mercado enorme en los modelos y las decisiones de fabricación, incluso de todas las marcas, generalistas o premium. Y también en el avance de la electrificación: un país que necesita desesperadamente poder reducir las emisiones o trasladarlas lejos de sus centros urbanos si recurre al carbón, está haciendo mucho más que el snobismo californiano que grita en el desierto de Trump, o la vieja Europa que aún le sigue buscando el lado amable a la nafta y el diesel.

Los chinos llegaron, se van a quedar un largo tiempo, y nuestra mayor preocupación será cómo convivir de una manera ordenada y valiosa con este fenómeno.

L.V.

***

La nueva tendencia en motos chinas: imitar la estética de las convencionales, pero usando el espacio deL motor para baterías.

Un scooter tiene un valor en origen en torno a los 500 dólares. ¿Una bici? El doble. La razón es que las primeras siguen usando baterías de plomo y las otras de litio-ion.

Las marcas como Wey y Lynk&Co, una referencia de la mejor avanzada china.

Aún en autopista, los microautos eléctricos ya son una realidad.

Trumpchi, una marca con vehículos imponentes. ¿Llegará?

Saludos a Donald... ¿Trumpchi?

Autos pequeños urbanos, bien terminados y de baja potencia (6kw) a un precio muy accesible, 4 mil dólares.

Vienen con pack eléctrico y aire acondicionado. ¿Airbag? Te lo debo.

Camiones también: 250 km de autonomía urbana, con baterías de Litio-Hierro, la tecnología más usada por su balance costo/beneficio/vida útil.

Taxi eléctrico con 400 km de autonomía urbana. La ciudad de Shenzhen, desde el asiento de un taxi BYD.

Motos para todo. Mucha agua, y alguno que “la pasó a gas”…

En la calle: estaciones de recarga de baterías y motos eléctricas.

También para autos.

De a miles: bicis, ciclomotores y motos eléctricas en las calles de Shenzhen. ¿Las CUB que se venden en Argentina? Prohibidísimas (leer nota).

"Tu próximo auto será eléctrico y/o chino. Profecía autocumplida para Leov.

Enviá tu noticia a novedades@motor1.com